BRUSELAS.- La economía de la eurozona arrancó
2019 mejor de lo esperado, con un incremento del 0,4 % de su Producto
Interior Bruto (PIB) en el primer trimestre impulsado por la vuelta al
crecimiento en Alemania y la salida de Italia de la recesión técnica,
factores que habían lastrado el avance al final de 2018.
La
segunda estimación del PIB publicada este martes por la oficina de
estadística comunitaria Eurostat confirma que la economía de la moneda
única recupera fuelle después de haber crecido solo un 0,2 % entre
octubre y diciembre del año pasado.
En el conjunto de la Unión Europea, el PIB se incrementó
un 0,5 % entre enero y marzo en comparación con el trimestre previo,
también dos décimas por encima del último trimestre de 2018.
Si
se compara con el mismo periodo del año anterior, el PIB se incrementó
un 1,2 % en la eurozona y un 1,5 % en la UE entre enero y marzo, al
mismo nivel que el trimestre anterior.
Detrás de la
mejora observada en la eurozona en el inicio de año se encuentra, sobre
todo, el repunte de la economía alemana, que tras contraerse un 0,2 % en
el tercer trimestre y estancarse en el último de 2018, ha vuelto a
avanzar un 0,4 % entre enero y marzo.
El rebote en la
principal economía del euro, que ha sufrido en los últimos meses por la
importante caída en la producción automovilística, responde
especialmente a factores internos, con un aumento notable de las
inversiones y del consumo privado, sumado a una reducción del gasto
público.
El repunte del PIB ha sido menor en Italia
(0,2 %), pero suficiente para que el país salga de la recesión técnica
en la que había entrado a finales del año pasado tras dos trimestres
consecutivos de caída (-0,1 % en ambos).
Roma, que
también ha registrado una mejora del empleo, aleja el fantasma de la
recesión en un momento en que volverá a estar bajo la lupa de la
Comisión Europea por el sustancial aumento de su deuda y déficit
públicos.
En cuanto al resto de las grandes economías
de euro, Francia ha logrado mantener su tasa de crecimiento en el 0,3 %,
la misma que en los dos trimestres anteriores, pese a la tensión social
por los "chalecos amarillos".
España, por su parte,
sigue siendo la única que crece por encima de la media comunitaria: un
0,7 % en el primer trimestre, una décima más que entre octubre y
diciembre de 2018.
Pese al arranque mejor de lo
esperado, las previsiones presentadas la semana pasada por la Comisión
Europea apuntan a que la ralentización que se observó en la segunda
mitad del año pasado se prolongará durante 2019, aunque descartan una
recesión.
Bruselas prevé que persistan la debilidad
del comercio y el sector manufacturero a nivel global, con lo que el
crecimiento en la eurozona dependerá de la demanda interna, que debería
crecer conforme mejora el empleo.
Sin embargo, el
Ejecutivo comunitario partía de la base de que remitirían las tensiones
comerciales entre Estados Unidos y China, permitiendo un repunte en
2020, un supuesto que se ha revelado erróneo con el anuncio en los
últimos días de nuevos aranceles por ambas partes.
"Uno
de los riesgos que veíamos se ha materializado (...) y esto es
negativo, pero por otra parte el primer trimestre ha sido mucho más
positivo de lo que se esperaba, así que podrían anularse el uno al
otro", apunta una fuente europea sobre la posibilidad de que la escalada
comercial arrastre a una recesión.
Por otra parte, la
tasa de empleo tanto en la eurozona como en la Unión Europea también
mejoró en el primer trimestre del año, según los datos difundidos
también este miércoles por Eurostat.
Aumentó un 0,3 %
en la eurozona, la misma cota que en los últimos tres meses de 2018, y
un 0,3 % en el conjunto de la UE, una décima más que en el periodo
previo.
Con 241 millones de personas empleadas en los
Veintiocho, 160 millones de ellas en el área de la moneda única, la
cifra de empleados en la UE "nunca había sido tan alta", destacó la
Comisión Europea en un comunicado.
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