BUCAREST.- El
líder de facto de Rumania fue enviado a prisión por tres años y medio
por el cargo de corrupción, un hecho que sacudió al gobierno de la
nación del Mar Negro que, a su vez, se enfrenta con la Unión Europea por
las preocupaciones por sus intentos de refrenar la independencia
judicial.
El
veredicto de culpabilidad contra el jefe del partido gobernante, Liviu
Dragnea, por abuso de funciones fue confirmado el lunes por la Corte
Suprema, lo que se sumó a una condena anterior por fraude electoral que
lo llevó a una pena de cárcel suspendida.
Fue el tercer golpe a su
Partido Social Demócrata en dos días tras una inesperada derrota en las
elecciones del domingo al Parlamento Europeo y un referéndum que
bloqueará parte de sus esfuerzos por reformar los tribunales.
El
caso concentra aún más el foco de atención en el este excomunista del
continente, donde Hungría y Polonia están enfrascado en disputas con la
UE por reincidencia contra la democracia y han sido amenazados con el
mismo tipo de sanciones que ahora se ciernen sobre Rumania.
Funcionarios
de Bruselas intentarían recortar los fondos para el desarrollo a los
miembros que no defiendan los valores del bloque.
También
es una vergüenza, ya que Rumania actualmente es titular de la
presidencia rotatoria de la UE. Sin embargo, es poco probable que caiga
el gabinete, liderado por la primera ministra Vasilica Viorica Dancila,
en el corto plazo.
Ella puede asumir el liderazgo del partido de forma
interina hasta que el Congreso organice un reemplazo, según varios
integrantes del partido.
"Se
enfrentará a una gran presión por parte de la base del partido", dijo
Andrei Taranu, vicedecano de la Universidad de Ciencias Políticas de
Bucarest, por teléfono. "Esto debería quedar más claro la próxima semana
cuando tengan que luchar en el Parlamento para reemplazar a Dragnea
como jefa de la Cámara Baja".
Los
inversionistas miraron más allá del anuncio. El leu operó con pocos
cambios frente al euro y mantuvo la caída del 2,2% de este año, la mayor
entre sus pares en el este de la UE.
Dragnea
se entregó a la policía y fue recibido por decenas de manifestantes en
la prisión que abuchearon y gritaron: "¡La puerta de la justicia
finalmente se cerró!".
Dragnea no estuvo presente cuando el tribunal
confirmó el veredicto de que ayudó a miembros de su partido a obtener
empleos en el sector público por los cuales se les pagó pero sin haber
trabajado.
Cuando
se le preguntó sobre cómo tomó el veredicto, su abogada, Flavia
Teodosiu, dijo enojada: "¿Cómo crees que reaccionó? ¿Cómo reaccionarías
tú?".
Los
miembros del partido dijeron que no habían hablado con él respecto al
fallo. Anteriormente, apareció solo ante sus seguidores para denunciar
lo que él llamó una "tormenta de odio" que causó la pérdida de votos del
domingo.
Si
bien su condena anterior le impidió ocupar el cargo de primer ministro,
siguió siendo el político más poderoso del país. Encabezó los recortes
de impuestos y los aumentos a los salarios estatales y al salario mínimo
que impulsó a los socialdemócratas al poder en 2016.
La
situación es muy diferente hoy.
La votación del Parlamento Europeo
destacó una caída en la popularidad del partido, mientras que la
generosidad fiscal está lista para enviar el déficit presupuestario más
allá de los límites de la UE.
No
obstante, la reforma judicial es la que más resuena en un país que está
entre los peores de la UE por corrupción y ha estado bajo un régimen de
supervisión desde que se unió al bloque en 2007.
Si
bien el gobierno dice que sus reformas crearán un sistema legal más
transparente, los planes para aliviar el castigo por delitos de
corrupción y revisar algunas condenas han sido objeto de reproches del
presidente, Klaus Iohannis, la UE y aliados occidentales. Cientos de
miles de manifestantes se han tomado las calles.
“La
condena de Dragnea es una prueba de que la justicia sigue siendo
independiente”, manifestó la oposición Unión Salvar Rumanía en un
comunicado. "Rumania ahora necesita volver a la normalidad".
Iohannis,
quien intentó sin éxito bloquear la remoción del gobierno rumano del
fiscal principal de la lucha anticorrupción, encabeza las encuestas
mientras busca la reelección.
Para
Dragnea, el futuro —más allá de la prisión— no está claro. Se las
arregló para ignorar su condena inicial para gobernar la política rumana
desde detrás de la escena.
Para
Dragnea, el caso tiene motivaciones políticas y tuvo que ser silenciado
por sus abogados el mes pasado cuando cuestionó a los cinco jueces que
lo condenaron.
"Si me van a condenar, creo que es justo que me digan por qué", dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario