LA HABANA.- El mandatario de Cuba, Miguel
Díaz-Canel, y el director ejecutivo y presidente de la petrolera
canadiense Sherritt, David Pathe, confirmaron la estabilidad y la "buena
marcha" de las inversiones conjuntas durante una reunión en La Habana,
informan este miércoles fuentes gubernamentales cubanas.
El directivo de Sherritt, una de las empresas extranjeras con mayor
presencia en la isla, fue recibido por Díaz-Canel en medio de de las
renovadas presiones de EE.UU, que activó la semana pasada el título III
de la ley Helms-Burton, la cual admite demandas en cortes
estadounidenses por propiedades confiscadas tras la Revolución.
Ambos coincidieron en la "buena marcha de las
inversiones conjuntas y en su rechazo al 'bloqueo' (embargo de Estados
Unidos sobre Cuba) y la ley Helms-Burton", señaló en Twitter el ministro
cubano de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca,
quien no especificó más detalles de la reunión.
Cuba
atraviesa un momento de incertidumbre económica debido a su ineficiente
economía y a las nuevas medidas tomadas por Washington para recrudecer
el embargo, unido a la difícil situación de su aliado Venezuela, que
disminuyó considerablemente los envíos de crudo subsidiado a la isla.
El país caribeño, que incumplió en 2018 sus ingresos por exportaciones y
mantiene un alto nivel de endeudamiento, ha aprobado una serie de
medidas para evitar caer en un nuevo "periodo especial", la intensa
crisis económica de la década de 1990, considerada entre las peores de
su historia reciente.
La inyección de capital extranjero es una de las soluciones que Habana se plantea para reflotar su dañada economía.
Con intereses que van desde la extracción de níquel y cobalto, hasta la
exploración y producción de petróleo y gas, Sherritt acumula unos 20
años de presencia en Cuba, donde es considerada una de las mayores
inversionistas extranjeras.
Las operaciones de la
compañía canadiense en la isla incluyen una empresa mixta en la rica
región minera de Moa (este) y trabajos de exploración y perforación de
crudo en la plataforma norte cubana, en conjunto con la estatal Cupet.
Cuba y Canadá mantienen una buena relación diplomática desde hace
décadas, a pesar de los misteriosos problemas de salud que afectaron a
diplomáticos canadienses y estadounidenses en la isla y que provocaron
que las embajadas de ambos países en La Habana quedaran solo con el
personal indispensable.
Ottawa anunció la semana
pasada que no "reconocerá o aplicará" ninguna sentencia emitida bajo el
Título III de la Ley Helms-Burton, que comenzó a aplicarse el 2 de mayo y
permite a ciudadanos y empresas estadounidenses pueden demandar a
compañías que se beneficien de propiedades y terrenos confiscados tras
1959 en Cuba.
La oposición del Gobierno canadiense a
esa norma estadounidense está basada "en los principios de la ley
internacional y refleja nuestra objeción a la aplicación
extraterritorial de leyes de otro país", precisó la ministra de Asuntos
Exteriores, Chrystia Freeland, en un comunicado.
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