BRUSELAS.- Los bonos alemanes a 10 años y los de
los países "periféricos" se sitúan hoy al cierre en rentabilidades
mínimas históricas, salvo en el caso de la deuda italiana, afectada por
las dudas que suscita entre los inversores el desafío de las autoridades
del país a la ortodoxia fiscal de Bruselas.
La
aversión al riesgo de los inversores, que huyen de la renta variable y
de los activos poco seguros, explica el desplazamiento de los fondos a
los mercados de deuda, con el consiguiente repunte de los precios, que
se mueven de forma inversa a las rentabilidades.
El bono alemán a 10 años, que con alguna excepción lleva
en tasas negativas desde el 22 de marzo, cierra la semana en el -0,205
%, la cota más baja de su historia, por debajo de los mínimos que había
alcanzado en octubre de 2016.
El bono español a 10
años ha cerrado en el 0,710 %, un nuevo mínimo histórico en una racha
que comenzó hace dos semanas y la prima de riesgo -que mide la
rentabilidad adicional sobre el bono alemán que piden los inversores por
comprar deuda española- se sitúa en los 92 puntos básicos.
Los títulos portugueses a ese mismo plazo se pagan al cierre de los
mercados al 0,801 % (0,855 % ayer), con la prima de riesgo en 101 puntos
básicos.
En Grecia, los títulos a 10 años que
cayeron el lunes a mínimos históricos (3,085 %), cotizan este viernes
por primera vez en su historia por debajo del 3 %, concretamente en el
2,872 %, con un recorte de la prima desde los 320 puntos básicos de la
víspera a 308.
En Italia, cuyos títulos están siendo
castigados en las últimas semanas por las dudas sobre la disciplina
fiscal del Gobierno, el bono a diez años cotiza al 2,665 %, algo por
encima del jueves (2,653 %) y la prima alcanza los 287 puntos.
Pese a este clima de euforia generalizada, la firma americana de renta
fija Pimco, uno de los mayores gestoras del mundo, advierte de que los
resultados de las elecciones europeas reafirman la cautela que los
inversores deben tener sobre la deuda soberana de la Unión Europea (UE),
al tiempo que refuerzan la expectativa de tipos bajos de interés a
largo plazo, confirman la fragilidad de la unión monetaria y reducen las
ya de por sí bajas expectativas de una mayor integración comunitaria.
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