GRIMBERGEN.- Los monjes belgas de la abadía de Grimbergen están a punto de volver a
fabricar cerveza después de una pausa de más de 200 años. La abadía,
cuyo emblema es un ave fénix con el lema latino “Ardet nec consumitur”,
que significa “Quemado pero no destruido”, fue saqueada y su cervecería
demolida en 1795 por las tropas francesas. Pero la tradición
cervecera, que se remonta al siglo XIII, se retomará con la construcción
de una nueva cervecería en el complejo monástico de Grimbergen, una
ciudad al norte de Bruselas.
Se prevé que produzca sus primeras
cervezas a finales de 2020. “Para nosotros, es importante tener en
cuenta la herencia, la tradición de los padres en la elaboración de la
cerveza, porque siempre estuvo aquí”, dijo el padre Karel Stautemas un día después de que el consejo local aprobara el
plan de la cervecería. “La cervecería y la vida religiosa siempre
fueron de la mano”, dijo Karel, uno de los 11 clérigos norbertinos que
viven en la abadía. Después de un curso en la Escuela Escandinava de
Cervecería de Copenhague que comenzó este año, se convertirá en uno de
los cinco o seis trabajadores de la nueva fábrica de cerveza.
Marc-Antoine Sochon, experto de Carlsberg, que será el responsable de la
producción de cerveza del proyecto, dijo que la planta de 10.000
hectolitros anuales tenía como objetivo fabricar versiones limitadas de
la cerveza ya elaborada a escala comercial con el nombre de Grimbergen.
“Conservaremos la misma levadura, que aportará el sabor afrutado y
picante, y empezaremos a buscar más innovaciones, como el envejecimiento
en barrica y el ‘dry-hopping’ (añadir lúpulos secos a la cerveza ya
elaborada y tras haber fermentado)”, dijo Sochon, que añadió que algunos
lotes de edición especial podrían ser de sólo 60 hectolitros. La
abadía, fundada en 1128, está vinculada a los cerveceros comerciales
desde los años 50, cuando la cervecera local Maes solicitó a los monjes
permiso para utilizar el nombre y el emblema de Grimbergen en su
“cerveza de abadía”.
Alrededor de 1,5 millones de hectolitros de esta
marca se producen actualmente en todo el mundo, y Alken-Maes, filial de
Heineken, la elabora y la vende en Bélgica, mientras que Carlsberg la
fabrica en gran parte en Francia para otros mercados. A cambio, la
abadía cobra regalías.
El proyecto, que será financiado por
Carlsberg, tiene como objetivo centrarse en la utilización de cosechas
locales. La abadía ha plantado lúpulo en su jardín. También habrá un
centro de visitantes.
Aunque pertenecen a una orden diferente, los
monjes de Grimbergen seguirán las reglas de los cerveceros trapenses de
Bélgica, que les obliga a elaborar cerveza dentro de los muros de la
abadía, controlar la fabricación y destinar los beneficios a la
conservación de la abadía y al apoyo de causas benéficas.
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