BUENOS AIRES.- Argentina mira sin grandes ilusiones su reingreso este
miércoles al club de las economías emergentes: lo que debería ser un
imán para ciertos inversores, no genera grandes expectativas en una
economía en recesión y acosada por la incertidumbre electoral.
La decisión de que el país suramericano pase de ser visto como mercado
de frontera a ser considerado como uno emergente había sido anunciada el
año pasado por MSCI, firma estadounidense que realiza índices sobre
activos de inversión.
Pero el cambio se hace efectivo recién este miércoles,
con el ingreso al MSCI Emerging Markets Index de las acciones de ocho
empresas argentinas que se cotizan en la Bolsa de Nueva York.
Las compañías elegidas son tres bancos -Grupo Financiero Galicia, Banco
Macro y BBVA Banco Francés-, tres firmas del sector de la energía y los
hidrocarburos -Pampa Energía, YPF y Transportadora Gas del Sur-, la
empresa de servicios informáticos Globant y la de telecomunicaciones
Telecom Argentina.
El ingreso al MSCI Emerging
Markets Index, un índice muy observado por los fondos de inversión
orientados a activos de mercados emergentes, beneficiará de forma
directa a estas compañías, que de hecho ya vieron mejorar sus
cotizaciones por un adelanto del "efecto MSCI".
Sin
embargo, el peso de estas ocho empresas -todas líderes en su sector en
Argentina- es mínimo dentro del índice, apenas 0,26 % del total, muy a
la sombra de activos de otros países emergentes, como China.
"La recategorización va a mejorar un poquito el mercado accionario
argentino, pero no va a sumar tanto como se esperaba. Si bien Argentina
pasa a ser emergente, ahora China tiene más peso dentro de los
emergentes. Así que, del lado de las inversiones, Argentina mucho no
puede esperar", dijo Fausto Spotorno, economista jefe del Centro
de Estudios Orlando Ferreres.
"Por lo menos sale de
la lista negra, pero no creo que sea mucho el cambio. Además, el cambio
ya está descontado por los mercados", añadió.
El
salto a los emergentes se anunció por primera vez en junio del año
pasado, cuando Argentina llevaba casi dos meses de haber ingresado en
una turbulencia cambiaria que derivo en una crisis contagiada a todos
los sectores de la economía.
En parte, el Gobierno
argentino atribuyó esa inestabilidad a una salida generalizada de
capitales de los mercados emergentes a finales de abril, aunque el
Ejecutivo de Mauricio Macri reconoció otros factores, como errores
propios en el manejo de las cuentas públicas.
La
economía argentina cayó en 2018 un 2,5 %, uno de los peores desempeños
de los últimos años, y en los primeros tres meses de este año acumuló un
descenso interanual del 5,7 %.
¿Cómo se entiende una mejora de la categoría de Argentina en una coyuntura macroeconómica de recesión?
"Es un cambio en base a reglas de juego, más que de indicadores
macroeconómicos: se trata de una economía abierta, con libre flujo de
capitales. Lo que está indicando es que Argentina tiene algunos
problemas propios de países emergentes, pero no es el caos total en
términos de regulaciones", explicó Spotorno.
El
economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, coincide en
que el cambio simplemente marca que las "reformas promercado" que
empezó a instaurar el Gobierno de Macri, como el levantamiento de las
restricciones cambiarias y comerciales, "permitieron subir un escalón".
"Pero la ponderación del 0,26 % muestra que la posición de Argentina en
el índice es prácticamente irrelevante", observó el experto, quien
recordó que para los inversores "no solo alcanza con tener ciertas
reglas sino que a la economía le vaya bien y tenga fortaleza, algo que
no se logra de un día para el otro".
Por eso, aunque
las ocho cotizantes atraigan nuevas miradas, no necesariamente habrá un
aluvión generalizado de inversiones en activos argentinos por un efecto
contagio.
El inversor, recuerdan los analistas, mira
no solo el índice MSCI, sino una multitud de otros indicadores sobre la
marcha de la economía y también, particularmente en estos momentos,
siguen con atención la compleja coyuntura política argentina en un año
marcado por las presidenciales de octubre.
"Nadie
invierte si no va a ser negocio. Y Argentina es un país en el que este
año se discute si quiere ser socialista o capitalista. El inversor no va
a decidir si suma al negocio de Argentina hasta que no definamos si
queremos ser capitalistas y después demostremos que queremos sostener
las reglas y acomodar la macroeconomía para no vivir prestado de la
deuda externa", afirmó Castiñeira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario