OSAKA.- Los líderes del G20 solo lograron acordar una declaración que reconoce
los "riesgos" que afronta la economía global y en la que todos los
países menos EEUU ratificaron los Acuerdos de París.
El G20 evidenció una fragmentación creciente a la hora de combatir el
cambio climático y de frenar el proteccionismo, en una cumbre donde el
logro mas destacado fue la tregua entre Estados Unidos y China sobre su
conflicto comercial.
Durante la reunión de dos días celebrada en la ciudad costera nipona
de Osaka, los líderes del G20 solo lograron acordar una declaración que
reconoce los “riesgos” que afronta la economía global y en la que todos
los países menos EE.UU. reafirmaron sus compromisos medioambientales
dentro de los Acuerdos de París.
El primer ministro nipón y presidente de turno del G20, Shinzo Abe,
quiso escenificar unidad al término de la reunión al afirmar que todos
los países han “respaldado los fundamentos del libre comercio” y
“encontrado un terreno común sobre cambio climático pese a sus
diferencias”, aunque también mostró cierta resignación.
“Es difícil encontrar una solución a tantos desafíos globales de una
vez, pero al menos hemos logrado mostrar una voluntad común en muchas
áreas”, afirmó el primer ministro nipón en rueda de prensa.
Y es que pese a los esfuerzos de Japón por armonizar posturas y
lograr un consenso mínimo, el encuentro se saldó con un comunicado final
insustancial que apenas aporta nada nuevo respecto a la cumbre anterior
de Buenos Aires sobre estos dos temas señalados como prioritarios.
En el texto acordado se señala “la intensificación de las tensiones
geopolíticas y comerciales” pero no se incluye ninguna mención al auge
del proteccionismo, tal y como pretendían una parte mayoritaria de
países ante los múltiples conflictos comerciales abiertos por EE.UU.
“Trabajaremos por lograr un ambiente de inversión libre, justo, no
discriminatorio, transparente, predecible y estable, y por mantener
nuestros mercados abiertos”, se añade en el documento.
El avance más significativo en el actual contexto de crispación
global sobre comercio llegó en la esperada cita bilateral entre los
presidentes de EE.UU. y China, Donald Trump y Xi Jinping, en la que
ambos acordaron seguir con las negociaciones y detener parte de las
medidas restrictivas que se aplican.
En materia de cambio climático, los países reafirmaron la
“irreversibilidad” de los Acuerdos de París y se comprometieron a la
“plena implementación” de sus medidas nacionales contra el cambio
climático, con la excepción de Estados Unidos.
En la declaración final se añade un punto en el que EE.UU. “reitera
su decisión de retirarse de los Acuerdos de París porque suponen una
desventaja para los trabajadores y contribuyentes estadounidenses”, y en
la que, pese a ello, se reconoce a ese país como “líder” en protección
medioambiental.
Al ser preguntado por este tema, Trump afirmó que “no está dispuesto a
sacrificar” el potencial de su país, y afirmó que éste tiene “los
mejores datos que nunca ha tenido” en materia medioambiental.
Ante el pesimismo por el distanciamiento de las posturas nacionales y
con casi todos los focos puestos en Trump y en citas bilaterales
durante la cumbre, algunos países optaron por defender sus prioridades
en grupos más pequeños e incluso pusieron en cuestión la utilidad del
G20 en su formato actual.
Los líderes de la UE y del Mercosur presentes en Osaka aprovecharon
el acuerdo de asociación cerrado entre ambas partes el viernes en
Bruselas para destacar la importancia del multilateralismo y del libre
comercio, y comparecieron juntos ante los medios para lanzar este
mensaje.
En la misma línea, los ministros de Exteriores de Francia y China y
el secretario general de la ONU, António Guterres, realizaron una
declaración conjunta donde urgían a actuar contra el cambio climático.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, llamó hoy a
“cambiar el formato del G20” para lograr acuerdos eficaces sobre todo en
el tema medioambiental, y se preguntó “para qué sirven” comunicados
como el cerrado hoy en Osaka.
En el texto final se incluye asimismo el objetivo de “reducir a cero”
la contaminación de plásticos en los océanos para 2050, una meta global
bautizada como “Visión de Océanos Azules de Osaka” y que se quiere
lograr “al tiempo que se reconoce el papel importante del plástico para
la sociedad”.
Organizaciones ecologistas como Greenpeace, el Centro Japonés para
una Sociedad y Medioambiente Sostenibles o Amigos de la Tierra tacharon
de insuficientes las medidas acordadas tanto en materia de cambio
climático como de residuos plásticos, y organizaron protestas en Osaka
coincidiendo con la celebración de la cumbre.
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