BUENOS AIRES.- El acuerdo comercial
alcanzado por la Unión Europea y el Mercosur al cabo de 20 años de
negociaciones es una bocanada de aire fresco para el gobierno del
liberal Mauricio Macri, en plena campaña por su reelección y con la
economía en recesión.
El entusiasmo en el gobierno argentino es
tal que el propio Macri difundió un mensaje de WhatsApp en el que su
canciller Jorge Faurie, con la voz entrecortada y al borde del llanto,
le anunció emocionado desde Bruselas que se había logrado el acuerdo.
Como un predicador, Macri sostiene desde la campaña que lo
llevó a la presidencia que Argentina debe abrirse al mundo, por lo que,
en medio de una crisis con alta inflación, caída de la actividad
económica y aumento de la pobreza, el mandatario celebra el acuerdo como
un triunfo.
"Macri llegó con la intención de cambiar la dinámica
económica de Argentina. Ha tenido como compromiso desde el inicio de su
mandato abrir la economía. Este es un momento sumamente importante para
Argentina", opinó Jason Marczak, del centro de estudios Atlantic
Council, con sede en Washington.
"Siempre hay interrogantes sobre
la sostenibilidad de las políticas en Argentina. Pero este acuerdo va a
asegurar un nuevo paso para abrir el mercado argentino. Es una señal
para las empresas y para los consumidores", analizó.
Argentina
ejerce actualmente la presidencia pro témpore (rotativa) del Mercosur,
integrado además por Brasil, Paraguay y Uruguay.
Para los cuatro
países miembros de la alianza, una de las principales ventajas será la
exportación de 99.000 toneladas de carne bovina libres de aranceles a la
UE cada año.
Los países sudamericanos podrán además exportar con
arancel cero sus cuotas de carne de res a la UE que ya tenían en el
marco de la OMC (29.000 toneladas para Argentina, 14.000 para Brasil y
6.000 para Uruguay) y que estaban tasadas al 20%.
Aunque aún resta un largo
camino por recorrer antes de que el acuerdo entre en vigor, en
Argentina hay inquietud en la industria automotriz y en el sector de la
pequeña y mediana empresa, que además atraviesan por un periodo de
ventas bajas debido a la recesión.
La historia de las negociaciones está plagada de
dificultades y escepticismo. Pero 2016, con el inicio de la gestión de
Macri en Argentina y de Michel Temer en Brasil, marcó un nuevo impulso
al acuerdo, tras más de una década de reticentes gobiernos izquierdistas
en esos países.
"Argentina fue uno de los primeros países que
reemplazó a un gobierno de corte 'populista' con uno promercado en
diciembre de 2015", evocó Bruno Binetti, profesor en la universidad
Torcuato Di Tella, de Buenos Aires.
En ese contexto, la elección
presidencial de octubre próximo "se ve como un test crucial para la
agenda de reformas económicas en toda América Latina".
"Otros gobiernos
promercado e instituciones como el FMI consideran que un regreso de la
expresidenta (Cristina) Kirchner (candidata a la vicepresidencia) al
poder sería un retroceso, por lo que han hecho todo lo posible por
respaldar a Macri en un momento crítico", señaló Binetti.
Matías
Carugati, de la consultora Management & Fit, considera que el
acuerdo implica "de alguna manera un espaldarazo a la política exterior
de Macri".
"Las buenas relaciones internacionales que desarrolló,
incluso en el G20 (que presidió en 2018), son quizás el mayor logro de
su gobierno", evaluó.
Desde la cumbre del G20 en Japón, el
presidente brasileño, Jair Bolsonaro, publicó en Twitter un video en el
que aparece junto a Macri "celebrando" el "acuerdo histórico" con la UE.
"Nuestra
alianza tiene un potencial enorme y dará mucha alegría a nuestros
pueblos", dice el texto que acompaña el video en el que ambos
mandatarios se muestran muy alegres.
Es pronto para saber si
el acuerdo beneficiará electoralmente a Macri, castigado por la crisis
económica. El presidente marcha segundo en las encuestas, detrás de la
fórmula del peronismo de centro-izquierda de Alberto Fernández y
Cristina Kirchner.
Pero la ocasión no será desaprovechada en el
contexto electoral. "El acuerdo UE-Mercosur es un paso fundamental de
nuestra política de inserción inteligente en el escenario
internacional", dijo el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.
"Antes, Argentina estaba cerrada al mundo. En 2015 éramos la tercera
economía detrás de Nigeria y Sudán, y teníamos acuerdos comerciales con
tan solo el 10% del PBI mundial", detalló.
Fernández, en cambio, no tardó en criticar. "No queda
claro cuáles serían los beneficios concretos para nuestro país. Pero sí
queda claro cuáles serían los perjuicios para nuestra industria y el
trabajo argentino", dijo el aspirante presidencial en un mensaje de
Twitter.
"Un acuerdo así no genera nada para festejar sino muchos motivos para preocuparnos", añadió.
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