SHANGHÁI.- Su
visión de convertir a China en una potencia de los vehículos eléctricos
revolucionó la industria automotriz mundial y consolidó un alejamiento
del motor de combustión. Ahora, Wan Gang aconseja prepararse para el
siguiente cambio.
El
mercado de autos más grande del mundo está preparado para adoptar los
vehículos de celdas de combustible de hidrógeno como lo hizo con los
vehículos eléctricos, dijo Wan, quien ha sido llamado el padre del
movimiento de los automóviles eléctricos de China, en una inusual
entrevista en Pekín el 9 de junio.
El
exejecutivo de Audi convertido en ministro de Ciencia y Tecnología de
China convenció a los líderes hace dos décadas para que apostaran por la
tecnología no probada de electrificación de vehículos, vendiéndola no
solo como una forma de impulsar el crecimiento económico, sino también
de enfrentar la dependencia del país de las importaciones de petróleo y
sus crecientes niveles de contaminación.
Su estrategia —utilizar
subsidios del gobierno para convencer a fabricantes de automóviles y
conductores— ha hecho de China el hogar de uno de cada dos vehículos
eléctricos vendidos globalmente en la actualidad.Y ahora es el turno
para el hidrógeno, asegura Wan.
"Deberíamos
buscar establecer una sociedad del hidrógeno", dice Wan, de 66 años,
quien ahora es vicepresidente del organismo asesor nacional de China
para la formulación de políticas, un rol que ocupa un lugar más alto que
un ministro y le da voz en la planificación futura del país.
"Necesitamos avanzar más hacia las celdas de combustible".
Eso
significa que el gobierno comprometerá recursos para desarrollar esos
vehículos, asegura. Mientras que China planea eliminar el programa de
subsidios a largo plazo para la madura industria de vehículos eléctricos
el próximo año, el financiamiento gubernamental para los vehículos de
celdas de combustible puede mantenerse hasta cierto punto, afirma Wan.
A
pesar del respaldo de gigantes de la industria como Toyota Motor Corp. y
los beneficios de los vehículos con celdas de combustible –se recargan
más rápido y son más adecuados para conducir largas distancias que los
vehículos totalmente eléctricos–, la tecnología no se ha puesto al día
con los altos precios.
Pero
China tiene la fuerza para cambiar eso convirtiendo los vehículos
propulsados por hidrógeno en una prioridad nacional, el tipo de punto de
inflexión que la industria ha estado esperando durante décadas.
Para
Wan, ingeniero mecánico educado en Alemania, el cambio hacia el
hidrógeno es un paso natural para lograr una visión de tener automóviles
eléctricos que dominen el tráfico en el interior de la ciudad, mientras
que los autobuses y los camiones con tanques de hidrógeno recorren las
carreteras del país para viajes de larga distancia.
La
adopción de vehículos de celda de combustible ha sido lenta a pesar de
que China tiene un suministro abundante de hidrógeno, asegura Wan. Hay
solo unos 1.500 vehículos de este tipo en uso hoy en día, en comparación
con más de 2 millones de vehículos puramente eléctricos, dice.
No
es solo China. Las celdas de combustible de hidrógeno han tenido
dificultades para ganar tracción en todo el mundo, no solo por los altos
costos –uno de los componentes clave es el platino–, sino también por
la falta de infraestructura y la complejidad del almacenamiento de
hidrógeno.
Luego
está la cuestión de la inflamabilidad del hidrógeno, como lo demuestra
el reciente incendio en una estación de servicio en Noruega.
"Vamos a resolver los factores que han estado obstaculizando el desarrollo de vehículos de celdas de combustible", afirma Wan.
Se
están realizando esfuerzos en Japón, que planea aumentar la cantidad de
vehículos de celda de combustible en sus carreteras a 40.000 para 2020,
aunque se estima que las ventas hasta el momento no están
cerca de ese objetivo.
En Europa, la unidad Mercedes-Benz de Daimler AG
lanzó una versión de celda de combustible de su popular todoterreno GLC.
En EE.UU., California Fuel Cell Partnership está tratando de promover
la tecnología, con éxito limitado.
En
China, los autobuses parecen estar particularmente listos para las
celdas de combustible, las cuales utilizan un proceso químico para
convertir el hidrógeno en electricidad, emitiendo solo vapor de agua.
China es, por mucho, el líder mundial en el uso de autobuses eléctricos
–con 99% del total mundial el año pasado, según el investigador BNEF–,
pero se utilizan principalmente en ciudades para distancias cortas.
Los
autobuses de hidrógeno son capaces de conducir más de 500 kilómetros
con el tanque lleno, en comparación con unos 200 kilómetros para los
eléctricos. Eso representa una gran oportunidad porque, según Wan, hay
cinco autobuses de larga distancia en China por cada bus urbano.
Más allá
del hidrógeno, Wan expresó su escepticismo acerca de la idea de que las
computadoras reemplazarán completamente la necesidad de seres humanos
en el asiento del conductor."Creo que la gente todavía quiere conducir o
tener un sentido de control", dice Wan.
También
dijo que no prevé que China emita una prohibición nacional sobre la
venta de automóviles de gasolina, ya que las autoridades provinciales
tendrán que tomar sus propias decisiones.
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