HONG-KONG.- La jefa del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, ha expresado este martes sus “más sinceras disculpas”
por la polémica generada a raíz del proyecto de ley que permitía las
extradiciones a la China continental y ha pedido a los cientos de miles
de manifestantes que han salido a la calle que le den “otra
oportunidad”.
“Os he oído alto y claro y he reflexionado mucho”, ha
afirmado Lam, en una comparecencia pública en la que ha esquivado los
llamamientos de dimisión planteados durante las protestas, que han
evidenciado una movilización sin precedentes en la que los hongkoneses
han marcado distancias con Pekín.
La líder local ha admitido tener “la mayor parte de la responsabilidad” de esta crisis,
marcada por un proyecto que abría la puerta a la extradición y que, al
menos por ahora, está paralizado. Lam ha prometido que no retomará el
proceso legislativo hasta que no haya un consenso al respecto, según el
periódico South China Morning Post.
Lam ha suavizado en varias ocasiones su postura inicial, en un
intento por acercarse a unas protestas que llegaron a sacar el fin de
semana a la calle a casi dos millones de personas, según los datos
ofrecidos por los organizadores. El debate sigue latente, tanto por la ley en sí como por la respuesta del Gobierno a las reivindicaciones sociales.
Lam ha recibido duras críticas por describir la movilización como
“disturbios”, algo que, según ha explicado, se basaba únicamente en las
informaciones que llegaban desde la movilización. La dirigente, no
obstante, se ha alineado con la Policía y no ha aclarado si se
investigarán los incidentes del 12 de junio.
Las protestas son ya el desafío más palpable a las relaciones con
Pekín desde que Reino Unido renunció a su antigua colonia hace 22 años.
Hong Kong se rige por la fórmula de ‘un país, dos sistemas’ y goza de
más libertades que la China continental, aunque no cuenta con elecciones
plenamente democráticas.
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