domingo, 30 de junio de 2019

La cumbre de altos cargos de la UE arranca con un acuerdo en papel mojado

BRUSELAS.- Los líderes de la Unión Europea (UE) retomaron este domingo sus discusiones sobre el reparto de altos cargos del bloque sin una hoja de ruta clara tras fracasar una propuesta de compromiso, augurando una maratónica noche de tensas negociaciones en Bruselas.

Las esperanzas estaban puestas horas antes en el llamado "acuerdo de Osaka", alcanzado en la ciudad japonesa entre los líderes de Francia, Alemania, Países Bajos y España y que cedía la presidencia de la Comisión al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans.
Pero los mandatarios del Partido Popular Europeo (PPE, derecha), primera fuerza en los pasados comicios a la Eurocámara, rechazaron antes de la cumbre el pacto, enfrentados especialmente con los liberales por la presidencia de la Consejo Europeo, cenáculo de los mandatarios.
"Como PPE, no hemos aprobado el paquete que se negoció en Osaka", aseguró a su llegada a la cumbre el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, asegurando que la mayoría de mandatarios de esta familia abogan por no dejar caer a su candidato a la Comisión, Manfred Weber, "tan fácilmente".
La incertidumbre abierta con el rechazo al compromiso se reflejó desde el inicio de la cumbre, que se demoró casi tres horas y media por los múltiples encuentros previos, y en el receso de tres horas que continuaba en la madrugada del lunes.
A la búsqueda de un desbloqueo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aprovechó la pausa para preguntar a cada dirigente por una eventual candidatura de Varadkar, de la política búlgara Kristalina Georgieva o del francés Michel Barnier -todos del PPE- para presidir la Comisión, según fuentes diplomáticas.
La conversaciones no se anunciaba "fáciles" vista "la forma en que se presentan las cosas, (...) por decirlo suavemente", había advertido la alemana Angela Merkel, que enfrenta la presión dentro de su propia familia del PPE por el "acuerdo de Osaka".
Cuando el PPE aparece dividido sobre apoyar a Timmermans, España, con el socialdemócrata Pedro Sánchez al frente, aumentó la presión, asegurando que los liberales también apoyan al holandés y que sería "irresponsable" no lograr un pacto este domingo, según una fuente del gobierno español.
Diez días después de fracasar en un nuevo intento de consensuar un nombre, la designación del actual vicepresidente de la Comisión Europea aparecía como una opción para desbloquear el resto de altos cargos y evitar una eventual crisis institucional con la Eurocámara.
Pero además de algunos líderes del PPE, Timmermans enfrenta el rechazo de los mandatarios de Polonia, Hungría y República Checa, que no lo consideran como "un candidato de compromiso", sino como "un candidato muy divisivo [que] no entiende Europa central", según el polaco Mateusz Morawiecki.
En su punto de mira están los procedimientos de infracción abiertos por la Comisión contra estos países, especialmente por su rechazo a respetar las cuotas del reparto de refugiados, y, en el caso de Polonia, el procedimiento abierto por su controvertida reforma judicial.
Pero estos tres países únicamente no podrían bloquear solos la designación del socialdemócrata, pero, junto a otros países, podrían comprometer su nombramiento, que necesita al menos 21 de los 28 mandatarios, cuyos países representen el 65% de la población del bloque.
Por ello, la posición de los líderes del PPE es clave. Fuentes de este partido habían indicado  que Weber estaba dispuesto a dar un paso atrás, a cambio de obtener la presidencia de la Eurocámara para él y la presidencia del Consejo Europeo para su familia política.
La exigencia de los liberales de este último cargo habría dado al traste con un eventual compromiso. El primer ministro belga, Charles Michel, suena como candidato al Consejo por los liberales, mientras que, por el PPE, el presidente rumano, Klaus Iohannis, aparece en las quinielas.
De no llegar a un pacto este domingo, los líderes podrían verse de nuevo el 15 de julio, según fuentes diplomáticas, pero se exponen a dejar las riendas del reparto de altos cargos a la Eurocámara, que escoge a su presidente el próximo miércoles.
Aunque no corresponde a los líderes escoger al líder del Parlamento Europeo, este cargo cuenta en la designación por los mandatarios de los jefes de la Comisión y del Consejo, así como de la diplomacia europea, que deben respetar equilibrios geográficos, políticos y de género.
Los líderes, que también deben escoger al próximo presidente del Banco Central Europeo (BCE), se verían más limitados a partir del 3 de julio en su elección del sucesor del luxemburgués Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión, cargo para el que la Eurocámara también tiene una exigencia.
Los eurodiputados, que deben validar la elección de los mandatarios, exigen que el candidato a presidir la Comisión designado haya liderado a su familia política durante los comicios europeos, una condición que cumplen Weber, Timmermans y, para algunos, la liberal danesa Margrethe Vestager.
Una fuente diplomática italiana asegura que la idea de designar a alguien que no fue candidato principal, como Barnier, "se abre paso lentamente", algo que podría anunciar un pulso con la Eurocámara.

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