BRUSELAS.- Los líderes de la Unión
Europea (UE) retomaron este domingo sus discusiones sobre el reparto de
altos cargos del bloque sin una hoja de ruta clara tras fracasar una
propuesta de compromiso, augurando una maratónica noche de tensas
negociaciones en Bruselas.
Las esperanzas estaban puestas horas
antes en el llamado "acuerdo de Osaka", alcanzado en la ciudad japonesa
entre los líderes de Francia, Alemania, Países Bajos y España y que
cedía la presidencia de la Comisión al candidato socialdemócrata, el
holandés Frans Timmermans.
Pero los mandatarios del Partido Popular Europeo (PPE,
derecha), primera fuerza en los pasados comicios a la Eurocámara,
rechazaron antes de la cumbre el pacto, enfrentados especialmente con
los liberales por la presidencia de la Consejo Europeo, cenáculo de los
mandatarios.
"Como PPE, no hemos aprobado el paquete que se
negoció en Osaka", aseguró a su llegada a la cumbre el primer ministro
irlandés, Leo Varadkar, asegurando que la mayoría de mandatarios de esta
familia abogan por no dejar caer a su candidato a la Comisión, Manfred
Weber, "tan fácilmente".
La incertidumbre abierta con el rechazo
al compromiso se reflejó desde el inicio de la cumbre, que se demoró
casi tres horas y media por los múltiples encuentros previos, y en el
receso de tres horas que continuaba en la madrugada del lunes.
A
la búsqueda de un desbloqueo, el presidente del Consejo Europeo, Donald
Tusk, aprovechó la pausa para preguntar a cada dirigente por una
eventual candidatura de Varadkar, de la política búlgara Kristalina
Georgieva o del francés Michel Barnier -todos del PPE- para presidir la
Comisión, según fuentes diplomáticas.
La conversaciones no se
anunciaba "fáciles" vista "la forma en que se presentan las cosas, (...)
por decirlo suavemente", había advertido la alemana Angela Merkel, que
enfrenta la presión dentro de su propia familia del PPE por el "acuerdo
de Osaka".
Cuando el PPE aparece dividido sobre apoyar a
Timmermans, España, con el socialdemócrata Pedro Sánchez al frente,
aumentó la presión, asegurando que los liberales también apoyan al
holandés y que sería "irresponsable" no lograr un pacto este domingo,
según una fuente del gobierno español.
Diez
días después de fracasar en un nuevo intento de consensuar un nombre,
la designación del actual vicepresidente de la Comisión Europea aparecía
como una opción para desbloquear el resto de altos cargos y evitar una
eventual crisis institucional con la Eurocámara.
Pero además de algunos
líderes del PPE, Timmermans enfrenta el rechazo de los mandatarios de
Polonia, Hungría y República Checa, que no lo consideran como "un
candidato de compromiso", sino como "un candidato muy divisivo [que] no
entiende Europa central", según el polaco Mateusz Morawiecki.
En
su punto de mira están los procedimientos de infracción abiertos por la
Comisión contra estos países, especialmente por su rechazo a respetar
las cuotas del reparto de refugiados, y, en el caso de Polonia, el
procedimiento abierto por su controvertida reforma judicial.
Pero estos tres países únicamente no podrían bloquear
solos la designación del socialdemócrata, pero, junto a otros países,
podrían comprometer su nombramiento, que necesita al menos 21 de los 28
mandatarios, cuyos países representen el 65% de la población del bloque.
Por
ello, la posición de los líderes del PPE es clave. Fuentes de este
partido habían indicado que Weber estaba dispuesto a dar un
paso atrás, a cambio de obtener la presidencia de la Eurocámara para él y
la presidencia del Consejo Europeo para su familia política.
La
exigencia de los liberales de este último cargo habría dado al traste
con un eventual compromiso. El primer ministro belga, Charles Michel,
suena como candidato al Consejo por los liberales, mientras que, por el
PPE, el presidente rumano, Klaus Iohannis, aparece en las quinielas.
De no llegar a un pacto
este domingo, los líderes podrían verse de nuevo el 15 de julio, según
fuentes diplomáticas, pero se exponen a dejar las riendas del reparto de
altos cargos a la Eurocámara, que escoge a su presidente el próximo
miércoles.
Aunque no corresponde a los líderes escoger al líder
del Parlamento Europeo, este cargo cuenta en la designación por los
mandatarios de los jefes de la Comisión y del Consejo, así como de la
diplomacia europea, que deben respetar equilibrios geográficos,
políticos y de género.
Los líderes, que también deben escoger al próximo
presidente del Banco Central Europeo (BCE), se verían más limitados a
partir del 3 de julio en su elección del sucesor del luxemburgués
Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión, cargo para el que la
Eurocámara también tiene una exigencia.
Los eurodiputados, que deben validar la elección de los mandatarios,
exigen que el candidato a presidir la Comisión designado haya liderado a
su familia política durante los comicios europeos, una condición que
cumplen Weber, Timmermans y, para algunos, la liberal danesa Margrethe
Vestager.
Una fuente diplomática italiana asegura que la idea de
designar a alguien que no fue candidato principal, como Barnier, "se
abre paso lentamente", algo que podría anunciar un pulso con la
Eurocámara.
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