PARÍS.- El mercurio seguía
subiendo este martes en Europa, especialmente en el oeste del
continente, con temperaturas inéditas para un mes de junio que podrían
intensificarse en los próximos días en varios países.
En
Francia, donde la ola de calor proveniente del desierto del Sahara se
instaló desde inicios de semana, las autoridades emitieron una alerta
naranja en 65 departamentos del país y pidieron a los residentes tomar
precauciones.
El país sigue traumatizado por la ola de calor de agosto
de 2003, a la que se le atribuye la muerte de 15.000 personas,
principalmente ancianos, más vulnerables al calor.
"Soy una
persona de la tercera edad, así que me voy a quedar en casa", dijo Mireille Soler, una marsellesa de 80 años. "Tomo mucha agua, me
hidrato. Pero este calor es preocupante, me pregunto cómo serán los
próximos años", añade esta octogenaria.
En París, que como todas
las grandes ciudades se convierten durante episodios caniculares en
burbujas de calor debido al cemento, a las actividades humanas y a la
falta de árboles, los residentes tomaban por asalto las piscinas
municipales de la ciudad.
"Traje a los niños para que se
refresquen un poco, en casa nos sentimos sofocados", cuenta Cecilia
Teran, una madre de dos pequeños de 7 y 2 años. El termómetro marcaba el
martes por la tarde en la capital francesa 32 °C.
Según el
organismo nacional de previsión meteorológica, Météo France, esta racha
de calor no tiene precedentes, para un mes de junio, desde 1947 por su
intensidad.
Los expertos prevén que el termómetro siga subiendo
el miércoles, hasta superar los 40 °C en varias localidades del este y
del centro de Francia, como Besanzón, Clermont-Ferrand o Lyon, y se
extenderá hasta finales de semana, al menos en el sureste del país.
En España, esta ola de
calor durará al menos hasta el 1 de julio. Las temperaturas podrían
alcanzar el viernes 45 °C en Gerona y 44 ºC el fin de semana en
Zaragoza, ambas en el noreste del país.
"El infierno 'is coming'",
anunció en su cuenta Twitter la meteoróloga Silvia Laplana, del canal
público RTVE, junto a un mapa prácticamente teñido de rojo.
"Por supuesto que en verano hace calor pero cuando
hablamos de una ola de calor tan extensa e intensa, en la que,
previsiblemente, se batirán récords, eso ya no es lo normal", afirmó.
La
agencia española de meteorología, Aemet, puso en alerta naranja a cinco
provincias del norte para el miércoles, cuando el país comenzará a
sentir el fenómeno "excepcionalmente adverso" de la ola de calor, con
temperaturas de hasta 39 ºC.
La alerta se extenderá el jueves a
un total de diez provincias, en el centro y el noreste, por temperaturas
extremas de hasta 41 ºC.
En Alemania, donde los meteorólogos han
advertido que se podría romper un récord de 38,5 ºC para un mes de
junio, las autoridades han impuesto restricciones de velocidad en
algunos tramos de las autopistas hasta nuevo aviso, debido al riesgo de
que el asfalto caliente se rompa por las temperaturas inusualmente
altas.
Más al este, en Lituania,
27 personas se han ahogado en lo que va de junio entre las multitudes
que acuden a lagos y ríos para refrescarse. Las temperaturas se elevan
en ese país a un inusual máximo de 35,7 ºC.
Para los científicos no cabe duda: las canículas, cada vez más frecuentes y precoces, son un síntoma del cambio climático.
"Nuestro
diagnóstico es que cada vez van a ser más precoces, más intensas y más
frecuentes", advierte Jean Jouzel, ex vicepresidente del Giec (expertos
del clima de la ONU).
"Los
veranos más calurosos en Europa desde el año 1500 son todos de
principios del siglo XXI: 2018, 2010, 2003, 2016, 2002", apunta Stefan
Rahmstorf, investigador del Potsdam Institute for Climate Impact
Research (PIK).
"Este aumento de los extremos de calor se está
produciendo como la ciencia había previsto, como resultado directo de un
calentamiento inducido por los gases de efecto invernadero de la
combustión de carbón, petróleo y gas", añade.
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