LA PAZ.- Bolivia estrenó este domingo la
planta hidroeléctrica San José 2, capaz de generar 69 megavatios, y que
encamina al país a la meta de alcanzar las reservas suficientes para
comenzar a exportar electricidad a sus vecinos.
Esta
segunda fase, edificada en el municipio de Colomi del departamento de
Cochabamba, se suma a la anterior inaugurada el año pasado y que juntas
"están generando 124 megavatios", aseguró el presidente de Bolivia, Evo
Morales, en la entrega de la obra.
Morales señaló que con la hidroeléctrica San José 2 el
país genera alrededor de 2.300 megavatios de los que se prevé 1.600 se
destinen a cubrir la demanda interna de Bolivia durante este año.
"Este año vamos a incorporar 1.000 megavatios a las reservas que
tenemos", manifestó el jefe de Estado al referirse a proyectos que se
calcula entren en funcionamiento en las regiones de Tarija, Santa Cruz y
Cochabamba para llegar a 3.300 de producción.
Morales recordó que la generación de energías limpias como la eólica,
solar y la que generan varias termoeléctricas e hidroeléctricas fueron
unas de las apuestas más importantes de su Gobierno luego de que hace
unos años la producción y la demanda de electricidad estaban casi
emparentadas.
"No nos falta energía, nos sobra, y nos estamos preparando para exportar energía", enfatizó el presidente boliviano.
Justamente, parte del proyecto está orientado está orientado a exportar
electricidad al norte argentino, algo que se está "negociando",
precisó.
El país espera producir más de 3.000
megavatios con la ejecución de varios proyectos hidroeléctricos, con
miras a exportar 1.000 megavatios hacia 2020.
La
Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Gobierno de China son algunos
de los principales socios de Bolivia para la construcción de proyectos
hidroeléctricos con la finalidad de hacer del país en uno de los
referentes en producción de electricidad en América del Sur.
Bolivia todavía planifica construir la hidroeléctrica del Bala-Chepete,
en el departamento de La Paz, que según estima el Gobierno boliviano
generará unos 3.000 megavatios, uno de los proyectos de mayor impacto en
el área.
Sin embargo, la iniciativa ha encontrado la
oposición de algunas comunidades indígenas y grupos ambientalistas que
anticiparon que una posible puesta en marcha podría tener un efecto
ambiental adverso.
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