GINEBRA.- Los líderes de Alemania, Angela Merkel, y de Francia,
Emmanuel Macron, reconocieron hoy el miedo que se ha apoderado de los
trabajadores de sus países frente a la digitalización y robotización de
la economía, y urgieron a que se protejan sus derechos en medio de estos
cambios inéditos.
"La relación clásica entre el
empleado y empleador también se va a transformar, cómo podrán
protegerse, por ejemplo, los derechos de trabajadores de plataformas
(digitales), cómo podrán complementarse la inteligencia humana y la
artificial", son preguntas que están en la cabeza de todos, dijo la
canciller alemana.
Merkel y Macron reflexionaron por separado sobre el
futuro del trabajo en la conferencia anual de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que dedica su centenario a promover una
reflexión profunda sobre esas cuestiones.
"Los
puestos de trabajo serán diferentes y exigirán nuevas competencias. Esto
afectará a muchas personas y en Alemania los trabajadores se preguntan
si podrán seguir adelante con sus competencias o si encontrarán un buen
trabajo", comentó Merkel, quien agregó que esto anticipa los grandes
desafíos a los que tendrán que hacer frente los políticos.
En su alocución, Macron fue más lejos en su reflexión y no dudó en
decir y repetir que el mundo afronta una crisis casi existencial, "de
civilización", y que ésta es a la vez social, económica y
medioambiental.
"En los últimos 40 años el
capitalismo de acumulación ha pervertido la organización de nuestras
sociedades", denunció, tras reconocer que, pese al grave impacto social
que tuvo la crisis financiera que arrancó en 2008, el modelo económico
actual sigue siendo el mismo que imperaba en ese entonces.
"Los que escucharon hace tiempo que la apertura del mundo era buena
descubrieron luego el otro lado de la medalla: deslocalizaciones,
degradación de las condiciones de vida y de trabajo, 'dumping' social y
medioambiental", relató Macron.
Francia, agregó, está
decidida a impulsar estas reflexiones y la lucha contra la desigualdad
durante su actual presidencia del G7.
A nivel europeo impulsará la idea de un salario mínimo, de la que Merkel dijo en su intervención que su Gobierno comparte.
"Tenemos que ver cómo tener un salario mínimo comparable teniendo en
cuenta el nivel de vida en los diferentes países, pero al menos que haya
condiciones mínimas de trabajo", defendió la canciller.
Ambos dijeron que apoyan sin ambigüedades la declaración con motivo del
centenario de la OIT, que más allá que un cúmulo de buenas intenciones
se espera que ofrezca orientaciones concretas a los gobiernos sobre cómo
abordar los acelerados y drásticos cambios en el mundo del trabajo.
"Cuando se habla de robotización, de inteligencia artificial, de
digitalización, la gente tiene miedo, no ve oportunidades, sino
amenazas", recalcó el presidente francés.
Además,
Macron prometió el decidido apoyo de su Gobierno a una Convención
Internacional sobre Violencia y Acoso en el Trabajo, que está en un
estado avanzado de negociación y que la OIT espera reciba el apoyo
definitivo de sus miembros -gobiernos, sindicatos y patronales- durante
esta conferencia, que concluye el próximo día 21.
Entre los puntos pendientes para la adopción de esta convención está el
reclamo del sector de los empleadores para que se defina mejor lo que
son violencia y acoso, y las conductas que los caracterizan.
Asimismo, esperan que se limite el carácter temporal y geográfico de
una situación de acoso, así como la responsabilidad que tendría o no el
empleador en caso de que ocurriese entre colegas pero fuera del lugar de
trabajo.
La saliente primera ministra británica,
Theresa May, es esperada también hoy en la conferencia de la OIT, en la
que se anticipa que expondrá el futuro del trabajo en su país en el
contexto del "brexit".
Esta será la última
participación de May en un foro internacional antes de la elección de su
sucesor al frente del Partido Conservador y del Gobierno británico, que
debe concretarse a finales de la próxima semana.
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