viernes, 5 de julio de 2019

Pedir peras al olmo del Parlamento Europeo / Félix de la Fuente *

Dice el refrán que no se pueden “pedir peras al olmo”. El Parlamento Europeo tendrá que decidir dentro de unos días si da el visto bueno a los altos cargos propuestos por el Consejo Europeo, es decir propuestos por los jefes de Gobierno de los Estados miembros. ¿Dirá no? Estamos ante la prueba del fuego. 
Vamos a ver si las elecciones al Parlamento Europeo sirven para algo o son pura pantomima. Si las grandes decisiones se toman en el Consejo Europeo, prescindiendo de la opinión del Parlamento Europeo o forzando a los parlamentarios a votar en el sentido que les indiquen sus jefes de partido, ¿Qué sentido tiene tener un parlamento que no decide?

Todavía suenan en nuestros oídos los amenazas que colgaban sobre nuestras cabezas. si no participábamos en las elecciones al Parlamento Europeo. “Los euroescépticos y los populistas se adueñarían del proyecto europeo”, y “votar una lista transnacional sería un voto perdido”. 
Los que votamos por una lista transnacional, lamentablemente, teníamos razón. Pura farsa. Votos perdidos en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo han sido todos, pues la UE sigue el mismo camino de siempre, y ahora sin poder echar la culpa a los políticos británicos. La imagen decepcionante que nos han dado los líderes europeos estos días tratando de repartirse los puestos de poder de las instituciones europeas son la prueba más evidente de un nacionalismo puro y duro. 
Para los jefes de Gobiernos de los 27 países se trataba de elegir personalidades competentes, y no dudo de que las personas elegidas lo sean, pero ante todo se trataba de elegir personas del propio país, personas nacionales, de repartirse los puestos entre los grandes países de la UE y entre los tres grandes partidos (Partido Popular Europeo. Partido de los Socialistas Europeos y Partido Liberal Europeo), como si Borrell tuviera que representar a España o la presidenta de la Comisión tuviera que defender los intereses de Alemania. 
“España adquiere peso en Europa”, “ahora estamos mejor representados”, esto es lo que oímos en todos los telediarios. Mientras en la UE priven exclusivamente las ideas nacionales (=nacionalistas), no podremos decir lo más mínimo contra los nacionalismos regionales.

Los europarlamentarios estaban pidiendo un sistema más democrático para la elección de todos estos cargos, pero han sido ninguneados y, con ellos, hemos sido ninguneados todos los ciudadanos, pues conviene recordar que, aunque los europarlamentarios sean más representantes de sus respectivos partidos políticos que de los ciudadanos, es la única institución democráticamente elegida a nivel europeo y, por tanto, la única que nos puede representar. Los jefes de gobierno han sido elegidos para gobernar su país respectivo, pero no para gobernar la UE, y si embargo pretenden asumir el papel decisivo en Europa.

Según el art. 17 del Tratado de la UE. El presidente de la Comisión deberá someterse a la aprobación por mayoría de los miembros del Parlamento Europeo. La ocasión está servida en bandeja para demostrar que las elecciones al Parlamento Europeo sirven para algo y que en democracia es la voz de los ciudadanos la que debe contar. ¿Se atreverán a protestar los europarlamentarios contra el sistema que ha seguido el Consejo Europeo “yo me lo guiso, yo me lo como”? Creo que esto será “pedir peras al olmo”.

Pero hay oro refrán español que dice “donde las dan las toman”. Los diputados se olvidan de que ellos son meros representantes de los ciudadanos. Y en este caso concreto, hace ya varios años que muchos ciudadanos venimos pidiendo poder elegir directamente al menos al Presidente de la Comisión y al Presidente del Consejo Europeo. 
Sin embargo, el Parlamento Europeo no solo ha hecho caso omiso de estas reclamaciones, sino que ni siquiera se atreve a defenderlas. Y aunque los ciudadanos no lo hubiéramos pedido, la obligación de los europarlamentarios es ofrecer esta oportunidad al ciudadano. Si el Consejo se pasa por alto las propuestas del Parlamento Europeo, lo único que podemos decir los ciudadanos al Parlamento Europeo es que “donde las dan las toman”.
(*) Ex funcionario del Parlamento Europeo

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