WASHINGTON.- El déficit en el comercio
internacional de bienes y servicios de Estados Unidos subió un 8,4 % en
mayo hasta los 55.500 millones de dólares, la mayor cifra en lo que va
de año, informó hoy el Departamento de Comercio.
El dato es algo superior a las previsiones de los analistas, que habían anticipado un déficit de 54.400 millones de dólares.
En mayo, las exportaciones alcanzaron un valor de
210.600 millones de dólares, un 2 % más que en el mes anterior; y las
importaciones ascendieron un 3,3 %, hasta los 266.200 millones de
dólares.
En los primeros cinco meses del año, el déficit comercial ha aumentado un 6,4 %.
El alza de mayo vino dada en gran parte por el abrupto aumento en las
importaciones de automóviles, de un 7,5 %, así como al incremento del 11
% en las importaciones de crudo.
El déficit con
China, muy sensible políticamente por la guerra comercial desatada por
el presidente estadounidense, Donald Trump, subió en mayo un 12 %, hasta
los 30.200 millones de dólares.
El pasado fin de
semana Trump se reunió en el marco de la cumbre del G20 de Japón con el
presidente chino, Xi Jinping, y alcanzaron una nueva tregua en la
disputa comercial, lo que ha animado a los mercados financieros.
Trump acordó no imponer nuevos aranceles a las importaciones chinas,
mientras que Xi prometió aumentar las compras de productos agrícolas
estadounidenses.
El mandatario llegó a la Casa Blanca
con la promesa de reducir el abultado déficit comercial en el país,
pero tras más de dos años en el cargo no ha logrado reducir el
desequilibrio.
Pese a las promesas de Trump de reequilibrar el déficit
que, a su juicio, responde al trato injusto que le dan sus socios
comerciales, lo cierto es que no ha logrado reducirse y cerró 2018 en el
mayor registro desde 2008.
De hecho, los economistas
consideran que la balanza comercial no es un indicador significativo de
la salud económica de un país.
Estados Unidos, como
primera economía mundial, suele ver cómo aumentan históricamente los
déficit durante las épocas de bonanza al incrementar el apetito de los
estadounidenses por las importaciones.
Precisamente,
Estados Unidos vive un momento de sólida expansión económica, con una
tasa anual de crecimiento del 3,1 % en el primer trimestre de 2019,
espoleado por el agresivo estímulo fiscal lanzado por Trump a través del
recorte de impuestos para las empresas y, en menor medida, los
trabajadores.
Estas tensiones ha provocado inquietud en los mercados financieros y dudas sobre la evolución de la economía global.
En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó en su
asamblea de primavera sus últimas previsiones de crecimiento global, que
redujo en dos décimas respecto a lo calculado en enero, hasta el 3,3 %
como consecuencia de los efectos sobre la actividad económica mundial de
estas tensiones comerciales.
La directora gerente
del Fondo, Christine Lagarde, ha insistido recientemente en que la
economía global vive "un momento delicado" y urgió a no caer en medidas
proteccionistas, que calificó como "heridas autoinfligidas".
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