KIEV.- La canciller alemana, Angela Merkel, irrumpió este viernes en la campaña
electoral ucraniana del lado del presidente Petró Poroshenko, pese a
los altibajos de su relación por el estancamiento del proceso de paz en
el Donbas y el gasoducto Nordstream 2.
La foto en la Cancillería berlinesa se produjo a nueve días de la
segunda vuelta de las presidenciales, que Poroshenko encara en
desventaja según los sondeos, que ponen en cabeza a la revelación
política del país, el comediante Vladímir Zelenski.
La canciller y el presidente subrayaron la profundidad de las
relaciones bilaterales, especialmente en los momentos difíciles que
atraviesa Ucrania en el frente económico y por el conflicto con los
separatistas prorrusos en el este del país, en vías de enquistarse para
beneficio de Moscú.
En respuesta a las críticas desde Kiev y Berlín por el uso
electoralista del encuentro, Merkel alegó que es “importante” que ambos
países sigan “en contacto”, también en “tiempos electorales”, por la
trascendencia de los asuntos bilaterales en juego, por la implicación de
Alemania en la estabilidad de Ucrania y su orientación pro europea.
Poroshenko incidió en este argumento, afirmando que cuestiones como
“la seguridad” de su país, la “cooperación económica” bilateral o la
“orientación europea” de Ucrania, simplemente “no se pueden congelar”
por las urnas.
Por su parte el presidente francés, Emmanuel Macron, va a recibir en
unos días a Poroshenko, pero ha avanzado que también se entrevistará con
Zelenski.
Merkel, no obstante, se mostró cauta ya que dijo que las relaciones
entre ambos países, que se han intensificado en los últimos años a raíz
de la crisis ucraniana, van más allá de las personas.
“Independientemente de lo que suceda en las elecciones, seguiremos
apoyando un desarrollo positivo para Ucrania”, aseguró la canciller, que
recalcó que Alemania está “firmemente del lado de Ucrania” en la
defensa de su integridad territorial y su soberanía nacional.
Además, ambos líderes pasaron de puntillas por sus actuales
fricciones, que les separan en asuntos clave, y que van desde la falta
de avances en el proceso de paz trazado en el Acuerdo de Minsk de 2014
al controvertido gasoducto Nord Stream 2.
Merkel reivindicó la vigencia del llamado “formato Normandía”, por el
que Kiev y Moscú se sientan a dialogar sobre el conflicto en el este de
Ucrania con la mediación de Berlín y París, y aseguró que este
mecanismo seguirá siendo válido tras las elecciones.
Reconoció en este ámbito que los avances han sido escasos en la
implementación de la hoja de ruta pactada en el Acuerdo de Minsk, el
principal fruto de este formato, y lamentó que ni siquiera se haya
logrado en casi cinco años “una tregua estable”.
“Creo sin embargo que hay que seguir por este camino, que creo es el único con el que podemos avanzar”, señaló.
Sin embargo, aplaudió los progresos que ha logrado Kiev en el ámbito
económico, pese al coste social que están teniendo las duras reformas.
“Afortunadamente se han producido algunos éxitos, pero en algunos
puntos queda aún mucho hacer”, afirmó la canciller, que instó a Kiev a
seguir avanzando por el “complicado camino” hacia la transparencia en
las instituciones públicas, lastradas por la corrupción.
Poroshenko, que ha arrastrado los pies en algunos puntos del Acuerdo
de Minsk, se mostró dispuesto a convocar una nueva reunión en el
“formato Normandía” tras las elecciones, pero siempre que Rusia libere
previamente a los 24 marineros rusos que detuvo en el incidente naval
del estrecho de Kerch.
Con respecto al Nord Stream 2, el presidente recordó que aboga por
detener su construcción. Ucrania alega que con este gasoducto, que unirá
directamente Rusia y Alemania, Moscú pretende perjudicar a Kiev, que
hasta ahora, como país que atraviesan otras conducciones similares, se
ha beneficiado de las jugosas tasas de tránsito.
Merkel, que primero defendió que se trataba de un proyecto meramente
empresarial y reconoció ya hace unos meses que tenía una componente
política, se limitó a decir que hay un elemento en el que Poroshenko y
ella están de acuerdo.
“Tenemos el objetivo común de que Ucrania siga siendo país de
tránsito”, indicó la canciller remitiendo a las conversaciones que ha
mantenido a dos bandas con Kiev y Moscú para asegurarse de que este
gasoducto se construya y que, de forma paralela, no se resientan las
arcas públicas ucranianas.