WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio por terminada este lunes su tregua comercial de seis meses con China, y altos funcionarios de su gobierno acusaron a Pekin de dar marcha atrás antes de las negociaciones clave previstas para esta semana.
Aranceles a bienes chinos importados por 200.000
millones de dólares serán más que duplicados a 25% desde las 04:01 GMT
del viernes, anunció el representante comercial de Estados Unidos Robert
Lighthizer, según medios de prensa.
Los principales negociadores de las dos mayores economías
mundiales decían estar cerca de un acuerdo, pero Pekin hizo retrocesos
en los últimos días, según Washington.
La reanudación de la guerra
arancelaria derribó mercados y asustó a las empresas estadounidenses,
especialmente a las agrícolas que esperaban una solución al conflicto
que lleva casi un año y afecta a bienes de los dos países por 360.000
millones de dólares.
Antes de las declaraciones de los
funcionarios, Wall Street había reducido la caída de la apertura porque
los inversores consideraron que las amenazas de Trump eran parte de su
táctica de negociación.
"En el curso de la última
semana, hemos visto una erosión en los compromisos de China. Yo diría
que se está retirando de compromisos que, a nuestro juicio, ya se habían
alcanzado", dijo Lighthizer, según medios estadounidenses.
El
secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en tanto, fue citado diciendo que
se había completado el 90% de las negociaciones, pero en los últimos
días hubo "sustanciales retrocesos".
En las últimas semanas, funcionarios indicaban que ambas
partes se encaminaban a solucionar los reclamos estadounidenses sobre la
transferencia forzada de tecnología a China, así como a la reducción
del déficit comercial bilateral que exige Trump.
"Durante años, Estados
Unidos ha estado perdiendo de 600.000 a 800.000 dólares en comercio. Con
China perdemos 500.000 millones de dólares", tuiteó el lunes.
"Disculpen, pero no lo haremos más", agregó en el tuit.
Trump
siguió equiparando el déficit comercial estadounidense a una pérdida o a
pagos a los socios comerciales, y a los aranceles como un pago a
Estados Unidos.
Sin embargo, economistas señalan que son las empresas y
los consumidores de Estados Unidos quienes ponen el dinero para esos
aranceles que terminan trasladándose a los precios.
William
Reinsch, experto en comercio del Center for Strategic and International
Studies, dijo que China jamás admitirá las demandas de Estados Unidos.
"De
alguna manera, el presidente verá que no va a lograr todo lo que
quiere", dijo. Eso lo pondrá en "una precaria posición
política", añadió. Lo tildarán de "débil" si el acuerdo no es
considerado bueno, o dirán que "fracasó" si no acuerda nada.
Freya
Beamish de la firma Pantheon Macroeconomics advirtió que la agresividad
puede costarle cara a Trump: "Es mucho más difícil para los líderes
chinos firmar como si lo hubieran hecho con un revolver apuntándole a la
cabeza", ilustró.
Fabricantes y
productores agrícolas de Estados Unidos eran optimistas debido a las
señales de que las negociaciones estaban entrando en su fase final. Ese
optimismo se vigorizó cuando Pekin dijo que enviaría a Washington a un
centenar de funcionarios para trabajar en el tema.
La esperanza de
un cese de los aranceles por 360.000 millones de dólares que se
aplicaron ambas potencias era un bálsamo para empresas y productores que
sufren la guerra comercial.
Trump atribuyó a los
aranceles el sólido crecimiento de la economía estadounidense en el
primer trimestre del año. Pero economistas y empresas dicen que han
generado incertidumbre y han demorado inversiones.
"Sabemos, sin
embargo, que los aranceles de Estados Unidos acaban siendo costeados por
los consumidores y empresas debido a que elevan los costos" de
importación, dijo Gregory Daco, de Oxford Economics.
"Es más, en el pasado el desempeño de la economía ha sido frenado y no facilitado por las tarifas", dijo.
Y
subir los aranceles a los restantes bienes chinos generaría la
inmediata represalia de Pekin, que le costaría a Estados Unidos una
rebaja de 0,3 puntos en el crecimiento de su PIB.
Pese a la
embestida de Trump, el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Geng
Shuang, dijo que un equipo se estaba preparando para viajar a las
negociaciones en Estados Unidos. No dijo si el jefe de las
negociaciones, Liu He, estaría en la delegación.
El analista del banco Wells Fargo, Paulo Christopher, dijo que con
todo lo que se ha avanzado aún espera que lleguen a un acuerdo.
"Ambos
líderes tienen fuertes problemas políticos domésticos y razones
económicas como para evitar el significativo impacto negativo de un
error de cálculo", indicó.
Sin embargo, apuntó que si bien un
acuerdo podría ser positivo para ambos, "nuevos aranceles o un colapso
de las negociaciones podría estropear rápidamente el panorama" al
debilitar el comercio y el crecimiento mundial.