PEKÍN.- China volvió a alzar el tono este domingo en su guerra comercial contra Estados Unidos, rechazando su responsabilidad en el fracaso de las negociaciones con Washington y sin dejar entrever una salida a la crisis en el corto plazo.
En
cuestión de días, Pekín pasó claramente a la contraofensiva, casi un
año después de su enfrentamiento económico con Washington, con amenazas
de embargo a ciertos metales, "lista negra" de empresas extranjeras,
alza de aranceles y retórica de guerra.
"La
guerra comercial no devolvió la grandeza a Estados Unidos", lanzó desde
Pekín el viceministro chino de Información, Guo Weimin, parafraseando
el lema de campaña del presidente norteamericano, "Make America great
again".
El
mandatario estadounidense aumentó en julio de 2018 los aranceles a
productos chinos, una medida a la que China respondió con sanciones a
productos de Estados Unidos.
Desde
entonces, los precios y costes de producción aumentaron en Estados
Unidos, sus exportaciones hacia China bajaron y el crecimiento mundial
está amenazado, resumió Guo al presentar a la prensa un Libro Blanco.
Este
documento, de 21 páginas y que resume las posiciones chinas, se publicó
un día después de la entrada en vigor de nuevos aranceles punitivos a
productos estadounidenses por un valor de 60.000 millones de dólares
importados cada año a China, en respuesta a las últimas sanciones
estadounidenses, adoptadas a principios de mayo contra 200.000 millones
de dólares de productos chinos.
Casi
al mismo momento, desde Singapur, el ministro chino de Defensa aseguró
que la segunda potencia económica mundial responderá a las embestidas de
Washington.
"Respecto
a la fricción comercial iniciada por Estados Unidos: si Estados Unidos
quiere hablar, mantendremos la puerta abierta. Si quieren luchar,
estamos listos", dijo el general Wei Fenghe ante un foro de seguridad
internacional en Singapur, el Diálogo de Shangri-La.
Un
mes después de que las negociaciones comerciales fracasaran en
Washington, Guo consideró desde Pekín que Estados Unidos "carga con la
total responsabilidad" de este revés por haber modificado sus exigencias
en varias ocasiones.
El
gobierno chino había afirmado que las negociaciones se reanudarían en
Pekín en una fecha por definir, pero en la conferencia del domingo no
hizo referencia a posibles citas.
Guo
aseguró que no disponía de informaciones sobre un encuentro bilateral
entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, a finales de junio en
Tokio, al margen de la cumbre del G20.
Aunque
"la cooperación es la única opción posible" entre los dos países, China
"no hará concesiones en sus principios fundamentales", asegura el Libro
Blanco, que considera "totalmente infundadas" las acusaciones de robo
de la propiedad intelectual formuladas por la administración Trump.
Además
del enorme déficit en su balanza comercial, Estados unidos denuncia los
obstáculos que deben enfrentar las empresas extranjeras en China, así
como las transferencias forzadas de tecnología y el apoyo dado a las
empresas públicas.
El
enfrentamiento comercial derivó en un conflicto tecnológico. El mes
pasado, Washington incluyó al gigante chino de las telecomunicaciones,
Huawei, sospechoso de espionaje, en una lista negra de empresas a las
que se les prohíbe ceder tecnología estadounidense.
Un golpe muy duro para Huawei, que necesita chips electrónicos estadounidenses para equipar sus teléfonos inteligentes.
Pekín replicó el viernes, anunciando la creación de una "lista negra" de empresas extranjeras "no fiables".
El
gobierno chino también dio a entender que podría bloquear sus
exportaciones de tierras raras, unos metales que la industria
norteamericana necesita para numerosos sectores punteros.
En
lo que respecta a Huawei, el ministro chino de Defensa apuntó que no se
trata de una empresa militar, a pesar de que su fundador, Ren Zhengfei,
sea un exingeniero de las Fuerzas Armadas.
"Huawei
no es una empresa militar. No piensen que porque el jefe de Huawei
sirviera en el ejército la empresa que construyó es parte del ejército",
dijo el general Wei Fenghe