En Londres, el barril de Brent del mar del Norte cayó a 61,28 dólares, su precio más bajo desde fines de enero.
En Nueva York, el barril de WTI retrocedió hasta 53,25 dólares, su piso desde mediados de febrero.
Más
temprano, durante los intercambios en Asia, el Brent cayó hasta 60,55
dólares el barril y el WTI a 52,11 dólares, sus niveles más bajos en
tres meses y medio y una caída de cerca del 12% en las tres últimas
sesiones.
"Las preocupaciones sobre la macroeconomía alcanzaron al petróleo", apuntan los analistas de Goldman Sachs en una nota.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China es la principal preocupación del mercado.
"Nuestros
economistas consideran que los aranceles que se aplican los dos países
podrían hacer bajar el PIB mundial de 0,3% en los próximos tres años, y
quizás más si China responde", indican los analistas de Goldman Sachs.
China
acusó el domingo a Estados Unidos de ser el responsable del fracaso de
las negociaciones comerciales, lo que no deja entrever una solución a
corto plazo.
La perspectiva de un factor negativo que afecte al PIB mundial suele provocar la caída de la cotización del petróleo.
La
preocupación por la demanda se incrementó además con el aumento
reciente de las reservas de petróleo en Estados Unidos, primer productor
y consumidor mundial.
"Esto afecta en particular al WTI
estadounidense, difícil de exportar" y muy dependiente del mercado
nacional, indica Bjarne Schieldrop, un analista de SEB.
Según las
estimaciones de varias agencias financieras, la producción de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) disminuyó de
nuevo en mayo, lo que significa que la OPEP "suministró menos crudo que
el que le piden sus compradores".
Dos países de la OPEP, Venezuela
e Irán, sufren además de las consecuencias de las sanciones de
Washington a sus exportaciones de petróleo.
Mientras tanto, los
demás miembros del cartel siguen con sus esfuerzos para limitar su
producción en el marco de la llamada OPEP+, que incluye también a Rusia,
entre otros países.
Esta situación implica que la producción
fuera de Estados Unidos no responde a la demanda mundial, "una situación
perfecta para que las reservas mundiales disminuyan considerablemente"
en los próximo meses, indica Tamas Varga, un analista de PVM.
Sin
embargo existe un riesgo de que "todo se hunda en la próxima reunión de
la OPEP y que el acuerdo de limitación de producción no se renueve",
dijo en analista, lo que haría aumentar la oferta de crudo en el
mercado.
La OPEP+ tiene que reunirse en breve, probablemente en junio o en julio, para decidir si prolonga o no el acuerdo.
En la última reunión, celebrada en diciembre, Irán se opuso a la limitación de producción que promueve Arabia Saudita.
Desde
entonces la tensión entre los dos rivales regionales se acrecentó por
los ataques contra petroleros y un oleoducto saudita, de los que Arabia
Saudita acusa a Irán.