HONG-KONG.- China reafirmó el lunes su apoyo a la dirigente de Hong Kong, Carrie
Lam, después de días de protestas en la ciudad contra un proyecto de ley
de extradición. Una fuente cercana a Lam dijo que era improbable que
Pekín vaya a aceptar su marcha incluso aunque esta intente dimitir.
Los intentos de Lam de aprobar el proyecto de ley, que permitiría la
extradición de personas de Hong Kong a China para ser juzgadas,
desencadenaron las mayores y más violentas protestas en la antigua
colonia británica en décadas.
Al comienzo de la segunda semana de
la crisis política, los manifestantes y los políticos de la oposición
se reunieron frente a las dependencias del Gobierno a despecho de la
lluvia para pedir la retirada del proyecto de ley y la renuncia de Lam.
Las
protestas llegan en un momento delicado para el presidente chino, Xi
Jinping, que ya tiene que lidiar con una guerra comercial con EEUU cada
vez más profunda, una economía en declive y con tensiones estratégicas
regionales.
Desde que Reino Unido transfiriera la soberanía de
Hong Kong a Pekín en 1997, la excolonia ha estado gobernada según la
fórmula de “un país, dos sistemas”, que permite libertades desconocidas
en la China continental, incluido un poder judicial independiente. Sin
embargo, todavía carece de un sistema electoral plenamente democrático.
Muchos
habitantes de Hong Kong se sienten cada vez más inquietos por el
control cada vez más estricto ejercido desde Pekín, así como por lo que
consideran una erosión de sus libertades, ya que temen que los cambios
en la legislación puedan poner en peligro la condición de Hong Kong de
centro financiero mundial.
“El
Gobierno chino, el Gobierno central, siempre ha respaldado plenamente
la labor de Carrie Lam y del Gobierno de Hong Kong”, dijo en una
conferencia de prensa Lu Kang, portavoz del Ministerio de Relaciones
Exteriores de China. Estas declaraciones se hacían eco de comentarios
llegados durante el fin de semana desde Hong Kong y Macao.
“El
Gobierno central seguirá apoyando firmemente la acción de la dirigente
de la RAE y de su Gobierno de acuerdo con la ley”, dijo, refiriéndose
con tales siglas a Hong Kong como “Región Administrativa Especial” de
China.
Los organizadores de la protesta
dijeron que casi 2 millones de personas se congregaron el domingo para
exigir la dimisión de Lam, en lo que se está convirtiendo en el reto más
importante para la relación de China con el territorio desde que fue
devuelto por Reino Unido hace 22 años.
Esta manifestación, que
según la policía atrajo a 338.000 participantes en su momento de mayor
afluencia, obligó a Lam a disculparse a última hora del domingo por sus
planes de hacer aprobar el proyecto de ley de extradición.
El
lunes, los manifestantes reunidos en torno a las dependencias del
Gobierno bloquearon las calles y pidieron a Lam que retirara el proyecto
de ley, liberara a los estudiantes arrestados, se retractara de un
informe oficial en el que se describen los enfrentamientos con la
policía del miércoles como “disturbios”, y que renunciara a su cargo.
Un
alto cargo de Hong Kong cercano a Lam dijo el lunes que no es
probable China le permita retirase incluso aunque quisiera hacerlo,
aduciendo que “crearía más problemas de los que resolvería, a todos los
niveles”.
Lam no llegó a cancelar explícitamente el proyecto de
ley, pero el alto cargo dijo que el aplazamiento implica su anulación de
facto.
Sin embargo, en Hong Kong son muchos los que siguen
descontentos con la perspectiva de una legislación que, según la opinión
de abogados y jueces, podría dejar a las personas a merced de un
sistema judicial chino marcado por las torturas, las confesiones
forzadas y las detenciones arbitrarias.
El proyecto de ley
afectaría por igual a los ciudadanos de Hong Kong y a los extranjeros y
chinos residentes o de paso en la ciudad.
“No podemos aceptar su
disculpa, no elimina las amenazas”, dijo el trabajador social Brian
Chau, uno de los cientos de manifestantes que pasaron la noche alrededor
de la sede del Gobierno y la asamblea legislativa.
De
forma casual, el activista Joshua Wong, que se ha convertido en la cara
visible en la campaña de Hong Kong hacia una democracia plena, salió de
prisión este lunes y prometió unirse al movimiento de protesta masiva que
exige la dimisión de Carrie Lam, la líder de la ciudad respaldada por
Pekín.
“Me uniré a la lucha contra esta ley malvada”, dijo Wong, de 22 años,
uno de los líderes de las protestas prodemocráticas de 2014 que
bloquearon las principales carreteras de Hong Kong durante 79 días.
“Creo que es el momento de que Carrie Lam, la mentirosa, dimita”.
Dos
antiguos líderes postcoloniales, Tung Chee-Hwa y Leung Chun-ying, se
vieron obligados a abandonar sus cargos antes de tiempo tras una serie
de controvertidas políticas que alimentaron el temor a que China
perturbe las libertades de la ciudad.
La última crisis se
intensificó durante las cinco semanas en prisión de Wong por desacato al
tribunal. Hasta este mes, el fracaso de las protestas para obtener
concesiones de Pekín, junto con el procesamiento de al menos 100
manifestantes, había disuadido a muchos de volver a salir a las calles.
Pero los esfuerzos de Lam por aprobar la propuesta de ley de extradición
enardecieron a los críticos.
Los políticos de la oposición de
Hong Kong se hicieron eco de las exigencias de los manifestantes
reclamando tanto la retirada del proyecto de ley como la de la propia
Lam.
“El suyo no puede ser un gobierno eficaz, y tendrá muchas,
muchas, muchas dificultades para seguir adelante”, dijo el veterano
parlamentario del Partido Demócrata, James To, a la emisora estatal
RTHK.
“Creo que el gobierno central (de China) aceptará su renuncia.”
Algunos
manifestantes limpiaron las calles de la basura que quedó tras la
multitudinaria marcha pacífica, mientras que otros cantaron “Aleluya”,
el himno no oficial de las protestas contra Lam.
El
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, probablemente hable sobre
la cuestión de los derechos humanos en Hong Kong con el presidente
chino, Xi Jinping, en una reunión entre los dos líderes que podría tener
lugar en la cumbre del G20 en Japón la próxima semana, dijo el domingo
el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
La
todavía primera ministra británica, Theresa May, tratará la cuestión de
las protestas con el viceprimer ministro chino, Hu Chunhua, que está de
visita en Londres para impulsar la cooperación económica y financiera
entre ambos países, dijo el portavoz de May.