domingo, 26 de octubre de 2008

El mundo después del 'crash': la crisis financiera ha acabado con los dogmas dominantes de los últimos 25 años

MADRID.- Hay en economía un concepto más enérgico que el de recesión para explicar lo que está sucediendo: depresión. La depresión es más grave y duradera que la recesión, y se manifiesta en el frenazo en seco de la actividad, la debilidad de la demanda, la contracción del comercio internacional, el incremento del paro, la caída del poder adquisitivo, etcétera, todos ellos procesos muy dolorosos y contrarios al progreso, escribe Joaquín Estefanía en "El País".

Pues bien, el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, el gurú que se ha hecho famoso por haber anticipado la crisis financiera que se inició con el estallido de las hipotecas tóxicas, ya ha utilizado el concepto de depresión como síntoma de lo que ocurre en la economía a escala planetaria.

Hace unos días escribía Roubini: "No podemos descartar un fracaso sistémico y una depresión global. (...) Se corre el riesgo de un desplome del mercado, una debacle financiera y una depresión mundial". El economista plantea que más que una coyuntura en forma de V (caída y pronta recuperación) estamos en otra en forma de U (caída en la que la economía se mantiene un tiempo, para luego ascender), o quizá en forma de L (caída y letargo a largo plazo).

Un arranque ciertamente tenebroso sobre la coyuntura quizá pueda compensar el optimismo del titular de este que parece llevar implícito -y no es así, como se ha visto la semana pasada- la superación del desplome bursátil que, en otras ocasiones históricas, ha sido la antesala de una recesión o de una depresión. Crash y depresión se retroalimentan. Hay muchas similitudes -y bastantes diferencias- con la Gran Depresión de 1929. Es urgente desempolvar los viejos manuales de entonces y establecer las comparaciones. "Pensar el presente desde un punto de vista histórico" (Walter Benjamin).

En diciembre de 2006 caía el Ownit Mortgate Solutions, un pequeño banco hipotecario de California especializado en productos de alto riesgo. Es el antecedente más cercano del estallido de la burbuja inmobiliaria y de las hipotecas subprime, que devendría en la norma a partir de julio de 2007.

Desde entonces hay muchas víctimas sin enterrar. Entre ellas, la economía real en forma de estrangulamiento del crédito (que es su sistema sanguíneo), desaparición de los bancos de inversión y nacionalización de otras entidades que formaban parte de la aristocracia financiera internacional, desprestigio de los organismos reguladores nacionales y de las agencias de calificación de riesgos, profundísima descapitalización bursátil de muchas empresas financieras y no financieras, parón de la actividad económica y de la inversión, contracción de la demanda, suspensiones de pagos, desempleo, etcétera.

Y sobre todo, un escalofrío en muchos ciudadanos en forma de inseguridad: no sólo miedo al terrorismo y a otras formas de inquietud ciudadana, sino a la inseguridad económica y el temor al otro, al diferente, al que compite con el puesto de trabajo y carga de obligaciones al Estado de bienestar.

Otra víctima de la crisis es una forma de entender el mundo, un modo de pensar que se identifica ampliamente con la ideología neoliberal. La máxima acuñada por la revolución conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que ha durado un cuarto de siglo, de que el Estado es el problema y no la solución, ha saltado hecha trizas en cuanto se han acumulado las dificultades.

La "destrucción creativa" de Schumpeter sólo se hizo realidad cuando las autoridades americanas dejaron hundirse al que era cuarto banco de negocios estadounidense, Lehman Brothers (y casi todos los analistas califican esta inacción como un grave error y el principio del pánico); las demás instituciones financieras con problemas han sobrevivido con una u otra fórmula de intervención pública, con paquetes de rescates a babor o a estribor, en forma de avales públicos, compras de activos o directamente de acciones.

Lo explica resignado un economista español: "Hemos generado mucho riesgo moral para evitar el riesgo sistémico". Ahora, la retórica del libre mercado se utiliza con más soltura, más selectivamente: se asume cuando sirve a intereses especiales y se descarta cuando no es así. Sin complejos, el presidente de la patronal española llegó a exigir "un paréntesis" a la economía de mercado.

Hace escasamente año y medio, todavía la economía mundial continuaba en la senda de crecimiento más larga y profunda de la historia contemporánea. La teoría de los ciclos económicos parecía extinguida y el planeta se instalaba en el denominado ciclo Kondratief, una onda larga de prosperidad debida -se decía- a la confluencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con la flexibilidad empresarial y la innovación financiera.

Los mantras más citados eran los de la desregulación y la autorregulación. Hasta tal punto que cuando se encienden las primeras luces rojas de las dificultades hay una generación de jóvenes ejecutivos, los que mandan en muchas empresas y en bastantes Gobiernos, que no tienen puntos de referencia para saber lo que es una crisis y qué tratamiento preventivo darle.

Es muy interesante seguir las mutaciones que ha sufrido la naturaleza de esta crisis en apenas 18 meses: primero se identificó con el estallido de la burbuja inmobiliaria y el abuso en la concesión de hipotecas de alto riesgo; a ello se le añadió un tsunami protagonizado por las materias primas alimentarias y los elevadísimos precios de la energía, de modo que entonces se habló de "tormenta perfecta" y se hizo una equivalencia con los primeros años setenta del anterior siglo, al aparecer la estanflación (alta inflación y crecimiento cero).

Cuando se hicieron sentir los primeros efectos de la sequía crediticia en forma de reducción del crecimiento económico bajaron los precios de las materias primas; como consecuencia de ello, la inflación dejó de estar en primer plano, pero a las víctimas de la coyuntura se añadieron los países emergentes, principales productores de materias primas, y de los que se había dicho que en esta ocasión estarían exentos del efecto contagio.

Conforme pasaban las semanas y dejaba de funcionar el mercado interbancario debido a la desconfianza que las entidades se tenían entre sí (¿cuál de ellas tenía en su interior la metástasis de los productos estructurados y colaterales sin valor alguno en el mercado?), la crisis hipotecaria devino en crisis financiera y los Gobiernos salieron al rescate en el entendido de que la desconfianza de los ciudadanos en las entidades de crédito es la antesala de una catástrofe en la economía real.

Hubo un momento en que en algunas plazas y sucursales bancarias los clientes, después de hacer colas para sacar sus ahorros, intentaban transmutar sus depósitos en lingotes de oro, en la creencia de que este metal precioso era la inversión más segura.

Sólo cuando los ciudadanos, airados, comenzaron a preguntarse en alto por qué habían de rescatar a quienes habían sido víctimas de su codicia, es cuando se sofisticó un poco el discurso: la mayor inyección de dinero público utilizada en la historia para salvar a los bancos en dificultades era tan sólo una etapa intermedia para salvar a la economía real.

Lo que es bueno para Wall Street es también bueno para la calle. Proteger a Wall Street es proteger a Main Street. Así lo ve el grupo de banqueros con chistera y puro que aparecen en la tira satírica del New Yorker. Uno de ellos grita indignado: "¡Maldita sea, para nosotros Wall Street es Main Street".

Las ayudas oficiales a la banca ("Aportaremos todo lo que sea necesario", ha declarado Berlusconi, el más desvergonzado de los políticos actuales) han servido hasta ahora para detener el pánico de los clientes y para que emerja un hilillo de liquidez en los mercados, que se ha concretado en una pequeña baja de los tipos de interés (Euríbor y Líbor).

Pero sigue sin saberse si tanto dinero aportado por el Estado se trasladará del sistema financiero al conjunto de las empresas con inmediatez, para que la situación tienda a normalizarse, y a qué precio. Esto era así hasta anteayer. Pero resuelta al menos en parte la dificultad financiera más urgente, los mercados bursátiles han reaccionado extraordinariamente a la baja cuando en el frontispicio ha aparecido el problema de fondo: el colapso de la economía real.

La mayor parte de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) -los 30 países más ricos del mundo- han entrado en recesión o están a punto de hacerlo (dos trimestres seguidos de reducción de sus productos brutos), y sin visos de salida. Además, el contagio afecta a muchos países emergentes, que han tenido que gastar las reservas de divisas en defensa de sus monedas, mientras aumenta su riesgo país y ven bajar los precios de sus exportaciones.

Se ha llegado a la madre de todas las crisis. Cada uno de los pronósticos que han ido elaborando las organizaciones multilaterales (OCDE, Fondo Monetario Internacional, etcétera) se han tirado a la papelera en el mismo momento en que se hacían públicas. La velocidad de la metástasis es tal que todas las explicaciones de la coyuntura se han quedado antiguas en tiempo real.

Aun hace dos fines de semana, en su asamblea semestral, el FMI preveía un ligero crecimiento en 2009 para el conjunto de las economías avanzadas y del orden del 6% en las emergentes. Sin embargo, el pasado miércoles, el Foro Económico Mundial sentenciaba: "La crisis financiera afecta ya a la economía real en un nivel alto y el riesgo de una profunda y prolongada recesión crece".

Con esta crisis multiforme y poliédrica ha desaparecido también una forma de hacer la política económica, que ha sido dominante en el último cuarto de siglo. Aquella que había formalizado el dogma de que los mercados son los que mejor saben qué hacer. Del mismo modo que hay ciclos en la coyuntura también hay ciclos ideológicos que conceden el énfasis a las distintas herramientas económicas. Y ha comenzado otro.

En el año 1936, el que probablemente ha sido el economista más influyente del siglo XX (y lo vuelve a ser ahora), John Maynard Keynes, escribió en su obra magna Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero: "Las ideas justas o falsas de los filósofos de la economía y de la política tienen más importancia de lo que en general se piensa. A decir verdad, ellas dirigen casi exclusivamente el mundo. Los hombres de acción que se creen plenamente eximidos de las influencias doctrinales son normalmente esclavos de algún economista del pasado".

Las ideas keynesianas, tan menospreciadas en el último cuarto de siglo, están siendo aplicadas ahora por quienes tratan de sacar a la economía de la camisa de fuerza de la revolución conservadora y de la desregulación permanente. No por casualidad, sino como un signo de los tiempos, la Academia Sueca ha concedido hace unos días el Nobel de Economía a quien es uno de los neokeynesianos más insignes: Paul Krugman.

El New Deal del presidente Franklin Delano Roosevelt, respuesta a la Gran Depresión de 1929, inauguró un ciclo progresista de intervención en la económía que duró casi medio siglo y que ha sido denominado la edad dorada del capitalismo: el mundo creció mucho y los países más avanzados construyeron su Estado de bienestar.

El 31 de diciembre de 1933, 10 meses después del inicio del New Deal, Keynes escribe una carta abierta al presidente en The New York Times, en la que le aconseja actuaciones adicionales, entre las que sobresale "una atención predominante en el más alto grado al incremento de la capacidad de compra resultante de los gastos públicos, financiados mediante créditos".

A finales de los años setenta y principios de los ochenta se inició la revolución conservadora, que tuvo sus principales ideólogos en Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y su continuidad en los neocons que han gobernado en la Casa Blanca y en la Reserva Federal. Francis Fukuyama, el constructor del concepto del fin de la historia, ha matizado aquella forma de entender el mundo y recientemente ha hecho un balance de ese tiempo: la revolución conservadora perdió su rumbo porque se convirtió en una ideología irrebatible, y no en una respuesta pragmática a los excesos del Estado de bienestar. En ella había dos conceptos sacrosantos: que las reducciones de impuestos se autofinanciarían y que los mercados financieros podrían autorregularse.

Pues bien, el balance es clarificador: Reagan y Bush dejan a EE UU con gigantescos déficit, la economía creció tanto con Clinton como con Reagan y con superávit público, y de las secuelas de la autorregulación del mercado financiero tenemos suficientes ejemplos catastróficos en los últimos meses.

La crisis traza una frontera, la del final (por ahora) de otra edad dorada: el crédito fácil, la liquidez extrema, los riesgos fuera del balance, los sueldos astronómicos de los grandes ejecutivos ligados a la creación de valor a corto plazo y no a la calidad de lo que se fabrica o con lo que se trabaja, los cambios legales para facilitar la especulación sin límites y las zonas de sombra (el capitalismo gris), una psicología mediante la cual los ahorradores se convirtieron en inversores y los inversores en activos apalancados, la autorregulación como pretexto para administrar sin límites, etcétera.

Cada ciclo ideológico en economía está provocado por una crisis. El New Deal llegó por la Gran Depresión; la revolución conservadora, como reacción a la estanflación; y el paradigma que parece instalarse a principios del siglo XXI, por la crisis iniciada con las hipotecas subprime llevada al paroxismo. Las matrices que lo componen son las de la intervención del Estado siempre que sea necesaria, la regulación financiera, quien contamina paga (en relación a los activos tóxicos) y la necesidad de dotar de gobernanza a la globalización realmente existente.

Por ello se ha dado tanta significación a la construcción de un nuevo Bretton Woods, en analogía con la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, celebrada en New Hampshire del 1 al 22 de julio de 1944, al final de la II Guerra Mundial, y que ha constituido hasta ahora el intento más ambicioso por configurar un nuevo orden económico internacional. Entonces participaron 44 países. Hoy se trata, como se declara con ampulosidad, de "refundar el capitalismo": cambiar todo para que nada cambie.

Se trata de evitar otra Gran Depresión e ir, por el contrario, a una Gran Transformación, como tituló su libro de referencia Karl Polanyi en 1943. En él demostraba, acudiendo a la historia y a los datos empíricos, que no existe nada parecido a una mano invisible que ordene a los mercados; éstos se regulan por la acción del Estado. Hay que actualizar la Gran Transformación a la era de la globalización en la que los Estados tan sólo son entes intermedios.

El problema no es el G8, es el G4 / Carlos Segovia

El pecado original se produjo en San Petersburgo el pasado 1 de octubre. Fue allí cuando Zapatero restó increíblemente importancia a la reunión que estaba preparando Nicolas Sarkozy para tres días después y a la que no estaba invitado el español: «Creo que hay muchas reuniones informales para intercambiar ideas u opiniones y es lógico que así se produzca». Gran error.

Sí porque fue ahí, en la convocatoria del presidente francés del día 4 en París, cuando Zapatero tenía que haber lanzado su órdago. Era intolerable que Sarko -el jefe de la Unión Europea en ejercicio- convocara a un grupo elitista de países para tomar decisiones ¡europeas! De los cinco grandes allí sólo había cuatro representados. Estaba la canciller alemana Angela Merkel, el británico Gordon Brown, el italiano Silvio Berlusconi y el imparable neogaullista francés. Ni rastro del español.

Y de reunión informal, nada. Allí acudieron también el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, y hasta el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet. Debutó así en la historia de la Unión Europea el G4, el directorio soñado por el gaullismo, la Europa a geometría variable sin café para todos.

Zapatero aceptó no ser convocado por aquello de que los otros cuatro grandes de la UE sí forman parte, a su vez, del llamado G8 (el grupo de los países más industrializados y Rusia), pero ese fue el germen de lo que ha venido después. Una semana más tarde, quiso salvar los muebles intentando apuntarse el tanto de ser el inspirador de la primera reunión de los países del euro a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. Pero le pisó el anuncio Berlusconi y el propio presidente francés aseguró el día 21 ante el pleno de Estrasburgo que el que propuso la cumbre del euro fue él mismo.

En ese mismo discurso ante el Parlamento Europeo, Sarko planteó quién debía ser invitado por George W. Bush a la cumbre económica internacional del día 17: «Hay varias escuelas, pero deben ir los del G8, que es incontestable, y el G5 [México, Brasil, China, India, y Sudáfrica]». Aquello era grave para Zapatero, porque él mismo se había metido en el lío de generar expectativas de que él iría y que le apoyaba Brown.

El español se ha propuesto colarse como sea en la fiesta de Washington y si San Lula -el brasileño que preside el G20- le ayuda, conseguirá entrar, al menos, en los postres. Eso sí, si va, tendrá que ser coherente y acusar allí mismo a Bush de ser la causa de todos los males neoconservadores que han arruinado la economía mundial.

El problema de emperrarse en el loable empeño de ir siquiera un rato a esta súper cumbre es que como España no figura en ninguna G por razones históricas, tendrá que pagar un precio. Los gobiernos que apoyen este favor a ZP no lo harán gratis.

ZP busca ahora una fotografía en Washington, pero lo que es realmente prioritario es que Sarkozy no vuelva a montar un G4 excluyendo a España de su campo de juego primordial, que es la UE. Zapatero debe estar en la pomada de lo que se está cociendo ahora: planes anti recesión en toda la UE, tras los ya aprobados para la banca.

El innovador Sarkozy trama cada día nuevos ataques contra pilares tradicionales de la UE como la libre competencia y el control presupuestario y hay que exigir lucidez y coordinación. Quizá resucite, como sostiene el veterano eurodiputado popular José Manuel García-Margallo, la vieja idea de Delors de apoyar con aval europeo grandes emisiones nacionales de deuda que revitalicen la economía.

Este brainstorming afecta directamente a España y el Gobierno debería ser mucho más protagonista. Solbes, como siempre, tiene la esperanza de no tener que hacer nada. Confía en privado que la inflación casi se desplomará como el petróleo y que Trichet bajará tanto los tipos que los españoles se encontrarán de pronto con precios bajos e hipotecas más baratas. Dinerito fresco salvador sin que Hacienda se tenga que despeinar.

Mientras tanto, queda la lección de que hay que tomarse en serio la política internacional. No sólo ZP. Es lamentable que Rodrigo Rato renunciara en 2007 a nada menos que dirigir el Fondo Monetario Internacional, donde sería tan útil un español ahora. «Cada vez te echamos más de menos en la política», le dicen notorios empresarios decepcionados con Rajoy. «Vosotros sí, pero mi partido, no», zanja Rato.

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La Bolsa española firma su rendición

MADRID.- Hace exactamente un año el debate sobre el parqué no podía ser más antagónico al actual. Por entonces las dudas estaban en torno a la progresión alcista del Ibex, dónde estaba la resistencia y cuánto tardaría en superar los 16.000 puntos. Hoy las cuestiones van justo en la dirección contraria: ¿cuál es el suelo de un índice que ha perdido el 48% en 12 meses?, se pregunta "El Mundo".

No hay respuesta para tal pregunta. No hace mucho que los analistas que pronosticaron un soporte en los 8.000 puntos fueron acusados de tremendistas. Hoy ese nivel está a punto de perforarse y la siguiente cota de la que se habla son los 6.800 enteros, es decir, el mismo punto por donde pasó el Ibex hace cinco años.

Desde su máximo histórico, en los 15.945 puntos hace un año, hasta ahora, el selectivo español acumula un desplome de casi 8.000 puntos. Es un retroceso en el que no sólo se incluyen las quiebras bancarias, los pésimos datos macroeconómicos y la incertidumbre y falta de liquidez generada tras la crisis subprime. También se descuenta un panorama económico desolador para 2009, con un fuerte aumento del paro -más morosidad y riesgo bancario, por lo tanto-, un severo recorte de los beneficios empresariales y una fuerte caída del consumo.

Pero la debacle bursátil de esta semana tiene además un componente nuevo que afecta especialmente al parqué español. La decisión de Argentina de nacionalizar las pensiones, privatizadas hace 14 años, significa añadir aún más desconfianza en un mercado plenamente pesimista. Las grandes cotizadas del Ibex tienen en aquel país una fuerte presencia que se puede cuantificar en los cerca de 1.000 millones de euros de beneficios en el primer semestre.

Con su intervención, la presidenta argentina, Cristina Fernández, añade más dudas respecto a estas compañías, ya que ahora los inversores se preguntan si alguno de sus negocios será también intervenido por el Estado. Eso explica gran parte de los desplomes de Telefónica, Santander, BBVA o Repsol, de alrededor del 15% en las últimas tres sesiones.

Del mismo modo que Argentina ha ayudado a desestabilizar el mercado, Reino Unido añadió el viernes más pesimismo tras confirmar que su economía se contrajo por primera vez en 16 años. La crisis es global, y así lo demuestran las Bolsas mundiales, fieles indicadores de la salud económica de un país. Pero España tiene en algunos aspectos más amenazas que el resto de países.

A pesar de que su sistema bancario ha mostrado más fortaleza hasta el momento, el crecimiento del desempleo está siendo mucho más elevado que el resto de países europeos. La tasa de paro está ya en el 11,3% y eso arroja muchas dudas sobre el crecimiento del consumo y económico para 2009. En la Bolsa eso provoca que los inversores no premien los buenos resultados que hasta ahora se han presentado, sino que castiguen por anticipado una previsión muy negativa sobre las cuentas del próximo año.

Y entre medias de todo esto, el petróleo sigue oscilando en torno a los 63 dólares, un 55% más bajo que hace cinco meses, a pesar del anuncio de la OPEP de recortar la producción para adecuar la oferta a la caída de la demanda mundial.

Ahora y el veintinueve / Luis de Guindos

Una de las afirmaciones más corrientes en relación con esta crisis financiera es que se trata de la peor desde la del veintinueve, cuando se inició la Gran Depresión. Esta constituye el periodo económico más negro de los tiempos modernos por los errores que se cometieron de política económica, por su impacto negativo en la renta de los ciudadanos -de casi un tercio en el caso de Estados Unidos- y por el surgimiento de fuertes tensiones autárquicas que acabaron con el profundo proceso de globalización iniciado medio siglo antes y que, en última instancia, desembocaron en la Segunda Guerra Mundial.

También fue un momento de intenso debate en el ámbito de la política económica que elevó el keynesianismo a la posición de paradigma dominante durante casi 50 años. Se inicia así la intervención de los gobiernos en la economía mediante políticas reguladoras de demanda, fundamentalmente presupuestarias, en el intento baldío de acabar con el ciclo económico.

¿En qué se parece y en qué difiere la crisis actual de la del 29? Existe, a priori, una diferencia fundamental; la crisis del 29 fue consecuencia de una recesión que ya se había iniciado con anterioridad. El colapso entonces de la Bolsa y los problemas de los bancos, dos años después, respondiero a una situación de desaceleración profunda y previa de la economía que se vio además agravada por los errores de política económica.

Ahora, sin embargo, la caída de los mercados y los problemas de los sistemas bancarios en el mundo son anteriores a la recesión, a cuyo desarrollo iremos asistiendo en los próximos trimestres tal como apunta el Fondo Monetario Internacional.

A partir de aquí empiezan las similitudes. La primera es que ahora, al igual que entonces, la crisis no es americana sino global, lo que implica que su solución exige planteamientos también globales. La falta de coordinación internacional hace 80 años transformó la tormenta en huracán y agravó las consecuencias de la crisis. Por ello, no es de extrañar que los primeros signos de descoordinación que se vieron dentro de la Unión Europea hace unas semanas fueran recibidos con enorme preocupación por los mercados. Y por el contrario, después de la reunión del G-8 y del Eurogrupo, que mandaron señales comunes y acordadas, la reacción se transformó en positiva.

La segunda similitud de ambas crisis la tenemos en el exceso de endeudamiento de familias y empresas, y en el impacto sobre la economía real que el proceso de reducción de dicha deuda produce.Como señaló Keynes en 1931, el pánico surgió como consecuencia del derrumbe del valor de los activos que los bancos tenían en sus balances. Además, para el economista británico el futuro del capitalismo dependía de lograr corregir dicha situación.Sin embargo, las respuestas fueron inadecuadas y bastante descoordinadas.

El entonces secretario del Tesoro americano -Andrew Mellon- señaló que se debería dejar caer los bancos para limpiar las partes podridas del sistema, y únicamente a finales de 1932 se creó un fondo de ayuda, denominado Corporación para la reconstrucción financiera. No obstante, la obligación de hacer pública la lista de los bancos que acudían a dicho fondo causó desconfianza y pérdidas de depósitos en las entidades que lo utilizaron, lo que llevó en última instancia a su inoperatividad. Así, al poco de su toma de posesión, Roosevelt tuvo que anunciar unas vacaciones bancarias cerrando todas las entidades durante una semana.

Por todo ello, la crisis del 29 puede ser de gran utilidad a la hora de definir cómo actuamos ahora. Por el momento parece que sí hemos aprendido de los errores de entonces. La reacción de los distintos gobiernos ha sido, tras el desconcierto inicial, bastante coordinada, y la mayoría de los planes de rescate han coincidido en una serie de aspectos comunes.

El primero, y tal vez la señal más poderosa para recuperar la confianza, es que no se va a dejar caer a ningún banco, elevando simultáneamente el máximo garantizado de los depósitos de los ahorradores. A partir de aquí, se establecen medidas para facilitar liquidez y financiación a los bancos, y lograr su recapitalización. Se busca que los bancos se vuelvan a prestar entre ellos, para facilitar el flujo de crédito hacia las empresas y familias.

Sin embargo, para esta última finalidad han surgido dos enfoques alternativos. El primero sería el inicialmente propuesto por el Tesoro americano, centrado en la adquisición de activos problemáticos.Este enfoque contrasta con el británico, que supone la inyección directa por parte del sector público de capital en las entidades bancarias.

La ventaja fundamental de la inyección de capital por los gobiernos es que se dirige al núcleo del problema al restaurar la base de capital de los mismos, y permite que el precio de los activos problemáticos sea fijado por el mercado cuando se venden y no por los gobiernos.

Por el contrario, la infusión de capital plantea dudas sobre el papel del sector público en una economía de mercado, por lo que debe quedar claro que dicha presencia en el capital es una medida extraordinaria que no implica interferencia en el día a día de las instituciones más allá del necesario control sobre el dinero de los contribuyentes, y que tiene un carácter temporal.

De cualquier forma, recientemente hemos visto una convergencia entre ambos tipos de aproximaciones al haber anunciado el Tesoro americano que va a entrar en el capital de nueve bancos. Parece, por tanto, que en lo que son los contenidos de los planes de ayuda se está dando una cierta aproximación que como decíamos anteriormente ha ayudado a superar lo que el Times hace más de un siglo denominó «la pasión del miedo».

Esperemos que esta cooperación continúe en el futuro cuando los efectos reales de la crisis se vayan dejando notar cada vez con mayor intensidad. Muy especialmente será fundamental avanzar en la liberalización de los flujos comerciales en el mundo. Por ello, la concesión del Premio Nobel a Paul Krugman, que es un brillante defensor del libre comercio, constituye en estos momentos un buen recordatorio del camino a seguir.

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Tras la crisis financiera, ¿se salvará la 'real'? / Anselmo Calleja*

España participa en la acción coordinada por el Eurogrupo para salvar la crisis financiera aplicando un enorme potencial de fuego para controlarla en la forma de un paquete de medidas que cubre todos sus flancos. La acogida inicial de los mercados a este plan de saneamiento fue muy favorable, por lo que habrá que felicitar a la banca española por haber acertado en su apuesta de correr el riesgo de mantener un aumento imprudente -por excesivo- de los créditos hipotecarios durante 5-6 años pensando que si las cosas se ponían mal el Estado vendría en su ayuda, como así ha sido.

Pero ¿se salvará también la crisis de la economía real? La fuerte caída que está teniendo lugar en la Bolsa sugiere que hay serias dudas al respecto, y mucho va a depender de cómo se solucione la crisis inmobiliaria, cuya importancia y gravedad la dan unos créditos vinculados a la construcción que representan probablemente el 70% de la cartera crediticia de las entidades de depósito a finales de 2007, un ratio de morosidad creciente próximo ya al 3% y una fuerte caída del precio de las viviendas.

Se llegó a esta elevadísima cartera crediticia vinculada a la construcción a pesar de las reiteradas advertencias del Banco de España de que una combinación de creciente morosidad, fuerte caída del precio de las viviendas y un estancamiento económico podía ser letal para la banca por la inevitable depreciación de sus activos. Estas advertencias no sólo cayeron en oídos sordos, sino que además, para financiar la fuerte expansión del crédito la Banca recurrió a un endeudamiento exterior que, en 2008, alcanzaba nada menos que 770.000 millones de euros, de los cuales la mitad a corto plazo.

Cabe pues pensar que una parte de lo que los bancos y cajas reciban por la venta al Estado de sus activos defectuosos tendrían que dedicarlos perentoriamente a hacer frente a la carga de capital e intereses de esa deuda exterior, con el consiguiente y sabido efecto contractivo sobre la economía que tiene todo proceso de desapalancamiento.

Si se quiere salir de la profunda crisis que aqueja a la economía española hay que dejar bien sentado que está hecha en casa y puesta en evidencia por la caída de cuatro puntos porcentuales en el crecimiento trimestral analizado a lo largo de 2007. La economía no ha podido registrar un crecimiento del 0,1% en el segundo trimestre de 2008 respecto al anterior aunque coincidan milagrosamente en esta cifra las estimaciones del INE y del Banco de España (y sus autores saben que esta coincidencia no tiene nada de taumatúrgico). Cuando se revisen estas estimaciones y se tenga en cuenta debidamente las variaciones en ese trimestre de la masa salarial, de los precios y del indicador sintético de la inversión en bienes de equipo se llegará a una caída del orden del 0,3%.

Esta corrección tiene mucho más importancia de lo que parece.Marca el inicio de una tendencia recesiva que continuaba en el tercer trimestre, a juzgar por una caida del empleo de casi el 1 % anual Aún aceptando márgenes de error importantes, propios de las incertidumbres que rodean las actuales circunstancias, esta tendencia recesiva continuará hasta bien entrado 2009, en cuya segunda mitad podría iniciar una modesta recuperación.

En esta prolongada fase recesiva, el PIB habrá caído algo más del 1%, lo que por una parte invalida la base macroeconómica de los presupuestos de 2009. Pero también, y lo que es más grave, la economía va a entrar en 2010 con una serie de graves desequilibrios como jamás se habían presentado conjuntamente con anterioridad, y van a dificultar considerablemente que la recuperación iniciada se refuerce de forma duradera.

Hay que destacar el importante deterioro de las cuentas públicas, que en el espacio de tres años han pasado de un superávit del 2% del PIB a un probable déficit superior al 3% en 2009. No es menor el aumento de la ya elevada deuda exterior. En 2008 era de casi el 150% del PIB pero inevitablemente va a seguir creciendo alrededor del 9% del PIB anualmente como consecuencia del déficit corriente exterior en los próximos años.

Por último, y quizás lo más grave, una tasa de paro del orden del 15%. La salida de esta delicada situación va a requerir dos tipos de medidas. Unas de simple estímulo, dejando actuar a los estabilizadores automáticos; pero otras, más importantes, para flexibilizar las estructuras de la economía, algo muchas veces prometido pero nunca ejecutado a fondo.

Lo realmente preocupante es que poco se puede esperar de inmediato a este respecto. En el Proyecto de Presupuesto de 2009 hay una vuelta al síndrome del optimismo injustificado. Se espera que la economía alcance en 2010 un crecimiento potencial del 3%, pero hay que recordar que si por él se entiende un crecimiento sostenible, la economía nunca lo ha obtenido, ni en el pasado y reciente período de expansión que ha llevado al déficit corriente y endeudamiento exterior arriba mencionados.

*Anselmo Calleja es estadístico y economista.

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¿Merece España participar en la Cumbre del G-20? / Felipe Sahagún

Debe estar España en la cumbre convocada en Washington para el 15 de noviembre para debatir el futuro del sistema financiero? ¿Por qué no ha sido invitada?, se preguntan Gobierno y oposición.

«La razón principal es que cualquier otra fórmula ofendía a alguno y se optó por lo más fácil, el G-20, una institución que ya existía formalmente», respondía Jeremy Kinsman, profesor de Princeton y director del Consejo para una Comunidad de Democracias, a su paso por Madrid el pasado jueves. «Desgraciadamente, España no estaba dentro». «El G-20 evita tener que seleccionar, incluye a las potencias más ricas y a las potencias emergentes, y es intercontinental», añadía.

Aunque las intensas gestiones diplomáticas para estar finalmente en Washington den frutos -el Gobierno aseguraba el viernes que tendrá un hueco gracias al apoyo de la UE o de Brasil- o se encuentre alguna fórmula de participación novedosa para varios países más que permita la presencia española, lo importante es la agenda y la estructura de la conferencia.

Si es sólo una reunión excepcional, servirá de poco. Si tiene continuidad, España debe proponer cuanto antes una fórmula para que estén representados en ella de forma equilibrada todas las regiones del mundo.

Si no se desea pasar de 20 países representados, la mejor salida es la rotación regional -como se hace en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con los no permanentes-, lo que implica algunos cambios en la composición original del grupo, formado a finales de los noventa por el G-8 y las potencias emergentes para responder a la crisis financiera de entonces y para mejorar la gobernación mundial.

Estos juegos malabares serían innecesarios si España tuviera el peso político internacional correspondiente al poder e influencia ganados en los últimos treinta años. Pero, históricamente, siempre ha habido un desfase entre el poder real de un país -duro (militar y económico), pero sobre todo blando o suave (diplomático, cultural, institucional, etcétera)- y el reconocimiento de ese poder por otros.

Cansado de complejos de inferioridad -estrella de la Liga de Campeones (José Luis Rodríguez Zapatero), nuevo copiloto de la locomotora europea (Felipe González), uno de los cinco grandes europeos y el noveno de los grandes del mundo o G-8 (José María Aznar)-, el sociólogo Mario Gaviria, en La séptima potencia, comparó en 1996 los puestos de España y su evolución en los 30 años anteriores en desarrollo humano, crecimiento económico, bienestar social, sanidad, educación, deporte, empleo, contribución a organismos internacionales y a fuerzas de paz, defensa, producto interior, cultura, ciencia, investigación El título del libro resume sus conclusiones.

Doce años más tarde, el PIB por habitante, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), alcanzó casi los 28.000 dólares (22.400 euros), pero España sigue siendo, con Italia y Portugal, el más pobre de los 21 más ricos, salvo que incluyamos, como aconsejaba Enrique Fuentes Quintana, la economía no controlada.

El Banco Mundial (BM) calcula en 27.270 unidades de poder de compra la renta por habitante de España, en el vigésimo sexto lugar de la tabla mundial. Mientras no se aplique la última reforma de los servicios, España, según el BM, es el país 102 del mundo en facilidades para abrir empresas. En el FMI ocupa el décimo quinto lugar, tras la última reforma, con el 1,63% en derechos de voto y contribución.

En los presupuestos de la Unión Europea aprobados para el periodo 2006 a 2013, España es el quinto país que más aporta (76.000 millones de euros, 23.000 millones menos que el Reino Unido, en cuarto lugar) y el tercero que más recibe (78.000 millones de euros, igual que Alemania).

En ayuda oficial al desarrollo, según la OCDE, España fue en 2007 el séptimo país del mundo que más concedió en cantidad total (4.500 millones de euros y el octavo, empatada casi con Bélgica y Finlandia, en porcentaje de su renta interior bruta (0,41%).

Según la ONU, España fue en 2006 el octavo contribuyente al presupuesto regular de la institución (43 millones de dólares, el 2,52%), algo menos que Canadá y casi la mitad que Italia. En 2007, fue el octavo contribuyente al presupuesto de misiones de paz de la ONU y el número 18 en contribución de tropas a esas misiones, con unos 1.400 efectivos.

Otros 1.600 militares españoles están desplegados en misiones no ONU. Cada soldado desplegado cuesta al Estado español unos 200.000 euros por año y desde la primera misión, en 1989, se han desplegado alrededor de 100.000. El Ministerio de Defensa puede considerarse a todos los efectos una de las primeras, si no la primera, multinacional española, pero España sigue dedicando menos del 1,5% de su PIB a la defensa, mientras los 26 aliados de la OTAN dedican, por termino medio, alrededor de un 2%.

Hasta la última crisis, según el Financial Times, España contaba con ocho multinacionales, una menos que Italia, entre las 500 más importantes del mundo. Esto la convertía en el séptimo de la lista.

Aunque la imagen de España en el extranjero sigue siendo peor que la imagen de los españoles sobre sí mismos, la brecha se ha ido reduciendo al multiplicarse las inversiones españolas en el exterior y la presencia de militares y cooperantes españoles en zonas de crisis y conflicto.

Según el informe del 23 de octubre para el Real Instituto Elcano de William Chislett, la media anual de 15.100 millones de dólares invertidos por empresas españolas en 1990-2000 en el exterior se elevó a la cifra récord de 119.600 millones de dólares en 2007, por delante de Alemania e Italia.

Sea la octava o la vigésima potencia -dependerá siempre de las variables elegidas-, es la historia de un éxito colectivo.

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¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! / Tom Burns Marañón

Puede que el dato más importante a tener en cuenta de Argentina, de esa nación que lleva un siglo siendo país del futuro y economía emergente, es que en los años 20, antes del crack de Wall Street que tan presente está en nuestra imaginación actual, su renta per cápita estaba muy cerca de la de Estados Unidos. En la década de los 30, la siempre insegura, y nunca ejemplar, democracia liberal argentina fue minada por continuas crisis financieras y desacreditada del todo por un continuo fraude electoral.

En 1939 José Ortega y Gasset dijo lo siguiente en una conferencia en La Plata: «¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal». En 1946 Argentina hizo oídos sordos a aquellas sabias palabras y optó por el Peronismo, ese extraño fascismo autóctono de izquierdas tan lleno de personalismos, suspicacias y narcisismos. Y Argentina, siempre a la defensiva, ya no levantaría cabeza.

Uno diría que Argentina, repleta de recursos naturales, que importó tanta inteligencia europea y tanto inmigrante emprendedor, que estaba llamada a ser un Canadá hispano parlante, llega tarde a todo. Ensayó el nacionalsocialismo cuando ya estaba vencido en Europa y el totalitarismo militar 40 años después de España.Y hoy, en un mundo globalizado que se esfuerza por reconstruir una economía abierta, bien regulada y bajo el imperio de la ley, Argentina sigue a contra pie. Los piqueteros, esa degeneración ya muy bastarda del Peronismo, marcan mucha de su agenda.

A dos años de cumplir Argentina su bicentenario, uno se pregunta ¿por qué? Ortega, que como tanto español conoció y amó profundamente a Argentina, habló de la «extraña insatisfacción» del criollo desde el momento de su emancipación. Vio en Argentina, y en toda Latinoamérica en general, un sentimiento de tristeza y también de descontento que se tornaba áspero y bronco. Hace 20 años muchas empresas españolas sólo vieron en Argentina, y también en el resto del hemisferio sur, mucha oportunidad de hacer negocio.

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Entre los escombros financieros / Jeffrey Sachs

El sistema financiero internacional ha saltado en pedazos. Va a ser necesario un conjunto integrado de reformas para alcanzar un crecimiento económico sostenido y una prosperidad compartida.Los dirigentes del G8 de Europa, Japón y Estados Unidos han acordado celebrar una cumbre de urgencia en Nueva York para renovar el sistema internacional; una buena idea, pero con condiciones.

La cumbre debe de ser el punto de partida de un conjunto de cambios de gran alcance y no se debe limitarse a ser a una reunión específica y exclusivamente centrada en la regulación del mercado.

Los dirigentes del G8 están sumamente interesados en abordar la regulación [de los mercados financieros], cosa que es comprensible.Wall Street, la City de Londres y otros centros financieros han funcionado en el descontrol más absoluto, tomando y prestando dinero sin capital suficiente, alentados por unas retribuciones y unas primas desmesuradas.

La Reserva Federal de Alan Greenspan alimentó la burbuja financiera con unos tipos de interés extraordinariamente bajos y con cierta parsimonia en cuanto a la regulación. Por otra parte, se permitió que el mercado de derivados alcanzara tales dimensiones y se volviera tan difícil de controlar que no está nada claro quién debe qué a quién.

Crédito global

Los análisis de riesgos se han hecho empresa a empresa, sin tener en cuenta el riesgo en su conjunto. Cuando las instituciones son «demasiado grandes para quebrar», tienen que ser objeto de una supervisión estricta para que no arrastren en su caída al sistema cuando de tanto en tanto se hunde alguna de ellas.

Además, hemos reparado una vez más en el detalle de que no existe nada parecido a una entidad crediticia global que actúe como último recurso, sino una mezcolanza de bancos centrales y ministerios de hacienda funcionando cada uno por su cuenta, cuyas decisiones aisladas pueden ser suficientes, o no, para atajar el pánico.

Los dirigentes del G8 habrán de ir más allá de las cuestiones estrictas de la regulación financiera, sin embargo. Incluso antes de la crisis actual, el sistema económico global estaba ya fallando en aspectos fundamentales. Muchos países pobres se habían quedado al margen de la prosperidad global, cayendo con frecuencia en situaciones de violencia y conflicto inducidas por la pobreza; son esos mismos países los que más duramente se van a ver golpeados por la recesión.

También había ido ya a peor la crisis medioambiental del planeta y los violentos cambios climáticos estaban causando estragos en las disponibilidades mundiales de alimentos. La confusión se había apoderado de los sistemas energéticos al mismo tiempo que la economía mundial, en crecimiento, ejercía fuertes presiones contra las restricciones de abastecimiento, aunque no se ha producido ningún tipo de consenso sobre cómo implantar un sistema energético compatible con las necesidades ambientales y económicas del planeta.

La ayuda financiera a los países más pobres, el único salvavidas de más de 1.000 millones de personas, atraviesa una situación penosísima. Europa y EEUU han movilizado a lo largo de este último mes fondos de garantía y aval en favor de los bancos por importe de unos tres billones de dólares, pero han sido incapaces de movilizar una diezmilésima parte de esa suma a lo largo del último año para ayudar a los más pobres del mundo a cultivar más alimentos en medio de un incremento brutal de los precios de una hambruna de proporciones críticas.

EEUU ha hecho oídos sordos a los objetivos de desarrollo del milenio dirigidos a combatir la pobreza, el hambre y la enfermedad.Cuando George Bush se dirigió a la ONU en septiembre, a mitad del período fijado para la consecución de esos objetivos, mencionó la palabra «terrorismo» en 31 ocasiones, mientras que fue incapaz de mencionar los objetivos . Ninguno de los grandes contribuyentes, exceptuada Gran Bretaña, ha estado a la altura de los compromisos que contrajeron.

Los dirigentes mundiales deberían reflexionar en sobre la cumbre de diciembre en Doha. Se celebra seis años después de una cumbre similar que tuvo lugar en México en la que estos países prometieron «esfuerzos concretos» para destinar un 0,7 por ciento de su PIB a ayuda al desarrollo, un nivel que ninguno de ellos ha llegado todavía a hacer realidad.

Una verdadera cumbre Bretton Woods II sentaría las bases de un marco financiero dirigido a alcanzar unos objetivos globales urgentes en cuanto a estabilidad macroeconómica, desarrollo económico, sostenibilidad e intercambios comerciales para el desarrollo.Todos estos puntos son fundamentales para el crecimiento a largo plazo, pero los objetivos globales en todas y cada una de estas cuatro áreas siguen lejos de conseguirse.

La 'tasa Tobin'

He aquí, pues, un orden del día para Bretton Woods II. En primer lugar, es necesario que se reestructuren las finanzas sobre la base de un esquema normativo que regule sin limitaciones de ninguna clase el comportamiento aceptable del capital, la información financiera, la gestión del riesgo en todo el sistema y las facultades de una nueva y última instancia crediticia. Los que comercian con derivados, los fondos de cobertura de riesgos y los intermediarios de valores se someterían a controles regulatorios.

El FMI saldría reforzado con nuevos poderes para convertirse en una auténtica instancia crediticia global con carácter de último recurso (como ya recomendé hace una docena de años). Para hacer posible todo este paquete de medidas, habría que implantar una modesta tasa sobre las transacciones financieras, una tasa Tobin, para aumentar las disponibilidades del FMI y financiar otras necesidades urgentes a escala internacional.

En segundo lugar, la nueva estructura financiera debería contribuir a rescatar el mundo del cambio climático producido por el hombre.Para ello bastaría con una tasa sobre el contenido de carbono de los combustibles fósiles, que sería recaudado por todos los países, mucho mejor que el engorroso sistema de intercambio de emisiones defendido por los mismos manipuladores financieros que nos han traído la actual crisis bancaria.

Los ingresos por esta tasa se quedarían, en su mayoría, dentro del propio país para ayudar a financiar tecnologías de bajas emisiones. Una parte se dirigiría a financiar tres prestaciones públicas en todo el mundo: investigación y desarrollo de energías sostenibles; transferencia de tecnologías de energía sostenible a países de bajo nivel de renta y adaptación al cambio climático.

En tercer lugar, el Banco Mundial debería ser objeto de una reorganización con unos objetivos claros y con responsabilidad sobre su consecución.El banco cuenta con una organización deficiente para ejercer este liderazgo en la actualidad. Como cualquier burocracia, trata de evitar que se le asignen responsabilidades de acuerdo con unos resultados mensurables.

Con su actividad centrada más estrictamente en los ODMs, el banco debería contar con el apoyo de unos recursos financieros mucho más cuantiosos (la tasa Tobin, por ejemplo), de manera que esté en mejores condiciones de ayudar a los países más pobres.

En cuarto lugar, las prioridades del comercio global deberían integrarse junto con las finanzas y los objetivos medioambientales.La ronda de Doha ha fracasado porque el mundo no alcanzaba a ver razones urgentes para que culminara con éxito. Un acuerdo de comercio por el que valiera la pena esforzarse debería cumplir con dos puntos principales. El más importante sería que ayudara a los países pobres a ser más productivos, de modo que puedan participar de manera plena en el sistema de comercio mundial.

Ayuda a cambio de comercio contribuiría a que estos países desarrollaran las infraestructuras que se necesitan para hacer posible la intensificación de la actividad comercial. Además, el comercio fomentaría la sostenibilidad medioambiental, que contribuiría a reducir las emisiones de carbono y la protección de la biodiversidad.

Reformas esenciales

Todas estas reformas son esenciales para un crecimiento y un desarrollo sostenibles a largo plazo. Si los dirigentes políticos se centran exclusivamente en la estabilidad del sector financiero pero dejan de lado los problemas que a largo plazo plantean el suministro de energía, el cambio climático, la producción de alimentos, el control de las enfermedades y la pobreza extrema, es posible que se restablezca a corto plazo el crecimiento global, pero sólo para sucumbir rápidamente ante una nueva racha global de precios de la energía y de los alimentos al alza y de inestabilidad geopolítica.

Ya se han visto con toda claridad a lo largo de toda una generación, como mínimo, cuáles han sido los puntos débiles de las instituciones de Bretton Woods actualmente existentes, de las políticas medioambientales globales y de los acuerdos internacionales de comercio. Es posible que, finalmente, la actual crisis global y la llegada de un nuevo presidente de los Estados Unidos en medio de este cataclismo económico sin precedentes marquen el momento en el que el mundo se tome en serio las prioridades globales inaplazables en los terrenos económico y medioambiental a las que tenemos que hacer frente en el nuevo milenio.

La cumbre de diciembre va a significar un pequeño paso, pero podría ser la primera acción positiva en la línea de dirigir el mundo hacia un futuro seguro y alejado de las funestas amenazas que se nos vienen encima.

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El FMI y el Gobierno de Ucrania llegan a un principio de acuerdo para un préstamo de 16.500 millones de dólares

WASHINGTON.-El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció hoy que ha llegado a un principio de acuerdo con Ucrania para el préstamo de 16.500 millones de dólares (12.990 millones de euros) para aliviar los efectos de la crisis financiera.

"Una misión del FMI y las autoridades ucranianas han alcanzado hoy un acuerdo, sujeto a la aprobación de la dirección del FMI y del Directorio Ejecutivo, un programa económico dotado de un préstamo de 16.500 millones de dólares de 24 meses", explicó en un comunicado el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Así, el director de la institución financiera multilateral añadió que "la consideración por parte del Directorio precederá a la aprobación de cambios en el programa bancario de Ucrania por parte del Ejecutivo".

El FMI indicó que su personal en Kiev y las autoridades ucranianas han logrado un acuerdo para un paquete con el las condiciones de devolución necesarias teniendo en cuenta los efectos combinados del derrumbe de los precios del acero y la inestabilidad del crédito internacional.

"El programa de las autoridades busca la vuelta de Ucrania a la estabilidad financiera y económica tratando la liquidez y solvencia del sector financiero, puliendo el ajuste a la conmoción interna y reduciendo la inflación", prosigue el comunicado de Strauss Kahn.

"Al mismo tiempo, (el acuerdo) la defenderá ante el importante descenso de la producción (...) en la medida de lo posible", indica.

El préstamo equivale al 800 por cien de la cuota que Ucrania aporta al FMI. Esta cuota es determinada para cada país en función de su peso en la economía mundial y de la cantidad de dinero que puede prestar. En circunstancias normales, los países pueden pedir préstamos sólo de hasta el 300 por ciento (el triple) de su cuota.

"La fortaleza del programa justifica el alto nivel", explica Strauss-Kahn en el comunicado.

Cáritas tiene previsto atender en la Región de Murcia 175.000 demandas a causa de la crisis

MURCIA.- El organismo de Caritas Diocesana Cartagena-Murcia tiene previsto haber atendido 175.000 demandas satisfechas a finales de año, ya que al terminar el tercer trimestre de 2008 llevan realizadas 126.000, a causa de la crisis económica, según el resultado del informe de recogida de datos a fecha 30 de septiembre de 2008 de la Diócesis de Cartagena-Murcia.

Así, en este informe se revela que la diferencia con 2007 es notable, debido a que en todo ese año se atendieron 110.000 demandas satisfechas, 65.000 menos que en lo que llevamos de 2008.

El tipo de ayudas solicitadas por las personas que se han visto afectadas por la situación económica no ha variado mucho con respecto a otros momentos, debido a que, según este informe, siguen siendo de atención primaria, como alimentos, ropa, calzado y medicinas. Lo que sí ha aumentado significativamente es el número de ayudas solicitadas para el pago de recibos como la luz o el agua.

Desde Caritas Diocesana de Murcia-Cartagena aseguraron que en el año 2007 hacían frente a los pagos que se solicitaban por parte de las cáritas parroquiales, pero en este año se sienten desbordados porque los recursos con los que cuentan son escasos.

En cuanto a las ayudas que se facilitan desde Cáritas, se distribuyen entre bienes y servicios. Los bienes van dedicados a la infancia y a la adolescencia --hasta 16 años--, y éstos son alimentos infantiles, higiene infantil, material ortopédico (gafas y audífonos) y equipamiento escolar; mientras que los servicios que prestan son apoyo psicológico, desarrollo del menor, terapias familiares, refuerzo educativo, ayudas para el cuidado del niño en el domicilio y en centros abiertos, y ayudas para actividades en campamentos y escuelas de verano.

También, algunas personas han pedido ayuda a Cáritas, para poder hacer frente al pago de su hipoteca por amenaza de desahucio, pero al ser cantidades muy altas, --unos 30.000 euros--, desde Cáritas afirmaron que "a esas grandes sumas de dinero no pueden hacerles frente".

Desde que surgiera la crisis económica a nivel nacional y regional, el perfil de las personas que solicitaban ayuda a Cáritas Diocesana ha ido adquiriendo nuevas características.

En la actualidad, y según se muestra en este informe, dicho perfil lo componen mujeres inmigrantes de 40 años de media, que buscan empleo por primera vez y que sus maridos están parados; mujeres españolas de baja cualificación laboral, que han perdido su empleo y con cargas familiares; familias en las que el padre de mediana edad (unos 40 años) ha perdido su empleo en el sector de la construcción, hostelería o agricultura; jóvenes que tenían empleos precarios; familias inmigrantes que están en paro y no pueden renovar la autorización de residencia y trabajo, y muchas de ellas con grandes deudas hipotecarias.

Los mercados financieros se preparan para una semana difícil

PARÍS.- Las Bolsas de todo el mundo se disponen a empezar una semana que se augura estrepitosa mientras la crisis financiera sigue empujando al mundo a una gran recesión económica.

"Si la caída de las Bolsas está causada por los temores a una recesión internacional, entonces la semana que viene será muy mala. El calendario económico está lleno de indicadores que serán generalmente atroces", advirtió el viernes en Nueva York el analista Carl Weinberg, de High Frequency Economics.

Los inversores vigilarán de cerca la publicación el jueves de la primera estimación del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense en el tercer trimestre, que se espera en retroceso, así como varios índices macroeconómicos en Estados Unidos y Europa.

Los mercados esperan también una avalancha de resultados y previsiones de empresas estadounidenses, europeas y japonesas, en general pesimistas.

En Nueva York serán ExxonMobil, la primera capitalización del Dow Jones, Kraft Foods y Procter & Gamble. También los gigantes petroleros BP y Shell en Londres.

En Fráncfort, Lufthansa, Bayer, Deutsche Bank y Volkswagen. Y en París, presentarán sus datos Alcatel-Lucent, France Télécom, Michelin, L'Oréal y Pernod Ricard. Tras una advertencia el viernes de Sony, la época de resultados trimestrales se abre igualmente el lunes en Japón.

El "miedo en estado puro" empuja los mercados, analizaba el viernes en Nueva York Gina Martin, de Wachovia Securities, mientras las grandes Bolsas mundiales (Nueva York, Tokio, Londres) bajaron al mismo nivel que en la primavera de 2003, tras cuatro semanas de caída.

La Reserva Federal de Estados Unidos tendría que reducir de nuevo el miércoles su principal tasa, fijada actualmente en 1,5%. Y el Gobierno japonés anunció el domingo que estaba dispuesto a multiplicar por cinco, hasta 110.000 millones de dólares, la suma para inyectar a los bancos del país en situación difícil.

Pero estas medidas podrían tener poco peso en la situación actual, ante unos mercados bursátiles aterrorizados que hicieron caso omiso a los planes masivos de intervención de los bancos centrales y a los programas de apoyo de los Gobiernos estadounidenses y europeos para los sectores bancarios.

Las únicas abiertas este domingo, las Bolsas de las ricas monarquías petroleras del Golfo evolucionaban a la baja. La Bolsa de Dubái abrió perdiendo un 5%, la de Kuwait cedía un 2,4% y la de Abu Dhabi retrocedía un 3%. El mercado local más importante, Riad, había perdido un 8,7% el sábado.

A la espera de la cumbre del G-20 de Washington el 15 de noviembre para tratar la reforma del sistema financiero global, la economía real del mundo sigue viéndose afectada por los temores de los mercados bursátiles.

En América Latina, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) se reúnen el lunes para tratar la tormenta financiera. Los países asociados (Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia) y Venezuela también participarán en esta reunión regional.

"Nadie tiene una respuesta inmediata. No nos hacemos ilusiones de resolver todos los problemas", advirtió el ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Celso Amorim, anfitrión de esta reunión extraordinaria, que se llevará a cabo tras una semana negra para los mercados latinoamericanos, en especial en Brasil y Argentina.

El anuncio del Banco Central de Brasil (BCB) de inyectar 50.000 millones de dólares en su mercado de cambios para respaldar al real no logró frenar el pesimismo de los mercados el viernes.

Además, el proyecto gubernamental de nacionalización del sistema privado de jubilaciones en Argentina agravó la agitación de los mercados, con consecuencias en Madrid.

Por otra parte, las monarquías petroleras del Golfo afirmaron el sábado que confían en seguir creciendo pese a la crisis y la caída de los precios del crudo, tras una reunión ministerial extraordinaria de los seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

En China, y pese a la amenaza de cierre de miles de fábricas en el sur del país, el gobernador del banco central, Zhu Xiaochuan indicó este domingo que el país no debe subestimar el impacto de la tormenta financiera pero tiene una economía bastante fuerte para superarla.

Los europeos se vuelven ahorrativos y creativos ante la crisis

BRUSELAS.- Muchos europeos dicen estar reduciendo gastos no esenciales como vacaciones, muebles, ropa y comida orgánica, y ante el malestar financiero tratan de ahorrar haciendo las compras en tiendas de bricolaje y de descuento.

Pero por otro lado, la crisis está creando novedosas oportunidades comerciales incluyendo barras de chocolate "crédito crujiente" y "fiestas del derrumbe". Y las autoridades españolas están dándose cuenta de que pueden cubrir sus cuentas del mes poniéndose más estrictas con las infracciones de tráfico.

"Hay ciertas cosas en las que he reducido gastos, agua embotellada por ejemplo", dijo la estudiante alemana Sara Klaus. "Da miedo pensar que esta crisis financiera está ahora realmente influyendo el modo en que vivo. Yo compraba ocasionalmente en tiendas orgánicas, pero ahora sólo pienso que es un desperdicio de dinero", añadió.

En España, los medios informaron que muchos jóvenes estaban regresando a vivir con sus padres por motivos financieros.

"Tuve que dejar mi apartamento, justo cuando había reunido todo. Ahora aquí estoy nuevamente con mis padres", dijo a El País, Marc Solsona, un hombre de 35 años quien compró un piso cerca de Barcelona poco antes de perder su empleo como agente inmobiliario.

Aproximadamente el 60% de los alemanes creen que el panorama económico empeorará, según un reciente sondeo de la encuestadora Forsa. En Francia, una encuesta de BVA mostró que un 64% de los votantes se había vuelto más pesimista por su situación financiera en las últimas semanas.

Los negocios, desde minoristas de lujo a grandes tiendas, hoteles y entidades de caridad han comenzado a sentir el efecto.

Karsten Schulz, director de la casa alemana de subastas virtual de artículos de lujo Exklusivwaren, comentó que los ricos ya habían empezado a reducir gastos antes de que se sintiera la crisis actual.

"Está claro que los productos de lujo ya no se venden tan bien como solían venderse", afirmó.

En Gran Bretaña, el minorista John Lewis reportó una caída del 8,3% en sus ventas semanales el 3 de octubre

Pero mientras muchos comercios y consumidores están sufriendo, otros le ponen buena cara al mal tiempo, haciendo incluso ofertas especiales por el derrumbe.

La tienda londinense Selfridges ha puesto a la venta chocolate "crédito crujiente", mientras que el proveedor de juegos PlumParty ofrece por Internet decorados catastrófico-elegantes, incluyendo pisapapeles con motivo "Atravesando el infierno" y libros para colorear para "fabricar dinero".

"Cuando la vida te da una pila de certificados bursátiles sin valor, fabrica sombreros para fiestas. Para obtener un descuento del 25 por ciento en estos artículos, use el cupón con el código DERRUMBE a la salida", dice la firma.

Varios restaurantes británicos ofrecen "almuerzos créditos crujientes" a precios de descuento especiales. Y los comensales preocupados por el dinero cerca de la ciudad inglesa de Norfolk pueden hacer trueque en un pub con productos cultivados en sus casas por cerveza.

"La semana pasada alguien trajo una calabaza, que usamos para nuestra sopa de calabaza y jengibre", comentó Rachel Callister, asistente del pub rural The Pigs, en Edgerfield.

"Vinieron a comer. Habían cultivado unas calabazas, y se les descontó algo de dinero de lo que salió su comida", explicó la mujer, y agregó que entre los productos que el pub aceptaba como parte de pago había animales de caza, manzanas y lavanda.

Pero los europeos también parecen estar saliendo menos a comer.

Alrededor de tres de cada cuatro trabajadores en Gran Bretaña se llevan el almuerzo al trabajo al menos una vez por semana, según un sondeo de la cadena BBC.

Un tercio dijo hacer esto más a menudo ahora que hace seis meses, con la mayoría alegando el clima económico como la razón.

La crisis financiera también llega al rico Golfo Pérsico

KUWAIT.- El Banco Central de Kuwait decidió dar respaldo a uno de los bancos principales del país y anunció que está considerando garantizar depósitos en otros bancos, en una clara señal de que la crisis financiera global está llegando a la rica zona del Golfo Pérsico.

Mientras tanto, en Arabia Saudí, el gobierno dijo que depositaría 10.000 millones de riads (2.700 millones de dólares) en el Banco de Crédito Saudí para ayudar a ciudadanos con pocos recursos a lidiar con dificultades financieras, informó el diario saudí Al-Ektisadiya.

Ambas acciones ocurrieron un día después de que los ministros de finanzas del Consejo de Cooperación del Golfo se reunieron para asegurar que los bancos de la región no sufren crisis de liquidez.

Sin embargo, la decisión de Kuwait de dejar de cotizar acciones del Banco del Golfo sugería un panorama distinto y provocó gran asombro en el mercado bursátil del país, que cerró con una caída de casi el 3,5%, aumentando las pérdidas anuales a más del 19%.

La orden del Banco Central indicó que se suspendería la cotización del acciones del Banco del Golfo debido a una investigación en los acuerdos de derivados de renta variable que causaron las pérdidas.

El comunicado señaló que algunos inversionistas ayudaron a encubrir las pérdidas pero ni el Banco Central ni el Banco del Golfo indicaron cuando ocurrió eso ni cuanto fue el dinero perdido.

Sin embargo, un representante bancario, señaló que las pérdidas bancarias fueron de 200 millones de dinares (749 millones de dólares). La fuente pidió no ser identificada.

El Banco Central de Kuwait también anunció que propondrá un proyecto de ley para garantizar depósitos en bancos en un esfuerzo "para aumentar la confianza en el sector bancario y su capacidad de competir".

La bolsa de Omán cayó en un 8,29% mientras que el mercado bursátil de Qatar bajó casi un 9%. El índice principal de Arabia Saudí, el Tadawul, cayó un moderado 3,06%, un día después de haber bajado más del 8%.

De momento se considera que los países del Golfo Pérsico están a salvo de la crisis financiera porque se benefician del dinero acumulado por los altos precios del petróleo que venden.

Sin embargo, gran parte del sector bancario de la región está privatizado y se desconoce el nivel de riesgo de muchas instituciones.

La desaceleración mundial pone en riesgo el crecimiento en China

PEKÍN.- La economía de China sigue siendo sólida, pero enfrenta riesgos de la desaceleración global en esta materia debido a su dependencia de la demanda exterior, dijo el domingo el gobernador del banco central.

Zhou Xianchuan señaló en un reporte a la legislatura del país (Asamblea Popular Nacional) que el banco central fortalecerá la supervisión de los bancos de China y desarrollará planes de contingencia para ocuparse de cualquier impacto negativo de la crisis financiera mundial, reportó la agencia oficial de noticias Xinhua.

El funcionario señaló que el banco central también trabajará para mantener un suministro suficiente de crédito en el mercado interno, agregó Xinhua.

Zhou dijo que la institución que preside dejará que el mercado tenga "un papel mayor" para decidir sobre las tasas de interés y para mantener estables las tasas de cambio, dijo Xinhua sin ofrecer detalles adicionales.

Zhou apuntó que "nuestra economía es altamente dependiente de la demanda exterior", y advirtió que una debilidad en las exportaciones debido a la disminución mundial del avance económico tendría un impacto negativo, dijo Xinhua.

Luego de años de esfuerzo para atender la creciente demanda de sus exportaciones, China batalla con una disminución en la misma mientras los consumidores en Estados Unidos y Europa han recortado su gasto tras la crisis hipotecaria.

Ello plantea un reto serio para los líderes en Pekín, quienes están luchando para mantener en equilibrio el crecimiento de generación de empleos.

Las declaraciones de Zhou llegan días después de que el gobierno reportó que la economía creció un 9% en el tercer cuarto, su ritmo más lento en cinco años.

Zhou agregó que el banco central ausculta al sector inmobiliario y trabajará para mejorar los servicios financieros para éste, luego que las autoridades anunciaron la semana pasada un plan de medidas para revivir el debilitado mercado de vivienda de China.

Los bienes raíces representan una décima parte de toda la actividad económica de China y tienen repercusiones amplias en otras industrias, como la siderúrgica, la de electrodomésticos y el sector de servicios.

El Mercosur y seis países asociados discuten la crisis financiera

BRASILIA.- Los cuatro países integrantes del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y otros seis países sudamericanos asociados discutirán mañana lunes en Brasilia el impacto de la crisis financiera global y analizarán las medidas adoptadas hasta ahora en toda la región en el primer encuentro de alto nivel.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, dijo que la reunión de emergencia propuesta a comienzos de este mes por Argentina y Brasil permitirá a las naciones discutir sobre la crisis y coordinar acciones para disminuir sus efectos, pero no se esperan decisiones mayores.

Amorim señaló que probablemente "no se adoptarán medidas específicas". El funcionario dijo también a principios de la semana que esta reunión será utilizada para que las naciones puedan intercambiar experiencias.

Los ministros de Hacienda, Exteriores y presidentes de los bancos centrales de los países del Mercosur harán inicialmente una reunión restricta al bloque de integración y luego se sumarán los representantes de Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia (asociados) y Venezuela (en proceso de adhesión).

Este encuentro extraordinario del Consejo del Mercado Común (CMC) del Mercosur y sus países asociados fue convocado por Brasil, que ocupa la presidencia protémpore del bloque, tras una sugerencia formulada por el ministerio de Exteriores argentino.

"Nadie tiene una respuesta inmediata. No tenemos la ilusión de que vamos a resolver todos los problemas. Esta reunión será un intercambio de experiencias y para discutir cómo hacer que las acciones en el futuro se puedan adoptar de forma coordinada y transparente", dijo el ministro de Exteriores brasieño, Celso Amorim.

El jefe de la diplomacia brasileña destacó que el objetivo central del encuentro es conversar sobre "cómo evitar que el patrimonio de la integración se pierda por una reacción a problemas que vienen de otros lugares".

Amorim insistió en que "no es una reunión para tratar los temas de siempre del Mercosur", y por lo tanto no habrá "medidas específicas a ser adoptadas, como no habrá medidas en la reunión que el presidente (George W.) Bush está convocando para noviembre. Se trata de intercambiar experiencias".

El ministro brasileño expresó su esperanza de que el impacto de la crisis financiera internacional no lleve a países sudamericanos, y especialmente del Mercosur, a adoptar medidas proteccionistas.

La experiencia, dijo, muestra que las "medidas proteccionistas nunca son buenas, porque generan más medidas proteccionistas. Tenemos la confianza y la esperanza de que eso no ocurrirá".

El formato de la reunión ministerial fue simplificado al máximo para permitir que los representantes de cada país tengan total libertad para intercambiar opiniones sin estar atados a una agenda rígida.

"No recuerdo otra oportunidad en que diez países sudamericanos se hayan reunido de forma extraordinaria para discutir un único punto en la agenda, una crisis puntual. Eso pone de relieve la importancia de esta reunión", dijo un diplomático brasileño.

Según esta fuente, "la presencia de los presidentes de los bancos centrales junto a los ministros muestra el alto nivel técnico que tendrá la discusión".

Todos los países confirmaron el envío de delegaciones de alto nivel, acotó el diplomático.

De acuerdo con el protocolo definido, los trabajos se abrirán con un diálogo informal de los ministros de Hacienda y los titulares de los bancos centrales del Mercosur, que tendrá una hora de duración.

Solamente después de ese diálogo informal se instalará la Reunión Extraordinaria del CMC y los países miembros, en el auditorio principal del Palacio de Itamaraty, la sede de Exteriores brasileña.

Japón, dispuesto a inyectar hasta 110.000 millones de dólares

TOKIO.- El Gobierno japonés indicó este domingo que está dispuesto a inyectar hasta 10 billones de yenes (110.000 millones de dólares) en los bancos del país con dificultades.

El límite del plan de recapitalización de los bancos estaba fijado hasta ahora en dos billones de yenes, pero esto resulta "más bien insuficiente", declaró el ministro de Política Económica y Presupuestaria, Kaoru Yosano.

"Pienso que (este tope) será de unos 10 billones de yenes", indicó en una entrevista televisiva.

Yosano se mostró tranquilo en cuanto a la salud de la banca japonesa: "No nos encontramos para nada en una situación en que los bancos se vayan a hundir uno después de otro", declaró.

Miles de fábricas se ven amenazadas de cierre en el sur de China

SHANGHAI.- Miles de fábricas se ven amenazadas de cierre a corto plazo en el sur de China, afectadas por la crisis económica mundial que reduce sus exportaciones y por el incremento de los costes de producción, advierten los industriales chinos.

La rica provincia de Guangdong, dedicada a la producción de artículos destinados a la exportación, podría perder así 9.000 de las 45.000 fábricas instaladas en la región de Cantón, Donguan y Shenzhen, antes de finales de enero, según estimaciones basadas en un informe de la asociación de empresas con capital extranjero de Donguan.

La asociación considera que la demanda extranjera de los productos de la región habría disminuido en un 30%.

"Si empeora la situación de las industrias exportadoras y el desempleo, no tendrá efectos positivos para el gobierno", comenta Eddie Leung, presidente de la asociación.

Según sus cálculos, al menos 2,7 millones de personas podrían perder su empleo en esta ola de cierres, pero el número total podrían ser mucho mayor.

En las últimas semanas, el cierre de Smart Union, importante fabricante de juguetes que abastecía a firmas como Mattel y Disney, y de otras fábricas, se saldó con la supresión de miles de puestos de trabajo en la región. Y reavivó el espectro de una grave crisis al amenazar no solamente a las pequeñas manufacturas.

Otro gigante, que emplea a 8.500 personas en China y Europa, se siente amenazado. Se trata de Mansfield Manufacturing, una empresa de metalurgia, fundada modestamente en 1975 en Hong Kong y que pasó a territorio chino en 1991.

Con una expansión del 40% anual, Mansfield Manufacturing, cuyas acciones cotizan en la Bolsa de Singapur, se ha convertido en un importante abastecedor de componentes metálicos para automóviles, televisores de plasma, impresoras y todo tipo de aparatos eléctricos para marcas como Canon, Toshiba, Epson, Minolta o Fuji-Xerox.

"No tememos tanto la caída de la demanda como el hecho de que los clientes no nos puedan pagar tras recibir la mercancía", subraya To. "A los bancos ahora les cuesta tanto conceder créditos que es fácil destrozar una fábrica de la noche a la mañana", añade.

Varios clientes optaron ya por la prudencia, así varios de ellos en Japón y Europa suspendieron sus pedidos durante dos o tres semanas.

El empresario es, sin embargo, optimista a largo plazo. "Tengo confianza porque el poder adquisitivo de los consumidores chinos continuará aumentando incluso si el de los occidentales sigue disminuyendo", afirma.

Por ese motivo, ha decidido destinar una parte de su producción al mercado nacional en lugar de a la exportación.

Evo Morales gana la batalla política pero le espera una guerra económica

LA PAZ.- El acuerdo en el Congreso que dio vía libre a un referendo constitucional fue un importante triunfo para el presidente de Bolivia, Evo Morales, que sin embargo no conjuró el descontento de las regiones opositoras y además deberá lidiar con la compleja situación económica boliviana.

Una parte importante de la oposición y el oficialismo acordaron el texto constitucional -tras cambiar más de 100 de los 400 artículos que lo componen-, lo que deberá ser confirmado en un referendo el 25 de enero próximo.

Unánimemente saludado como un gran triunfo para Evo Morales, este acuerdo marcó el final de una grave crisis política que casi llevó en septiembre pasado a una guerra civil con una violencia que provocó 19 muertos.

Con la crisis descomprimida viene sin embargo una fase de riesgos para Bolivia, tanto en lo político como en lo económico, estiman analistas.

Uno de los beneficios colaterales para el mandatario fue que la oposición se dividió en torno a la nueva Constitución.

Dos líderes nacionales opositores claves, el ex presidente Jorge Quiroga y el empresario Samuel Doria Medina, anunciaron el primero su neutralidad y el segundo su apoyo al nuevo texto.

Sin embargo líderes de cinco de las nueve regiones del país -que han combatido durante meses al presidente- anunciaron un frente para oponerse a la nueva Constitución.

El poderoso prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, cabeza visible de la oposición a Morales, dijo que la nueva Carta Magna avala la intención del gobernante que "desde un principio ha intentado perpetuarse en el poder a la fuerza".

Con esta declaración Costas duda del compromiso de Morales, quien aseguró (para facilitar el acuerdo) que se lanzaría a la reelección en una presidencial que debe hacerse en diciembre de 2009 pero no lo haría en 2014 en que teóricamente podría hacerlo.

De cualquier modo los analistas consideran que la oposición regional se ha debilitado en beneficio de una oposición política más moderada hacia Morales.

Para el politólogo Roger Tuero, "el declive de las fuerzas regionales era una condición necesaria para que la política vuelva a transcurrir por los canales del sistema", es decir el Parlamento y los partidos políticos.

No obstante el jueves, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, en referencia a la oposición regional pidió "vigilancia permanente; la derecha ha sido derrotada en una batalla pero aún no ha perdido la guerra y más pronto que tarde buscará algún mecanismo para atentar contra la democracia".

Si la oposición dura parece por ahora controlada, Morales deberá vigilar los sectores radicales de su propio partido, descontentos de las concesiones hechas a la oposición en la redacción de la Constitución.

"Han sido engañados nuestros hermanos indígenas con la modificación del texto constitucional", afirmó el dirigente indígena Roberto de la Cruz, quien consideró que las modificaciones son un retroceso "a las demandas históricas de los pueblos originarios".

Todo esto en medio de un contexto turbulento en la economía, con caída en los precios de los minerales y energéticos de los cuales Bolivia es exportadora.

Si los precios internacionales de los minerales siguen bajando "va a colapsar la minería", reconoció el ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, al anunciar la creación de un fondo para sostener la producción del zinc.

"La burbuja económica se ha pinchado y ahora alcanza a todos los sectores y ha ocasionado una caída vertical de todos los minerales", señaló.

Todo esto en un contexto en que Bolivia está a punto de perder las preferencias arancelarias en EEUU.

Para el analista económico Mario Rueda Peña "la situación podría caldearse al extremo en las minas", donde pueden perderse miles de trabajos, al igual que en El Alto, bastión de Morales, donde son importantes las manufacturas que se exportan a EEUU gracias a las preferencias arancelarias.

"Estamos en la antesala de una coyuntura difícil, ante la cual el Gobierno actual no acredita estrategia alguna para evitarse un grave y mortal desgaste político. Por el contrario, sigue aferrado a su plan de hegemonía política y de permanencia en Palacio Quemado hasta el año 2014".

"Equivale a verdadero 'harakiri' político semejante actitud", agrega.

Una sombra de recesión se extiende sobre la economía estadounidense

WASHINGTON.- Las señales de una posible recesión se han vuelto más explícitas y contundentes a medida que los inversionistas abandonan el mercado de valores ante los reportes de ganancias de las compañías, las perspectivas de los trimestres por venir y los despidos masivos.

En la última semana, el índice Dow Jones perdió 473 puntos (5,35%) al tiempo que muchos inversionistas cambiaron su atención de la crisis crediticia a la economía, por lo que la idea de una recesión mundial y prolongada en el futuro no fue de su agrado.

"Comenzamos a notar ventas de títulos al por mayor", afirmó Peter Morici, profesor de economía y negocios en la Universidad de Maryland. "Nos dirigimos a una época muy negativa".

Aunque no todos son tan apocalípticos, la idea de la situación en las compañías estadounidenses es irremediablemente desalentadora.

Si los ejecutivos de algunas de las compañías más importantes del mundo están en lo correcto, se deben esperar algunas situaciones sombrías en los próximos meses: menos regalos bajo el árbol de Navidad, restaurantes vacíos, automóviles sin vender y filas más largas de solicitantes de empleo ante el recorte de costos de las compañías por las ventas escasas.

En todo caso las empresas con buenos resultados no representan precisamente una buena noticia. Dos de las principales compañías tabacaleras lograron sus proyecciones de ganancias, mientras que otra aumentó sus perspectivas de ingresos, pues sus productos, aunque pueden producir cáncer, se venden razonablemente bien incluso en los tiempos difíciles.

La recesión aún no ha sido declarada por la oficina nacional de economistas, que la denomina como dos trimestres consecutivos de decremento del producto interno bruto y esta situación aún debe ser reflejada en las estadísticas gubernamentales.

Pero esa es una simplificación extrema que ignora otros indicadores utilizados para identificar una recesión incluyendo el empleo, los ingresos por familia, las ventas minoristas y la producción empresarial. Los principales empresarios no esperan una proclamación oficial.

"Nos acercamos claramente a lo que es un estado de recesión", afirmó Blake Jorgensen, director de finanzas en Yahoo Inc. pocos días después de que la compañía de internet anunció sus planes para despedir a 1.500 trabajadores, casi el 10% de la plantilla, para finales de este año.

Incluso antes de que este complicado mes comenzara, la economía estadounidense había perdido 760.000 empleos en el año.

La situación actual proyecta despidos continuos y generalizados, aunque pocos expertos creen que el desempleo pueda llegar hasta el 10,8%, el pico que alcanzó en la última recesión grave entre 1981 y 82. El índice de desempleo en Estados Unidos es actualmente de 6,1%. En marzo del 2007 era de 4,4%, lo que indicó un punto bajo de desempleo en la última expansión económica.

Algunas compañías no realizan los despidos porque han perdido dinero, sino que intentan obtener más ante el débil crecimiento de los ingresos. Al recortar 3.000 empleos en los próximos seis meses Xerox cree que podría impulsar sus ganancias del 2009 al menos 10%

El director general de 'La Caixa' dice que las crisis financieras siempre conducen a concentraciones

El director general de 'La Caixa', Juan María Nin, considera que las crisis financieras "siempre conducen a procesos de concentración" en las cajas de ahorro.

"La contención o disminución de ingresos conduce a una reducción de costes cuyos resultados más permanentes, si se hace bien, derivan en fusiones", apuntó Nin en una entrevista con el diario 'El País'.

"En España había en los noventa setenta cajas y ahora hay 45. Por tanto, nada nuevo", añade el ejecutivo de 'La Caixa' al ser preguntado sobre si se avecina un periodo de fusiones en las cajas.

Respecto al recorrido de la crisis, Nin considera que en España se verá "el verdadero alcance de la crisis a lo largo de 2009 y, con más claridad, sus consecuencias en 2010".

"Nuestra crisis tiene distinta naturaleza. Aquí no ha habido inversión en activo dudosos, sino clientes con garantías inmobiliarias que ahora tienen un menor valor y, en algunos casos, fuerte carga financiera por un excesivo endeudamiento", señaló.

El director general de la entidad que preside Isidre Fainé considera "acertadas y necesarias para generar confianza" las medidas adoptadas para atajar la crisis. "Me parece bien calculado en importe y bien financiado con emisión de deuda.

Además, la ampliación de los fondos de garantía responde a la necesidad de contribuir a resolver la confianza y también a un factor competitivo en el mercado europeo, que exige igualdad en esta cobertura", indicó al respecto.

En relación a los orígenes de la crisis reconoció que ha habido excesos. "Ha habido excesos en la sobrevaloración de algunos activos, sobre todo inmobiliarios, con una demanda muy potente y una financiación más allá de lo que aconseja la prudente gestión del riesgo crediticio", explicó.

"Este hecho, junto con un mercado que ha primado el beneficio y el corto plazo, ha sido el caldo de cultivo de esta situación", añadió.

En este contexto, Nin destacó que 'La Caixa' afronta la situación con una solvencia "de primer nivel" y una liquidez de 26.500 millones.

No obstante, no descarta que la entidad aborde eventuales ventas de activos que consideren maduros, "inversiones en compañías que por la potencial generación de plusvalías y recorrido futuro puedan sustituirse por nuevas inversiones en sectores de mayor proyección", según explicó.

Las cifras de Economía reflejan en España casi un estancamiento en el tercer trimestre, con un aumento del PIB del 0,2%

MADRID.- El indicador sintético de actividad que elabora el Ministerio de Economía y Hacienda refleja casi un estancamiento de la actividad en el tercer trimestre del año, al señalar un crecimiento del PIB sólo del 0,2%, nueve décimas menos que el indicador del segundo trimestre de 2008, según datos de este Departamento.

Esta cifra, que Economía elabora con la información macroeconómica disponible en cada momento, pone de manifiesto una intensa desaceleración de la actividad, ya que, de confirmase el dato, sería de 1,6 puntos menor al incremento económico registrado en el segundo trimestre del año, cuando el PIB creció un 1,8% en tasa interanual.

Así, el indicador sintético del Ministerio refleja la intensidad del ajuste económico que inició la economía española en el segundo trimestre de 2007, como consecuencia de la desaceleración del sector de la construcción y la crisis crediticia internacional.

Además, si los datos se confirman y la economía española crece sólo un 0,2% entre julio y septiembre en tasa interanual, el PIB podría haber registrado tasas intertrimestrales próximas a cero e incluso negativas, y confirmarse así las teorías de algunos analistas, que prevén crecimientos negativos en España hasta el final de año.

De hecho, el propio vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, ha reconocido ya en alguna ocasión que la economía española podría rozar "el larguero de la recesión", aunque siempre ha defendido que el Gobierno no trabaja con esa hipótesis.

Este intenso ajuste económico ha llevado al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a realizar más de una revisión de las previsiones de crecimiento del Gobierno a lo largo del año, hasta situarlas en el 1,6% para 2008 y en el 1% para 2009.

Estas estimaciones, pese a haber sido considerablemente rebajadas, permanecen todavía muy alejadas de otras mucho más pesimistas, como las de Funcas, que tras su última revisión a la baja situó el crecimiento en el 1,1% para el 2008 y señaló una contracción del PIB en 2009 (-0,5% en tasa interanual).

A pesar del pesimismo general que rodea a la economía española, el pasado martes, durante el debate a la totalidad de los Presupuestos para el 2009, Solbes sostuvo que no se iban va a realizar más revisiones del cuadro macroeconómico mientras no se despeje la incertidumbre existente, por ser algo "poco útil y ciertamente desaconsejable".

No obstante, sí ha reconocido que tras los cambios acontecidos en tanto en el panorama nacional como internacional en las últimas semanas, las previsiones oficiales del Ejecutivo podrían haberse quedado desfasadas.

Este indicador sintético que maneja Economía suele arrojar un crecimiento inferior al que finalmente marca la Contabilidad Nacional que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Así, en el segundo trimestre de 2008 este indicador señaló un crecimiento del 1,1% y la economía creció un 1,8% en tasa interanual.

De la misma forma, en el primer trimestre, el indicador sintético de actividad del Ministerio marcó un crecimiento del 1,7%, mientras que la economía creció un 2,7%, y en el cuarto trimestre de 2007 el indicador señaló un crecimiento del 2,7% mientras que la economía creció un 3,3% en tasa interanual.

En el segundo trimestre, la economía española creció un 1,8% en tasa interanual, nueve décimas menos que en el trimestre precedente (2,7%) y 2,2 puntos menos que en igual periodo de 2007 (4%), según los datos de Contabilidad Nacional Trimestral publicados por el INE.

En términos intertrimestrales, el PIB registró un crecimiento del 0,1% entre abril y junio, dos décimas por debajo del incremento registrado en el trimestre anterior y ocho décimas inferior al logrado hace un año, cuando la economía española creció un 0,9% en tasa intertrimestral.

El crecimiento interanual registrado en el segundo trimestre del año es el más bajo desde el primer trimestre de 1996, cuando el PIB aumentó un 1,7%. En cuanto al crecimiento intertrimestral, la cifra obtenida entre abril y junio de este año (0,1%) es la más baja desde el tercer trimestre de 1993, cuando el PIB experimentó un crecimiento cero.