lunes, 17 de noviembre de 2008

¿Franklin Delano Obama? / Paul Krugman*

De repente, todo lo antiguo es new deal. Reagan está anticuado; Franklin Delano Roosevelt (FDR) está de moda. Sin embargo, ¿cuánta orientación puede ofrecer en realidad la era de Roosevelt al mundo actual? La respuesta es que mucha aunque Barack Obama debería aprender tanto de sus fracasos como de sus éxitos: la verdad es que el new deal [las políticas de reformas sociales y económicas llevadas a cabo por Roosevelt] no tuvo tanto éxito a corto como a largo plazo. Roosevelt puso en riesgo su programa porque sus políticas económicas fueron demasiado cautelosas.

Respecto a los éxitos a largo plazo, las instituciones que Roosevelt creó han demostrado ser tan duraderas como esenciales. Esas instituciones son los cimientos de la estabilidad económica de nuestra nación. Imagínense lo mucho peor que sería la crisis si el new deal no hubiese garantizado la mayoría de los depósitos bancarios. Imagínense lo inseguros que muchos ancianos estadounidenses se sentirían ahora si los republicanos se las hubiesen arreglado para desmantelar la Seguridad Social.

¿Puede Obama conseguir algo comparable? Rahm Emanuel, el nuevo jefe de gabinete de Obama, ha declarado que "uno nunca quiere que se desperdicie una crisis". Los progresistas esperan que la nueva Administración, al igual que el new deal, responda a la crisis económica y financiera creando instituciones -y en particular un sistema sanitario universal- que cambien la forma de la sociedad estadounidense para el futuro. Pero la nueva Administración debería procurar no imitar un aspecto menos positivo del new deal: su inadecuada respuesta a la gran depresión.

Ahora hay todo un sector intelectual, que actúa principalmente a través de los expertos de derechas, dedicado a propagar la idea de que, en realidad, FDR hizo que empeorase la depresión. Es importante que se sepa que la mayor parte de lo que se dice en ese sentido se fundamenta en una tergiversación deliberada de los hechos. El new deal representó un auténtico alivio para la mayoría de los estadounidenses.

Dicho eso, es cierto que FDR no consiguió orquestar una recuperación completa durante sus dos primeros mandatos. A menudo ese fracaso sirve como argumento contra la economía keynesiana, que afirma que un aumento del gasto público puede hacer que una economía salga del estancamiento. Pero el más importante estudio sobre las políticas fiscales de los años treinta, realizado por el economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) Cary Brown, llega a una conclusión muy distinta: el estímulo fiscal no tuvo éxito "no porque no funcionase, sino porque no se intentó".

Esto puede resultar difícil de creer. Es bien sabido que el new deal puso en la nómina del Estado a millones de estadounidenses mediante la Agencia para la Mejora del Trabajo (WPA, en sus siglas en inglés) y el Cuerpo Civil de Conservación (CCC). Hoy seguimos conduciendo por esas carreteras y enviamos a nuestros hijos a escuelas construidas por la WPA. ¿Es que todas esas obras públicas no constituyen un gran estímulo fiscal? Bueno, no tan grande como podría pensarse.

El impacto del gasto federal en obras públicas se vio en gran parte contrarrestado por otros factores, especialmente por una gran subida de impuestos aprobada por Herbert Hoover, cuyas consecuencias no se apreciaron de lleno hasta que su sucesor llegó a la presidencia. Además, la política expansiva a escala federal se vio limitada por los recortes en el gasto y las subidas de impuestos estatales y locales.

Roosevelt no sólo era reacio a aplicar toda la expansión fiscal que fuera posible, sino que estaba deseando volver a unos presupuestos conservadores. Ese deseo estuvo a punto de destruir su legado. Tras una victoria aplastante en las elecciones de 1936, su Administración recortó el gasto y subió los impuestos, lo que ocasionó una recaída económica que elevó nuevamente la tasa de paro hasta los dos dígitos y desembocó en un estrepitoso fracaso en las elecciones de mitad de mandato en 1938.

Lo que hizo que la economía y el new deal se salvasen fue el gigantesco proyecto de obras públicas conocido como Segunda Guerra Mundial, que por fin proporcionó un estímulo fiscal apropiado para las necesidades de la economía.

Esta historia enseña algunas lecciones importantes para la próxima Administración. La lección política es que los pasos económicos en falso pueden minar rápidamente un mandato electoral. La semana pasada, los demócratas ganaron por un amplio margen, pero fue aún mayor en 1936 y luego se esfumaron sus logros tras la recesión de 1937 y 1938.

Los estadounidenses no esperan del próximo Gobierno unos resultados económicos inmediatos, pero desde luego esperan resultados, y la euforia de los demócratas no durará mucho si no consiguen una recuperación económica.

La lección económica trata sobre la importancia de hacer lo suficiente. FDR pensaba que estaba siendo prudente al reprimir sus planes de gasto público; en realidad, estaba corriendo grandes riesgos con la economía y su legado. Mi consejo para la gente de Obama es que calculen la ayuda que creen necesaria y luego le añadan un 50%. Con una economía en crisis, es mucho mejor pecar de un exceso de estímulo económico que quedarse corto.

Las oportunidades de Obama de orquestar un nuevo new deal van a depender en gran medida de si sus planes económicos a corto plazo son lo suficientemente ambiciosos. Los progresistas deberán confiar en que tenga la audacia necesaria.

*Paul Krugman es profesor de Económicas en la Universidad de Princeton

Acordaos de la economía real / Paul A. Samuelson

El actual caos en todo el mundo recuerda mucho a la Gran Depresión de 1929-1939. Ambos periodos empezaron con desplomes de las bolsas en la mayor parte de los centros financieros mundiales.

Del mismo modo que se culpa con razón al presidente George Bush por la mala liberalización económica llevada a cabo entre 2000 y 2008, al presidente Herbert Hoover (1929-1933) y a su multimillonario secretario del Tesoro, Andrew W. Mellon, se les considera, por su inacción y sus ideologías ultraliberales, responsables de permitir durante mucho tiempo que la economía real se sumiera en un estancamiento cada vez mayor.

Tras un considerable ejercicio de ensayo y error, el activista New Deal de Franklin Roosevelt salvó el capitalismo. Los bancos centrales -la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra y los demás- se volvieron impotentes para invertir la marea de la depresión profunda. ¿Por qué?

Desde el momento en que la deflación del nivel de precios redujo casi a cero el rendimiento de las menos arriesgadas letras del tesoro, todo el dinero nuevo que se crease no haría más que ser acaparado. (¡Los economistas estadounidenses se adelantaron al inglés J. M. Keynes al reconocer y dar nombre a la trampa de liquidez descrita más arriba!).

Lo que en última instancia consiguió que casi se alcanzara el pleno empleo en Estados Unidos en 1939 fue, a fin de cuentas, el enorme gasto estatal deficitario. La Agencia para la Mejora del Trabajo entregó a los trabajadores en paro más pobres miles de millones de dólares en salarios gastables. Además, la Administración de Obras Públicas del New Deal gastó miles de millones más en obras públicas. Nada de esto fue suficiente.

La aceleración de los pagos públicos a los agricultores apuntaló los precios de los cereales y aumentó el poder adquisitivo. Por fin, algo nuevo: la sociedad de financiación de la reconstrucción (RFC, en sus siglas en inglés), que ayudó a sostener a los bancos con problemas. Esta RFC asumió las inversiones arriesgadas que podrían no llegar nunca a ser plenamente amortizadas.

De igual modo que es mejor amar y perder que no haber amado nunca, en tiempos de gran depresión toda la sociedad sale ganando incluso si la rentabilidad esperada no llega nunca.

Recuerdo que durante el segundo mandato de Roosevelt en la Casa Blanca se construyó un útil crucero de la Armada. Resulta que en la Segunda Guerra Mundial resultó ser valiosísimo. ¿Cuál fue su verdadero coste documentado cuando se construyó?

Una contabilidad minuciosa calculaba que el coste de este barco había sido de hecho negativo para la sociedad. Lo que los contables consideraban dinero en efectivo perdido, la macroeconomía de la depresión propiamente dicha lo calcula como una compensación por los miles de millones de dólares de nueva producción y salarios que este barco había aportado al producto interior bruto.

Nada de lo dicho anteriormente es una crítica a los dólares que Bernanke y Paulson han dedicado a rescatar bancos, aseguradoras y balances de las grandes empresas. Este equipo llevó a cabo con rapidez la importante labor que el equipo de Hoover-Mellon nunca llegó a hacer.

Parte de la grandeza de Franklin Roosevelt fue su voluntad de explorar nuevos programas contra los vientos de la depresión. Probó el malhadado experimento de la administración para la reconstrucción nacional que consistió en dejar que los ejecutivos de la lana reorganizaran su sector, junto con otros planes empresariales de Mussolini igualmente descabellados. Pero pronto abandonó esos experimentos.

En las ocasiones en que el Tribunal Supremo cortó las alas de Roosevelt, redundó en beneficio de la sociedad. Es de esperar que cuando el joven y activo presidente Obama dé un paso en falso, los controles y equilibrios de nuestro sistema de democracia puedan ayudar a moderar los giros excesivos hacia la izquierda o hacia la derecha del sagrado centro.

En política, el tiempo es esencial. Los nuevos presidentes tienen periodos de gracia limitados para innovar. Por eso, recordando 1933 y 1934, animo a la próxima Casa Blanca y al próximo Congreso a improvisar para la economía real nuevas y grandes inyecciones de gasto directo que ayuden a debilitar las espirales descendentes que las recesiones son tan propensas a desarrollar.

Gasten así, recordando que en tiempos como éstos la deflación puede convertirse en un enemigo peor que la inflación. Ningún economista sensato lamenta hoy que Roosevelt rompiese las promesas electorales de "equilibrar el presupuesto" que hizo en 1932.

En aquel momento, con una jugada por sorpresa, Roosevelt devaluó el dólar, sacando así a Estados Unidos del cruel patrón oro. Mis profesores estaban escandalizados. Dado que Estados Unidos era un refugio seguro para el amedrentado capital europeo, no había necesidad de tomar en aquel momento decisiones tan poco ortodoxas.

Por una vez, los jóvenes sabíamos más del asunto que nuestros mayores. Mientras que ellos pensaban que eran unas medidas egoístas por parte de Estados Unidos para "empobrecer al vecino", a nosotros Keynes nos había convencido de que devaluar el dólar para hacerlo coincidir con la devaluación de la libra británica era precisamente lo que nos permitiría a los dos mantener un gasto de déficit presupuestario expansionista.

A las pruebas me remito. Los cautos belgas depreciaron su franco. En Francia, el Frente Unido se mantuvo en el patrón oro. Bélgica se recuperó antes. La débil Francia fue la primera conquista fácil de los tanques alemanes.

Sólo después de que hayamos iniciado la recuperación habrá llegado el momento de que los bancos centrales vuelvan a "centrarse en la inflación". Cuando llegue el feliz día de la recuperación, sospecho que los niveles de precios estarán hasta un 10% por encima de los de 2007. Es una pena. Pero habrá sido el precio necesario de salvar a la economía real y a las clases medias.

La transparencia como terapia / Emilio Ontiveros*

La complejidad de la crisis financiera que estamos sufriendo no ha invalidado la proposición básica en la que descansó su diagnóstico, hace ya quince meses: la erosión de la confianza en el conjunto del sistema bancario, y de sus componentes entre sí. La confianza, también se subrayó entonces, está estrechamente asociada a la disposición de información relevante.

La cantidad y calidad de ésta, las asimetrías en su distribución, además de condicionar los no siempre previsibles derroteros por los que transita la crisis, lo hace también con el éxito de las terapias que se le aplican. Y, en todo caso, con la confianza que los ciudadanos proyectan en sus autoridades y en sus instituciones, los mercados incluidos.

Ése es ahora uno de los ámbitos más sensibles. Es el reflejo de esos destructivos cambios sociales que Robert Shiller anticipó en su último libro (The Subprime Solution, Princeton University Press) como los más inquietantes derivados de esta crisis, en la medida en que no dañan sólo a la economía, sino al tejido social. Alteraciones en los hábitos de los consumidores, la relación de unos con otros, los valores: la confianza de la gente en los demás, en sus instituciones y en sus formas de vida.

Una de las vías de debilitamiento adicional de esa confianza es la que pudiera emanar de errores de las autoridades en la gestión de la crisis: en su capacidad para acertar con las terapias y para hacerlo sin perjudicar a la mayoría de los contribuyentes. Es un hecho que la necesaria concentración de las ayudas públicas de distinta naturaleza a los sistemas bancarios, en algunos casos mediante transferencia directa de recursos públicos, está generando una creciente susceptibilidad de los ciudadanos en todos los países.

El cuestionamiento puede ser tanto mayor cuanto más contemporánea sea la disposición de parte de esos fondos públicos con generosas políticas de distribución de dividendos que no toman en consideración las restricciones de liquidez. O la concesión de remuneraciones extraordinarias a los directivos de las entidades socorridas por los contribuyentes.

Frente a esa justificada sensibilidad de los ciudadanos, es necesario que las actuaciones de las autoridades huyan de cualquier tentación de opacidad y de secretismo: "Abran la puerta y enciendan las luces", como reclamaba Gretchen Mortgenson la pasada semana en The New York Times. Tratar de eludir el completo escrutinio que esas actuaciones excepcionales exigen puede generar un deterioro de la confianza de mucha mayor trascendencia que el ocasionado por el comportamiento adverso de los indicadores económicos convencionales.

Bajemos ahora al caso de nuestro país para tratar de curarnos en salud y advertir de posibles riesgos. A iniciativa del Gobierno, el Parlamento aprobó hace varias semanas cuatro decisiones de apoyo al sistema bancario: la ampliación del seguro de depósitos, la creación de un fondo para la adquisición de activos, la concesión de aval a las emisiones de las entidades bancarias y la previsión de capitalización de las entidades que lo precisen mediante la adquisición con fondos públicos de acciones (o suscripción de cuotas participativas en el caso de las cajas de ahorros) y participaciones preferentes, todas ellas representativas de esos recursos propios que conforman la solvencia de las empresas bancarias.

Por su parte, el supervisor más directamente vinculado a esta crisis, el Banco de España, ha transmitido su intención de fomentar concentraciones de entidades bancarias como respuesta a la crisis. De la instrumentación de ambos conjuntos de medidas puede depender no sólo la utilidad de las mismas, sino la completa comprensión de los ciudadanos o el aumento de la desafección hacia las propias instituciones.

En el primer caso se trata de constituir un fondo (el FAAF: Fondo para la Adquisición de Activos Financieros) que adquirirá activos de máxima calidad (mayoritariamente cédulas hipotecarias) a las entidades bancarias con el fin de fortalecer la liquidez de aquellas que, siendo solventes, sufren las consecuencias de esa suerte de estigmatización que desde el inicio de la crisis arrastran los activos hipotecarios en todo el mundo. La suma asignada a tal efecto es de 30.000 millones de euros, ampliables a 50.000.

Las autoridades europeas no han puesto la más mínima objeción y, afortunadamente, ya hay calendario para su concreción. La comisión ejecutiva del FAAF ha ultimado los detalles de sus dos primeras subastas, que tendrán lugar el próximo día 20 de noviembre y el 11 de diciembre. La tercera de las decisiones, recuérdese, es la concesión del aval del Tesoro español, de máxima calificación crediticia, a emisiones de títulos de entidades bancarias españolas, por un total de 100.000 millones de euros.

No son actuaciones tan radicales como las adoptadas en otros sistemas bancarios de nuestro entorno. Son decisiones correctamente definidas que han de serlo igualmente en su ejecución y en su amplio escrutinio. En primer lugar, porque, para cualquier entidad bancaria, el acceso a esas facilidades no ha de ser en modo alguno sinónimo de estar peor que los demás. En segundo, porque son actuaciones con recursos públicos en un ámbito en el que la alarma social puede crecer si se administran con opacidad.

En España no hay la más mínima necesidad de cuestionar estas exigencias, por eso es preocupante que en un principio existiera cierta confusión al respecto. La transparencia es la condición necesaria para que los ciudadanos entiendan que ese tipo de medidas son necesarias, no sólo para las entidades bancarias, sino para el conjunto de los agentes económicos: para superar lo antes posible la crisis más grave de las últimas décadas.

El otro ámbito en el que hay que esmerar el cuidado es el de las comparecencias, manifestaciones o recomendaciones, del propio Banco de España en su calidad de supervisor. Sería un error, una inquietante ruptura de la escrupulosa tradición de nuestro supervisor bancario, que pudiera deducirse de sus actuaciones la manifestación pública a favor de un determinado modelo de reestructuración de alguno de los subsectores del sistema bancario. En mayor medida, que esas reestructuraciones fueran concebidas como las únicas terapias posibles frente a la crisis actual, con independencia de la realidad de las propias entidades y del entorno en el que operan.

El cuidado del supervisor bancario también ha de evitar la definición de asimetrías en las exigencias de prudencia a sus supervisados, sin que se pueda llegar a poner de manifiesto un mayor grado de severidad con determinadas entidades, ya sea por razón de su tamaño o de su naturaleza jurídica. Transparencia, finalmente, significa también que los ciudadanos puedan conocer el grado en el que las entidades bancarias transmiten a inversión crediticia a las empresas y familias los apoyos recibidos a través de las medidas antes comentadas.

A las bien ganadas credenciales que España puede exhibir en ese grupo de países que han de reformar el sistema financiero internacional podremos añadir el necesario rigor y transparencia en lo esencial del tratamiento terapéutico de la crisis. Ambas son las condiciones necesarias que el que fuera vicepresidente de la Reserva Federal, A. S. Blinder, transmitía como prioridad al presidente electo de Estados Unidos, para restaurar cuanto antes el sentido de juego limpio y la confianza en el sistema económico, de forma similar a como lo hizo Franklin D. Roosevelt en los años treinta.

*Emilio Ontiveros es catedrático

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Crisis y vínculo transatlántico / Josep Piqué*

El presidente electo de EE UU, Barack Obama, se enfrenta a ingentes desafíos globales. Su tarea no va a ser nada fácil. Tiene que hacer frente, por ejemplo, a dos guerras. Y en conexión con ello, cómo reorientar la lucha contra el terrorismo internacional, empantanada en Afganistán y con riesgos ciertos en Pakistán, además de la amenaza latente de un Irán con voluntad nuclear, e incluso de Corea del Norte.

Y a los nuevos escenarios geoestratégicos derivados del reequilibrio de poderes en el mundo, como resultado de la irrupción espectacular de los países emergentes como China, India, Brasil, Indonesia, México, Turquía, o con el resurgimiento de una Rusia con voluntad neoimperial y que no duda en disputar por su hegemonía en las zonas que considera su área vital de influencia.

Y con el creciente papel estratégico de las repúblicas ex soviéticas de Asia Central, o de los países del Golfo. O con el protagonismo que está adquiriendo África, como gran proveedora de materias primas para los países emergentes. Y un largo etcétera.

Y con la necesidad de repensar el vínculo transatlántico. Es decir, de repensar Occidente (incluyendo Australia, Nueva Zelanda y, en menor medida, Japón, que tiene intereses vitales más allá de ese concepto y que sólo ha sido Occidente, en la medida que ha compartido democracia parlamentaria y economía de mercado, pero que está en el ojo del huracán del nuevo centro de gravedad y que procede de una tradición cultural y civilizatoria distinta).

Ese replanteamiento viene obligado por el cambio geoestratégico derivado de la victoria de Occidente en la Guerra Fría que dejó obsoleta la OTAN y el esqueleto básico del llamado vínculo transatlántico: la defensa de nuestra respectiva seguridad colectiva pasaba por el paraguas nuclear de EE UU en Europa.

Ello ha llevado a que la OTAN busque un nuevo lugar bajo el sol, interviniendo en los Balcanes para acabar con el genocidio en Kosovo (con pésimas consecuencias políticas) o llevando la dirección militar de la ISAF en Afganistán. Y con voces autorizadas que reclaman para la OTAN un compromiso de Occidente con la defensa de la libertad en el mundo, frente al terrorismo internacional.

Bien. Los temas de la defensa y la seguridad colectivas constituyen ejes básicos del "vínculo". Pero ya no pueden ni deben ser los únicos. Hemos visto cómo la división política entre las dos orillas del Atlántico y dentro de la propia Europa acentúa el declive estratégico de Occidente. No voy a hablar ahora de responsabilidades. Son mutuas.

Pero sí que un mayor y mejor diálogo político, cuanto más institucionalizado mejor, me parece imprescindible. Con Obama y con líderes atlantistas en Alemania y Francia, todo puede ser más fácil. Y si, además, España actúa, por fin, adecuadamente con Estados Unidos, también puede ayudar (adecuadamente significa, como editorializa The Economist, que sepamos ser un país occidental y no comportarnos como una gran ONG, pero éste es otro tema).

Pero creo que estamos ante una gran oportunidad que, paradójicamente, deriva de la crisis económica que padecemos en las dos orillas. Breton Woods fue una creación del Occidente que ganó la II Guerra Mundial, después de romper la coalición aliada con la URSS. Los debates fueron, básicamente, entre EE UU y el Reino Unido, y el resultado, el nuevo orden financiero internacional y la creación de instituciones como el Banco Mundial o el FMI, o acuerdos como el GATT. Todo ello ha pasado por muchas vicisitudes, pero aún vivimos de ello 70 años después.

Entonces, y hasta hace poco, Occidente lo era casi todo. Ahora ya no es así.

Y, por consiguiente, el nuevo orden financiero internacional debe reformularse sobre otras premisas: otros países -no occidentales, en el sentido convencional- tienen mucho que decir. No es concebible no contar con los países emergentes o los del Golfo o con los suministradores de las materias primas necesarias para el crecimiento. Y no va a ser fácil llegar a consensos, aunque sean mínimos.

Sinceramente, poco espero de la cumbre del G-20 en Washington, sobre todo porque se efectúa sin trabajo previo y sólo de cara a la galería (por eso la insistencia del presidente Zapatero, dicho sea de paso). Pero sí creo que debe ser el inicio de la preparación seria y rigurosa de un nuevo orden económico y financiero internacional que haga frente a las nuevas realidades que nada tienen que ver con el mundo de la segunda mitad del siglo XX.

Y para ello vuelvo a la tesis central: cuanto más unidos estemos EE UU, la UE y otros países occidentales, más peso específico en los resultados del debate. Ello le interesa a Europa, sin duda. Debemos ser capaces de incorporar a EE UU a esta estrategia. En este tema, no competimos. Debemos cooperar porque nos necesitamos mutuamente. Europa no puede aspirar a liderar económicamente el mundo, pero su influencia sigue siendo importante. EE UU tampoco puede pretender ser el líder económico indiscutido e indiscutible, aunque siga siendo, y por mucho tiempo, la nación más importante del mundo.

EE UU y Europa están ante la posibilidad de una estrategia común y compartida que sea win-win. Y que sirva a objetivos buenos para todos: profundización de las economías de mercado, solidez y solvencia del sistema financiero, libertad responsable en las transacciones comerciales y financieras, estabilidad en los mercados globales, crecimiento global y progresivo eliminación de la pobreza, etcétera. Todo ello es bueno. Y un Occidente unido puede ser decisivo. Y si avanzamos en esa dirección, la esperanza y la causa de la paz, del progreso y de la libertad, también avanzarán.

No estamos, evidentemente, ante el "fin de la Historia". Ni mucho menos. Pero si Occidente renuncia a ese ideal -sin pretender imponerlo por la fuerza- renunciaría a su razón de ser. Ojalá Obama pueda: "Yes, we can".

*Josep Piqué es ex ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España

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Empresarios y ex colaboradores de Clinton dirigen la transición económica en EE UU

MADRID.- El viernes 7 de noviembre el presidente electo, Barack Obama, hizo la presentación oficial del que es su grupo de asesores económicos para la transición. Obama dejó patente la importancia del momento al elegir ese día, tras la reunión del equipo para analizar la crisis, y no otro, para ofrecer su primera rueda de prensa.

El día anterior había tenido una reunión con los responsables de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para empezar a tomar contacto con los asuntos de Estado, pero Obama quería trasladar a toda la sociedad la importancia que otorga al difícil momento económico, según "El País".

Buena prueba de esa inquietud es el perfil de los integrantes de ese equipo, con el objetivo de que los graves problemas que atraviesa la economía no queden desatendidos en los meses que restan hasta que Obama jure su cargo, el próximo 20 de enero, y también lo hagan sus colaboradores.

Para empezar, Obama ha reclutado a buena parte de su equipo económico entre los antiguos colaboradores de Bill Clinton en sus ocho años de presidencia. Robert Rubin y Lawrence Summers (ex secretarios del Tesoro), Robert Reich (secretario de Trabajo), William Daley (secretario de Comercio) y Laura Tyson (presidenta del Consejo de Asesores Económicos y directora del Consejo Económico Nacional) son los que más directamente trabajaron con el último presidente demócrata.

Uno de los que no forman parte del equipo económico pero sí asistió a la reunión del pasado 7 de noviembre es John Podesta, jefe de Gabinete del presidente Clinton y uno de los encargados de dirigir los equipos de transición.

Estas designaciones garantizan a Obama el asesoramiento de gente que ha trabajado directamente en la Administración aunque también cuenta con el apoyo de actuales responsables de gobierno, como la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm.

Hay otros cuya colaboración con las Administraciones demócratas son algo más indirectas, como Paul Volcker (presidente de la Reserva Federal entre 1979 y 1987), o Roger Ferguson (vicepresidente de la entidad entre y 1997 y 2006), y tampoco falta gente con destacada experiencia en la negociación parlamentaria, como su propio jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, o el congresista David Bonior.

En todo caso, la formación de este equipo no se ha dejado al azar. Detrás de estos nombramientos se esconden las batutas de los que han sido los dos principales asesores económicos de Obama durante la campaña: Jason Furman y Austan Goolsbee.

Furman, economista formado en Harvard, de 37 años, se perfila como director del Consejo Económico Nacional. Llegó a Washington en la década de los años noventa como asesor del después premio Nobel de Economía y también asesor de Obama Joseph Stiglitz. Hasta su designación como jefe del gabinete de política económica del candidato Barack Obama, en junio pasado, Furman dirigía el proyecto Hamilton, destinado a investigar y analizar las cuestiones económicas dentro de la Brookings Institution, organización sin ánimo de lucro sobre políticas públicas.

Furman y Goolsbee tienen en común sus posiciones centristas en materia económica, lo que ya les ha supuesto críticos y detractores casi a partes iguales. Goolsbee ha sido uno de los asesores más próximos a Obama. Profesor de Economía de la Universidad de Chicago, de 39 años, no defiende sin embargo los postulados liberales que estableció Milton Friedman y que se conocen como Escuela de Chicago.

Sus escritos se enmarcan dentro de la Nueva Economía Social, más centrada en los problemas diarios de los ciudadanos y defensor del establecimiento de un sistema de pensiones en Estados Unidos siguiendo el modelo europeo de Seguridad Social.

Goolsbee aparece en las quinielas como presidente del Consejo de Asesores Económicos, lo que le mantendría dentro del círculo presidencial en la Casa Blanca. Pese a sus vínculos evidentes con Obama, ninguno de ellos está incluido en el equipo de transición.

De lo que no cabe ninguna duda es de que la selección del equipo económico de esta primera etapa trata de dar satisfacción a las diferentes sensibilidades del partido y del electorado demócrata: hay abogados, economistas, gente de perfil más centrista, otros de marcado acento progresista, latinos, judíos, algún republicano (Richard Parsons), defensores del libre mercado, críticos del acuerdo de libre comercio con México y Canadá, empresarios de las nuevas tecnologías pero también del sector inmobiliario, y una gobernadora en ejercicio conocida por sus recortes presupuestarios.

Como reconocía uno de sus integrantes, Robert Reich, "espero que Jason [Furnam] demuestre que es un buen negociador y que los puntos de vista de Bob Rubin y compañía estén compensados por otras miradas y otras voces dentro del partido". Ése es desde el primer momento el reto del nuevo equipo.

Obama ya ha empezado a hacer gestos para marcar diferencias con la actual Administración. John Podesta, uno de los directores de la transición, ha hecho públicas esta semana las reglas que van a marcar este periodo. Sin duda, la más significativa ha sido la decisión de excluir a los lobbies de esta etapa de gobierno en lo que Podesta ha calificado como "las reglas éticas más estrictas y de mayor alcance de ningún equipo de transición en la historia de Estados Unidos".

Pese a lo pomposo de sus palabras, esas reglas no excluirán que algunos de los asesores que más dinero han recaudado de los lobbies tengan un papel destacado en esta etapa.

Sin ir más lejos ahí está Rahm Emanuel, su ya designado jefe de gabinete para la Casa Blanca. El congresista por Illinois ha sido el miembro de la Cámara de Representantes que más contribuciones ha recibido de los hedge funds, firmas de Bolsa y empresas de inversión, según Open Secrets, una organización dedicada a investigar la financiación de las campañas electorales y de los dirigentes políticos.

Claro que Emanuel es conocido por su estilo combativo (envió por correo un pescado podrido a un colaborador con el que había discutido) y sus habilidades para captar financiación. Ése fue uno de sus principales cometidos durante la campaña de elección de Bill Clinton como candidato demócrata en 1991 y después como presidente de Estados Unidos. Trabajó en la Casa Blanca como uno de sus más estrechos asesores hasta su renuncia en 1998 por diferencias con Hillary, pese a lo cual formó inicialmente de su equipo en las primarias.

Después de abandonar la Casa Blanca, Emanuel se convirtió en un banquero de inversión y, en apenas dos años y medio, hizo un patrimonio de más de 16 millones de dólares, según las cuentas que él mismo presentó al Congreso. Un empleo que compatibilizó con el de consejero de la entidad hipotecaria recientemente intervenida Freddie Mac y que no estuvo exento de escándalos relacionados con irregularidades contables.

Por ese trabajo Emanuel recibió apenas 31.060 dólares en el año 2000, cifra que ascendió a unos nada desdeñables 231.655 dólares en 2001.

Fue al año siguiente, en 2002, cuando decidió presentarse al Congreso por Illinois, y una vez instalado en Washington pasó a ser miembro del poderoso Comité de Procedimientos y Recursos de la Cámara de Representantes, lo que convirtió a Emanuel en un claro objetivo de la industria financiera. Los datos de la Comisión Electoral Federal no dejan lugar a dudas.

Desde su elección, hace seis años, Emanuel ha recaudado un millón y medio de dólares de empresas relacionadas con la inversión, casi 700.000 dólares procedentes de firmas de abogacía y unos 375.000 de la industria del entretenimiento.

Unas conexiones que, evidentemente, ya han levantado todo tipo de suspicacias pero que no son las únicas dentro del equipo. Es el caso de Robert Rubin, calificado por el propio Clinton como "el mejor secretario del Tesoro de la historia desde Alexander Hamilton".

Aunque los demócratas exhiben los logros alcanzados en materia macroeconómica durante el tiempo en que Rubin ocupó la Secretaría del Tesoro (entre 1995 y 1999), hay muchos sectores dentro del partido que le acusan de su excesiva complacencia con la industria financiera. De hecho, desde el principio de su carrera, Rubin ha estado muy vinculado a Wall Street, e incluso ahora, que es director y asesor de Citigroup.

Sus críticos le acusan de haber sentado las bases -junto al anterior presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y su sucesor en el cargo, Lawrence Summers- de las condiciones que provocaron el estallido de la crisis financiera en agosto de 2007. Rubin y Greenspan se opusieron firmemente a cualquier tipo de regulación del mercado de derivados, el más importante el relacionado con los seguros contra el riesgo de impago, los credit default swaps.

Unos productos que el magnate Warren Buffet, otra de las voces que escucha Obama, califica como "armas financieras de destrucción masiva" por el papel que han jugado en la actual crisis.

Rubin y Greenspan defendían que la regulación frenaba la innovación financiera y que eso llevaría a que la potente industria bancaria estadounidense perdiera su supremacía mundial.

Un argumento muy parecido al que esgrimió -con éxito- la banca de inversión ante Summers para revocar las restricciones regulatorias que estaban en vigor, precisamente, desde la gran depresión.

En 1933 el senador republicano Carter Glass impulsó una ley bancaria que prohibía que los bancos comerciales desarrollaran actividades propias de la banca de inversión. Quería imponer un cortafuegos entre los dos modelos de negocio con el fin de evitar que se repitiera lo sucedido durante esa crisis. Entre 1929 y 1933 el 40% de los bancos estadounidenses declararon la bancarrota.

La ley Glass-Steagall fue revocada en 1999 bajo mandato de Summers y permitía que los bancos comerciales, las firmas de inversión, los fondos de alto riesgo, los inversores institucionales, los fondos de pensiones y las compañías de seguros pudieran invertir sin restricciones en los negocios de los demás, así como la integración total de sus operaciones financieras.

Un cambio tan profundo, en palabras de Summers, que suponía "la fundación legislativa del sistema financiero del siglo XXI", dijo entonces. Unas de las firmas que presionaron para lograr este cambio de legislación fueron Goldman Sachs (entonces presidida por el actual secretario del Tesoro, Henry Paulson) y Citigroup, firma a la que para entonces ya se había unido Rubin.

Por si el sector financiero no tuviera suficientes defensores dentro del nuevo equipo económico, también cuenta con Roel Campos y William Donaldson. El primero es comisario del mercado de valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés) desde el año 2002 y en su mano estaban los asuntos relacionados con la regulación internacional del sector.

Donaldson ha jugado un papel más directo en la crisis. Fue presidente de la SEC entre febrero de 2003 y junio de 2005. Desde ese cargo, presidió una reunión en 2004 a petición de las principales firmas de inversión de Wall Street en la que los bancos pedían a la SEC que excluyera a sus firmas de corretaje de la obligación de tener un nivel de capital proporcional a los riesgos que asumían. De nuevo, en esa reunión estaba Henry Paulson al frente de Goldman Sachs.

La petición dio sus frutos y el consejo de la SEC (Donaldson y Campos incluidos) votó por unanimidad la propuesta de los banqueros. La desregulación no se quedó ahí. La SEC presionó a las autoridades europeas para evitar ese mismo escrutinio sobre las filiales extranjeras de la banca de inversión. Bruselas cedió a las presiones bajo la promesa de que serían supervisadas en su lugar por la propia comisión del mercado de valores estadounidense. Los bancos sólo accedieron a proporcionar esos datos con carácter voluntario.

Para compensar esta excesiva cercanía a Wall Street, entre los integrantes del equipo de transición también hay miembros -pocos- del ala más a la izquierda del partido. Es el caso del congresista David Bonior, que fue la cara de la oposición demócrata al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, con Canadá y México.

Bonior se hacía eco así de las preocupaciones de los sindicatos, que tienen en Robert Reich a otro de sus grandes defensores. Reich fue secretario de Trabajo con Clinton entre 1993 y 1997 y fue el que promovió en ese periodo la subida del salario mínimo, la ley de protección de las pensiones e impulsó programas para mejorar la formación tecnológica de los trabajadores.

Con la selección de este equipo económico, el ahora presidente electo se ha asegurado el asesoramiento de gente con experiencia y formación. Pero muchos cambios tendrá que hacer Barack Obama para que el aire del cambio que ha impulsado su campaña y clave en su elección se haga realidad en su equipo económico cuando forme gobierno.

El crudo cae por debajo de los 55 dólares el barril

NUEVA YORK.- Los precios del crudo cayeron el lunes por debajo de 55 dólares y los contratos a término de la gasolina bajaron después que Japón se sumó al grupo de naciones en recesión en Europa, una evidencia más del descenso en la demanda de energía.

El crudo ligero de bajo contenido sulfuroso para entrega en enero perdió 2,09 dólares y se ubicó en 54,95 dólares por barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York. Los contratos de gasolina bajaron 6,45 centavos, el 5%, finalizando en 1,1746 dólares por galón luego de que horas antes llegaron a 1,168 dólares, su nivel más bajo en 52 semanas.

"Esta es solamente una continuación de la baja demanda de energía", dijo Jim Ritterbusch, presidente de la empresa de consultoría en energía Ritterbusch and Associates.

Japón, la segunda economía más grande del mundo, anunció que cayó en recesión por primera vez desde el 2001, luego de que el producto interno bruto se contrajo a un ritmo anual de 0,4% durante el tercer trimestre del año tras haber bajado 3,7% durante el segundo.

Ahora Japón se une a las 15 naciones de la zona del euro en recesión, estatus definido como una contracción del PIB durante dos trimestres.

El petróleo se recuperó de una caída experimentada durante la noche, después que una ola de clima frío que avanzaba hacia el este de Estados Unidos impulsó los precios del combustible de calefacción y el gas natural, y de que un informe gubernamental señaló un sorpresivo aumento en la producción industrial del país.

La Reserva Federal dijo el lunes que la producción industrial subió 1,3% el mes pasado, reflejando el regreso a sus operaciones normales de las plantas químicas, refinerías y plataformas petroleras, luego de los huracanes que afectaron la costa del Golfo de México.

Los precios de la gasolina continuaron en baja durante la noche, y el promedio nacional de la regular cayó 1,8 centavos para ubicarse en 2,087 dólares por galón, de acuerdo con la Asociación Nacional de Automovilistas, el Servicio de Información de Precios del Petróleo y la agencia de créditos para combustible Wright Express.

Ello representa una baja de casi un dólar por galón con respecto al mes pasado, y de casi dos respecto a julio, cuando los precios llegaron a subir hasta los 4,11 dólares por galón.

Los precios del crudo han bajado más del 60% desde que llegaron a casi 150 a mediados de julio.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo anunció un encuentro de emergencia a fin de mes para intentar contener la baja, pero incluso el tope de producción diaria de 1,5 millones de barriles anunciado el mes pasado no pudo detener el descenso.

En el resto de la jornada en la Nymex, el combustible de calefacción perdió 3,68 centavos para colocarse en 1,795 dólares por galón, mientras que el gas natural para entrega en diciembre subió 22 centavos y se ubicó en 6,533 dólares por cada mil pies cúbicos.

En Londres, la mezcla Brent del Mar del Norte perdió 1,93 dólares para ubicarse en 52,31 en el mercado ICE de contratos a término.

Descartan recesión para 2009 en Chile

SANTIAGO.- El presidente del Banco Central, José de Gregorio, descartó el lunes que Chile caiga en recesión el 2009, aunque admitió que el panorama económico será "más complejo".

"Nuestro escenario base para el próximo año es un escenario de crecimiento más moderado que el que hemos tenido el último par de años, pero es un escenario de crecimiento positivo", afirmó De Gregorio en rueda de prensa.

Producto de la crisis financiera internacional, el Banco Central realizó un inédito ajuste la semana última y rebajó las proyecciones de crecimiento que entre 3,5 y 4,5%, para fijarlas ahora a entre un 2 y un 3%.

También redujo las expectativas de crecimiento para 2008, que era de entre un 4,5 y 5,0%, a entre un 4,0 a 4,5%.

Sobre la inflación, estimada en un 4,9% para el próximo año, se rebajó a un 4%, a causa principalmente de la baja en los precios internacionales del petróleo, el que Chile importa en un 97%.

"Un escenario de algo menos de crecimiento es un escenario más complejo", dijo De Gregorio.

Admitió que "una economía que crece menos tiene menos dinamismo en su creación de empleos; menos espacio para aumentar beneficios laborales y rentas".

De Gregorio y el vicepresidente del Banco Central, Jorge Desormeaux, hablaron con la prensa tras reunirse con la presidenta Michelle Bachelet, para tratar la situación económica y social por causa de la crisis y las demandas de 460.000 empleados públicos que el lunes iniciaron una paralización por tiempo indefinido a fin de presionar por un reajuste salarial de 14,5%. El gobierno ofrece 6,5%.

Sobre la inflación, que entre enero-octubre llegó a un 8,5% y a un 9,9% en los últimos 12 meses, Desormeaux calificó el alza del costo de la vida como "preocupante".

Sin embargo, estimó que en los próximo meses la inflación debería ir bajando. Agregó que "la economía internacional va a proveer fuerzas que contribuyan a reducir la inflación a nuestra meta de 3% en un horizonte de dos años".

Expertos ven una recesión en EEUU de más de un año de duración

WASHINGTON.- La economía de Estados Unidos entró en recesión la primavera pasada y se contraerá fuertemente este trimestre, cuando se sumarán a la masa de desempleados unos 200.000 trabajadores por mes, predijo un sondeo el lunes.

El más reciente Sondeo de Pronosticadores Profesionales de la Reserva Federal de Filadelfia contrarrestó el dato positivo que se había conocido previamente en el día, un informe de que la producción industrial se recuperó en octubre.

En septiembre, la producción había sufrido una severa caída, debido al impacto de los huracanes de ese mes.

Otros datos del sector fabril también respaldaron la opinión pesimista de los expertos en proyecciones, pues mostraron que el sector manufacturero del Estado de Nueva York se derrumbó en noviembre a otro mínimo récord.

Todos estos indicadores ofrecieron nueva evidencia de que la turbulencia de los mercados del crédito se está sintiendo con fuerza en la economía, que difícilmente tenga un alivio pronto de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.

"Las primeras señales sugieren que el ciclo de datos de noviembre probablemente será extremadamente débil", dijeron los analistas de RDQ en un informe.

En Wall Street, las acciones caían a los mínimos de la sesión tras el sondeo de los pronosticadores. Los títulos públicos, que se benefician de las señales de debilidad económica, aumentaban. El dólar bajaba frente al yen.

El sondeo de la Fed de Filadelfia dijo que Estados Unidos entró en recesión en abril, y que la recaída durará 14 meses.

También predijo que el producto interior bruto (PIB) se contraerá 2,9 por ciento en el cuarto trimestre, una severa rebaja desde la estimación previa, de 0,7 por ciento de expansión.

La encuesta predijo que la economía perderá en promedio 222.400 puestos de trabajo por mes este trimestre contra la estimación previa de una pérdida de 45.400 por mes.

El sondeo dijo que el PIB del primer trimestre de 2009 caería 1,1 por ciento y que la tasa de desempleo llegaría a 7,0 por ciento en los tres primeros meses del próximo año.

Otro informe de la Fed mostró que la producción industrial de Estados Unidos se elevó 1,3 por ciento en octubre, más de lo previsto, tras una caída revisada a la baja en septiembre, de 3,7 por ciento, el mayor descenso en más de 62 años.

Los economistas encuestados habían anticipado un alza de la producción industrial de sólo 0,2 por ciento en octubre tras una reducción anunciada inicialmente de 2,8 por ciento en septiembre.

La baja de la producción industrial en septiembre fue la más profunda desde el declive de 5,0 por ciento en febrero de 1946.

La Fed dijo que la revisión de la producción de septiembre resultó, en parte, de una mayor estimación de los impactos de los huracanes Ike y Gustav sobre el sector químico.

Las bolsas sufren pérdidas, escépticas ante las conclusiones del G-20

NUEVA YORK.- Los mercados mundiales caían este lunes en plena degradación de la crisis económica, al conocer que Japón ha entrado en recesión y que el gigante bancario Citigroup destruirá empleo, y sin que la cumbre del G20 del fin de semana en Washington haya dado seguridad a los mercados.

Según los analistas, el comunicado final de la cumbre contenía, sobre todo, declaraciones generalistas y grandes principios: el compromiso de los grandes países desarrollados y emergentes de relanzar la economía mundial y de llevar a cabo una reforma del sistema financiero internacional.

Esta falta de compromisos concretos provocó este lunes caídas generalizadas en las bolsas europeas: Londres perdió un 2,38%, Fráncfort un 3,25%, París un 3,32%, Madrid un 3,77%, Zúrich un 3,23% y Milán un 3,6%.

En la bolsa de Nueva York, hacia las 19H50, el Dow Jones perdía un 0,77% y el Nasdaq un 1,14%. La bolsa de Sao Paulo, la mayor de América Latina, cedía a la misma hora un ligero 0,06% y Buenos Aires un 3,12%.

La cumbre del G20 "no sirvió de nada, fue una reunión perdida, pospuesta a más adelante", analizó en París Yann Azuelos, gerente de acciones en Meeschaert.

"Las inquietudes sobre la economía no se disiparon el fin de semana, mientras que la cumbre del G20 no dio lugar a ningún acuerdo susceptible de cambiar significativamente las perspectivas en poco tiempo", estimó por su parte Patrick O'Hare, del sitio digital de análisis financiero Briefing.com.

A la falta de acuerdos concretos del G20 se sumó, además, la noticia de que Japón engrosó este lunes junto con la zona euro, Alemania, Italia, Irlanda, Hong Kong, Nueva Zelanda y Singapur, la lista de países y territorios que oficialmente entraron en recesión por el impacto de la crisis financiera mundial.

Sin embargo, ese anuncio no tuvo influencia en el mercado, que esperaba esta noticia desde hacía tiempo, y la Bolsa de Tokio terminó la sesión con un alza del 0,71%.

El Producto Interrior Bruto (PIB) de Japón disminuyó un 0,1% en el tercer trimestre de 2008 tras haberse contraído un 0,9% en el trimestre anterior.

Esta recesión se explica esencialmente por una fuerte disminución de las inversiones de las empresas, que limitaron los gastos en previsión de la agravación de la crisis mundial, y especialmente por la desaceleración de la demanda en Estados Unidos, primer cliente de las exportaciones japonesas.

Por su lado, Seúl terminó la sesión a la baja del 0,91% y Hong Kong perdió un escaso 0,1%. También cerraron en números rojos Sídney (-2,54%), Nueva Zelanda (-0,93%) y Taipei (-0,29%). La Bolsa de Shanghai cerró con una subida del 2,22%.

En un nuevo aviso sobre la gravedad de la situación, el gigante bancario estadounidense Citigroup comunicó que la crisis financiera mundial y cuatro trimestres consecutivos de fuertes pérdidas le obligan a suprimir 50.000 empleos en todo el mundo, y que seguirá recortando personal.

Casi medio centenar de industriales europeos (entre ellos Nokia y Renault) hicieron un llamamiento este lunes ante la "necesidad urgente de nuevas acciones políticas". "Los Estados europeos deben tomar medidas de relanzamiento presupuestario de una amplitud excepcional.

Y Alemania, que tiene mucho impacto sobre el resto de países al ser la primera potencia económica europea, debe mostrar el camino", aseguró el patrón de Nokia, Jorma Ollila.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, también pidió este lunes "medidas excepcionales" y "coordinadas" contra la crisis económica.

La OPEP, dispuesta a intervenir para sostener los precios del petróleo

VIENA.- La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) dijo este lunes que está dispuesta a intervenir para sostener los precios del barril de crudo en momentos en que la recesión en el primer mundo socava la demanda de oro negro.

"En la actual situación de extrema volatilidad, se requiere una mayor vigilancia e intervención frecuente" en los mercados, dijo la OPEP en su informe mensual de noviembre, publicado este lunes. "La OPEP seguirá cuidadosamente los desarrollos del mercado petrolero antes de la reunión ministerial de Orán, en Argelia, y está dispuesta a adoptar las decisiones necesarias para contribuir a la estabilidad del mercado petrolero", añadió.

El cartel tiene previsto celebrar una reunión extraordinaria el 29 de noviembre en El Cairo en medio de especulaciones de que los 12 países miembros acordarán recortar la oferta a fin de sostener las cotizaciones.

La OPEP acordó el 24 de octubre recortar su producción en 1,5 millones de barriles diarios (b/d) a partir del 1 de noviembre, pero los precios han seguido cayendo desde entonces. Este lunes, el barril de crudo Brent para entrega en enero cayó 1,13 dólares, a 53,11 dólares, en el InterContinental Exchange (ICE) de Londres. En el New York Mercantile Exchange (NYMEX), el barril de West Texas Intermediate (WTI) para entrega en diciembre retrocedió 1,34 dólares, a 55,70 dólares.

La semana pasada, los precios cayeron a sus menores niveles en tres años y medio, a casi 50 dólares el barril, lo cual llevó a la OPEP a anunciar una reunión de emergencia para discutir un nuevo recorte de la oferta. El barril de Brent se hundió a 50,60 dólares el jueves, su menor nivel desde mayo de 2005, mientras el WTI cayó a su peor cotización desde enero de 2007, a 54,67 dólares el barril.

Irán, el segundo mayor productor de la OPEP, indicó que propondrá en El Cairo un recorte de la oferta de entre un millón y 1,5 millones de b/d.

Los precios del petróleo se han desplomado unos dos tercios desde que alcanzaron el récord histórico de 147,5 dólares el barril el 11 de julio en Londres, debido al temor de que una larga recesión en el primer mundo socave la demanda energética.

En su informe, la OPEP revisa a la baja su pronóstico de crecimiento de la demanda de crudo este año y el próximo. Incluso una demanda robusta en las economías en desarrollo y emergentes no bastaría para compensar el retroceso de la demanda en los países más desarrollados, dijo el cartel.

Este año, la crisis económica "sigue socavando el crecimiento de la demanda petrolera, especialmente en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)", según el informe. "Debido a pérdidas en Estados Unidos, la demanda de petróleo de la OCDE mostró una gran caída interanual de 1,7 millones de b/d en octubre", señaló.

"El crecimiento de la demanda de los países no OCDE fue de 1,2 millones de b/d, resultando en un declive total de la demanda petrolera mundial de unos 0,5 millones de b/d", añadió.

Si bien el tiempo frío y la caída de los precios "podrían en cierta medida contribuir a aumentar la demanda de petróleo en el cuarto trimestre (...) no se espera que la demanda compense el gran declive generado por la desaceleración económica", indicó la OPEP.

Las ventas de coches cayeron un 30% en octubre. Y además del retroceso en la venta de gasolina, el consumo de petróleo de la industria petroquímica "también está mostrando un fuerte declive", dijo el cartel.

La OPEP revisó a la baja su pronóstico de crecimiento de la demanda de oro negro para 2008 a 290.000 b/d, contra 550.000 b/d anteriormente, a un total de 86,2 millones de b/d. El cartel también revisó su pronóstico de crecimiento de la demanda mundial para 2009 a 490.000 b/d, contra 760.000 b/d el mes pasado, a un total de 86,68 millones de b/d.

Empresas mexicanas apuntan al mercado chino

MÉXICO.- Armadas con tortillas y telenovelas, empresas mexicanas que en el pasado vivían del comercio con Estados Unidos le apuntan ahora a China, desafiando la noción de que los chinos se pelean con México por inversiones extranjeras y trabajos.

Las exportaciones mexicanas se multiplicaron por nueve entre el 2000 y el 2007, en que pasaron de 204 millones a 1.900 millones de dólares. Es el mercado de productos mexicanos que más crece y el séptimo comprador de artículos mexicanos, según cifras del gobierno nacional.

Algunas de las empresas más prominentes de México abrieron sucursales en China desde el 2006, expandiendo sus horizontes, hasta ahora limitados a las Américas y Europa, y tratando de afianzar su presencia en lo que se espera sea el mercado más grande del mundo. Incluso en estos tiempos de crisis, se calcula que el crecimiento de China en el 2009 será de aproximadamente un 8%.

"Esta es una gran señal de que las relaciones comerciales entre México y China marchan por buena senda", expresó Juan José Ling, director de GDEM, grupo empresarial que promueve las relaciones con China.

Cuando China se unió a la Organización Mundial del Comercio en el 2001, firmas de Japón, Europa y Estados Unidos fueron las primeras en sacar provecho de esa apertura. Pronto les siguieron las naciones latinoamericanas, ricas en recursos, que alimentaron la explosión económica china con ventas récord de materias primas. Chile y China firmaron un acuerdo de comercio libre en el 2006.

México depende más que sus vecinos de las importaciones de productos manufacturados, y muchos consideran que China es un rival que le quita puestos de trabajo y capital extranjero. Desde el 2000 han desaparecido cientos de miles de empleos a medida que muchas empresas de capital extranjero trasladaban a China sus plantas de ensamblaje.

China desplazó en el 2003 a México del segundo lugar en la lista de principales vendedores de artículos a Estados Unidos, según la Oficina del Censo estadounidense. El primero es Canadá.

China, por otra parte, ha sido acusada de inundar los mercados con telas y juguetes baratos. Hasta las populares estatuillas de la venerada santa patrona de México, la Virgen de Guadalupe, tienen el cartel "Hecho en China".

Sin embargo, más de una docena de empresas mexicanas grandes no ven a China como un enemigo en el mundo de las finanzas y están intentando penetrar ese mercado.

El Grupo Bimbo SAB, uno de los principales productores de pan del mundo, compró el Centro de Procesamiento de Alimentos Panrico de Beijing en 10,9 millones de dólares en el 2006, en tanto que Gruma SAB está produciendo miles de tortillas de maíz y harina en una planta adquirida el año pasado en Beijing.

La cadena de tacos El Fogoncito abrió su primer restaurante en la capital china en el 2007, en tanto que el Grupo Alfa, que produce petroquímicos y repuestos de automóviles, está construyendo tapas de cilindro de aluminio en una planta en Beijing.

El conglomerado Televisa estrenó el 28 de septiembre la versión china de "Betty la Fea", que ha tenido una audiencia de hasta 242 millones de personas en Hunan Satellite, una de las cadenas televisivas más grandes de China.

"¿Me pregunta cuál es nuestro interés en China? Ahí tiene la respuesta", declaró Arturo Casares, director de las operaciones de Televisa en China.

La principal aerolínea mexicana, Aeroméxico, inició vuelos directos de México a Shanghai en octubre.

China, por su parte, ha invertido mucho dinero en México, decida a explotar las posibilidades que ofrece el mercado mexicano y a asegurarse recursos naturales para alimentar su crecimiento.

El Grupo Jinchuan, empresa minera del noroeste de China, por ejemplo, compró en enero los derechos de un depósito de cobre en el estado de Chihuahua, en tanto que el Grupo FAW, que fabrica automóviles, planea abrir una planta en el estado de Michoacán en el 2010. Representantes de 27 empresas chinas visitaron México el mes pasado en busca de posibles socios comerciales.

La debilidad de la economía mundial podría demorar los planes de expansión y reducir los dividendos de las empresas.

Incluso en los buenos tiempos, el costo de llegar a un mercado tan distante y tan distinto como el chino limita las posibilidades de las empresas mexicanas, según Enrique Dussel Peters, profesor del Centro de Estudios Mexicano-Chinos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

"No es lo mismo vender tequila en Houston o Los Angeles que venderla en Hubei", expresó Dussel, aludiendo a una provincia del centro de China. "Si uno no le explica al consumidor chino lo que es la tequila, éste dirá que 'es un producto muy caro y no lo voy a comprar'".

Otros opinan que el declive de la economía mundial es un obstáculo que no hará mermar el interés en llegar a la creciente clase media china.

"Las empresas que piensan a mediano y largo plazo seguirán interesadas en China", afirmó Ling. "A la nueva clase media china le gusta probar y consumir artículos y servicios de otras partes del mundo".

Por ahora, China lleva las de ganar: Exportó a México 16 veces lo que importó de este país en el 2007. Pero el acercamiento comercial entre las dos naciones refleja la estabilidad económica que impera en México desde hace una década, la cual ha generado un crecimiento continuo y aliviado un poco la dependencia de Estados Unidos, que adquiere hoy el 80% de las exportaciones mexicanas, un diez por ciento menos que en el 2001.

Hasta ahora, a los consumidores chinos parece gustarles lo que ofrece México.

Televisa prepara cuatro programas en mandarín y Softtek, la compañía de software más grande de México, adquirió I.T. United de Beijing en el 2007. Emplea 200 personas y planea abrir un segundo centro dentro de un año. Softtek ofrece servicio de apoyo las 24 horas del día.

Uno de sus principales clientes se mostró especialmente complacido con la expansión de Softtek a Beijing, según el portavoz de la firma Alejandro Camino.

¿Quién? Bimbo, la productora de pan mexicana.

Mercosur defiende gasto social frente a la crisis

BRASILIA.- Ministros responsables del área social de los países del Mercosur defendieron el lunes el mantenimiento de los gastos sociales, en momentos de crisis económica, para paliar los efectos de la turbulencia.

Representantes al encuentro celebrado en Brasilia destacaron que transferir recursos a los más pobres es una forma de fortalecer el mercado interno, lo que ayuda a impedir la desaceleración de la economía.

"Mantener el consumo de las clases más pobres es una alternativa para buscar salidas a esta situación", dijo a periodistas el ministro brasileño de Desarrollo Social, Patrus Ananias.

Se refirió a los programas desarrollados por el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, como Beca Familia, Hambre Cero y Beca Escuela, que transfieren recursos a los sectores más pobres de la población.

"Esas políticas son una parte positiva de la economía porque con ellas ampliamos nuestro mercado interno. Además de asegurar dignidad humana, derecho a la vida y derecho a la alimentación, garantizan también la sustentabilidad económica", destacó el ministro.

Dijo que Brasil invertirá este año 14.510 millones de dólares en programas sociales y piensa aumentar ese monto a 16.560 millones de dólares en 2009.

En el mismo sentido, el embajador chileno en Brasil, Alvaro Díaz, quien representó a su país en la cita, comentó que "las políticas sociales ayudan a mantener la demanda de los más pobres, y eso genera condiciones para mantener el crecimiento de la economía.

Por ello, dijo, Chile aumentará su inversión social de 7.000 millones de dólares este año a 8.300 millones de dólares en 2009.

"La crisis siempre genera un peligro de aumento de la pobreza y tenemos que hacer políticas para que eso no ocurra y para que los pobres tengan acceso a educación y salud", agregó Díaz.

Mercosur es una unión aduanera que reúne a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Bolivia y Chile como miembros asociados. Venezuela, que aspira a ingresar al bloque, también participó de la cita de Brasilia.

La presidenta argentina firma acuerdo en materia nuclear con Argelia

ARGEL.- La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, reavivó el lunes los lazos en materia de cooperación nuclear con Argelia, al firmar un acuerdo de investigaciones sobre el uso no militar de la energía atómica.

En el marco de una visita de estado al país norafricano, la oficina de prensa de Fernández dijo que la finalidad de su viaje de seis días al norte de Africa es ampliar la cooperación entre las naciones en desarrollo y asegurarse de que no se queden en el olvido dentro de las recientes acciones para combatir la crisis económica mundial.

Ella y el presidente Abdelaziz Bouteflika suscribieron varios acuerdos en el palacio presidencial en Argel.

El ministro de Energía de Argelia, Chakib Jelil, dijo que el acuerdo en materia nuclear se concentrará en el desarrollo de investigaciones científicas comunes en el área civil, tras un tratado similar suscrito con Francia.

Indicó que Argelia planea extender tales acuerdos con Rusia, China y Sudáfrica.

El lunes Fernández visitó el único reactor nuclear del país, construido por Argentina en 1984.

Funcionarios argentinos y sus colegas argelinos suscribieron también acuerdos de cooperación en materia de salud, educación y cultura.

La presidenta argentina, acompañada por ministros del gabinete y unos 70 empresarios, señaló que se ampliaron las relaciones entre ambos países, sin especificar en qué áreas.

Fernández dijo que el único tema en el cual no estaba de acuerdo con Bouteflika fue en el fútbol, al señalar éste en broma que pidió la transferencia a Argelia del astro argentino Diego Armando Maradona, recientemente nombrado entrenador de la selección nacional.

La presidenta indicó que no sería mandado al país africano, porque solamente hay un Maradona.

Aumentan los temores a una recesión mundial tras un G-20 sin mucho brillo

NUEVA YORK.- Japón, segunda economía mundial, se convirtió este lunes en el último gran país desarrollado en entrar oficialmente en recesión, mientras las bolsas reaccionaban con escepticismo a la cumbre del G20 en Washington para hacer frente a la crisis económica mundial.

Con las economías de Francia y Gran Bretaña también en rápida desaceleración, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, llamó a adoptar un plan de estímulo fiscal a nivel europeo.

La Casa Blanca anunció que la industria automovilística nacional, en graves dificultades debido a la crisis, deberá arreglarse con los fondos ya disponibles y no recibirá apoyo adicional del gobierno.

"El gobierno no desea que los constructores automovilísticos estadounidenses quiebren y apoyamos de hecho una ayuda a los constructores", subrayó Dana Perino, portavoz de la Casa Blanca.

"Pensamos que esa ayuda debe provenir del programa creado por el Congreso que estaba específicamente destinado para ayudar a los constructores automotrices, el programa de 25.000 millones de dólares de préstamo del Departamento de Energía", explicó, rechazando así un nuevo paquete de ayuda para el sector por otros 25.000 millones más.

En Alemania, la canciller Angela Merkel celebró una reunión de emergencia con ejecutivos del fabricante de coches Opel, que busca ayuda del gobierno ya que su casa matriz, el grupo estadounidense General Motors, está al borde de la quiebra.

Pero el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbruck, descartó un paquete de rescate financiero para el sector automovilístico. "El Estado no puede reemplazar el poder de compra privado y tampoco es responsable de los errores cometidos por los industriales", dijo Steinbruck al diario Bild.

Los inversores de Asia y Europa no se mostraban muy impresionados con la nueva ola de promesas efectuada el sábado por los líderes del G20 para unir fuerzas a fin de estimular el crecimiento y reformar la arquitectura financiera mundial.

El G20, que une a países industrializados y emergentes, no anunció medidas específicas, como paquetes de estímulo coordinados.

Sus discusiones no aportaron por tanto sólidas esperanzas de acciones a corto plazo para minimizar los daños, según analistas. "En medio de una crisis de emergencia, tener un comunicado que dice 'Cooperaremos unos con otros' no quiere decir nada", estimó Daisuke Uno, estratega jefe de Sumitomo Mitsui Banking Corp.

"La confianza del mercado ha caído y todos los ojos vuelven a centrarse en el tema de la recesión mundial", indicó.

Las principales bolsas europeas caían a mediodía tras un desempeño mixto en Asia. La Bolsa de Fráncfort bajaba un 2,10%, la de Londres un 1,75% y París un 1,92%. La Bolsa de Madrid retrocedía un 3,55%.

La Bolsa de Tokio cerró en alza del 0,71%, pese a cifras que muestran que Japón entró en recesión por primera vez en siete años.

La Bolsa de Shanghai también subió un 2,22% debido a la esperanza de que China adopte nuevas medidas para sostener los mercados y después de promesas de masivas inyecciones de efectivo para dos grandes aerolíneas.

Pero Hong Kong, que también cayó en recesión, perdió un 0,1%. La Bolsa Sídney cayó un 2,5%, Seúl un 0,9%, Taipei un 0,29% y Singapur un 0,53%.

Julian Jessop, de Capital Economics, indicó que aunque la cumbre del G-20 "fracasó en adoptar nuevas medidas de estímulo para rescatar a la economía mundial de la actual recesión", la reunión al menos sirvió para dar algunos "primeros pasos sobre la reforma del sistema financiero mundial, para que sea menos probable que una crisis como ésta vuelva a ocurrir".

Las malas noticias económicas no aflojaron. Datos oficiales señalaron que Japón, la segunda economía mundial, se contrajo un 0,1% en el tercer trimestre. "Esta no será una recesión corta o indolora", advirtió Noriko Hama, economista y profesor de la universidad Doshisha.

El Banco de Francia predijo que la economía francesa se contraería un 0,5% en el último trimestre del año, con lo cual el crecimiento anual quedaría en apenas un 0,9%. Francia escapó por poco a la recesión con un crecimiento del 0,1% en el tercer trimestre, después de que su economía se contrajera un 0,3% en el segundo trimestre del año.

La Confederación de la Industria Británica (CBI), una organización patronal, alertó de que una recesión en Gran Bretaña sería más larga y profunda de lo previsto hace tan sólo dos meses. En sus perspectivas de noviembre, la CBI indicó que Gran Bretaña estará en recesión durante la mayor parte de 2009 antes de comenzar una "lenta recuperación" en 2010.

En septiembre, la CBI revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para 2008 del 1,7% al 1,1%. Ahora lo vuelto a revisar, del 1,1% al 0,8%.

En 2009, según la CBI, la economía británica se contraería un 1,7%, contra un crecimiento anual del 0,3% pronosticado en septiembre pasado.

Con tres economías de la Eurozona ya en recesión -Alemania, la mayor de Europa, Italia e Irlanda- el presidente de la Comisión Europea sostuvo que Europa necesita adoptar un plan de estímulos fiscales a nivel continental ya que "momentos excepcionales" requieren "medidas excepcionales".

"Necesitamos un plan de reactivación presupuestaria para Europa pero no puede ser un plan único para todos", indicó Durao Barroso tras reunirse con el primer ministro británico, Gordon Brown. Las medidas deben ser "coordinadas" para impedir un "contagio" de un país a otro, y un plan al respecto sería develado por la Comisión el 26 de noviembre, precisó.

Obama se enfrenta al dilema comercial en medio de la crisis

CHICAGO.- ¿Sucumbir a la presión política del proteccionismo o usar el comercio para inyectar crecimiento a una tambaleante economía estadounidense? Este es el dilema que enfrenta el presidente electo Barack Obama al trazar su política comercial en la cuenca del Pacífico.

Mientras los líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) se reúnen en Lima esta semana para renovar sus votos contra el proteccionismo, Obama se dispone a heredar una economía masivamente deficitaria que no se ha recuperado de su peor crisis financiera desde la Gran Depresión.

En medio del caos, el líder demócrata está bajo presión para ignorar acuerdos de libre comercio que la administración de su predecesor firmó con varios aliados.

"El presidente entrante enfrentará más presión política a favor del proteccionismo que cualquier otro jefe del Ejecutivo de Estados Unidos desde 1930", dijo el subsecretario de Comercio saliente Christopher Padilla en vísperas de la cumbre de la APEC, del 21 al 23 de noviembre.

"La manera en que el presidente electo Obama responda a esta presión definirá el curso de la economía global, y la identidad económica de Estados Unidos, durante una generación", agregó.

No está claro si Obama dará impulso al plan iniciado por la administración Bush de forjar un área de libre comercio del Asia-Pacífico que se extienda de China a Chile, aunque algunos países como Japón, no se han mostrado muy entusiastas con respecto al plan.

Otra iniciativa de Bush en el APEC que la futura administración Obama debe considerar es el acuerdo para derribar las barreras tarifarias que Washington quiere forjar con Singapur, Nueva Zelanda, Chile y Brunei.

El nuevo líder estadounidense podría también conducir a la agrupación del APEC a su foco central de la liberalización del comercio y la inversión.

"Tal vez el APEC podría volver a comprometerse en la liberalización y la integración del comercio como su foco central, en lugar de la seguridad", dijo un asesor en referencia al énfasis de Washington en esta materia en las reuniones tras los ataques del 11 de septiembre.

"Hemos intentado usarlo para seguridad en parte porque no estábamos en otras organizaciones que podrían brindar una buena oportunidad", dijo el asesor a condición de anonimato.

El gobierno de Bush ha forjado acuerdos de libre comercio con 17 países, incluyendo Australia, Singapur, Corea del Sur, Colombia y Perú. Obama, respaldado firmemente por los sindicatos, se opone sin embargo a los acuerdos realizados con Colombia y Corea del Sur, que junto con un acuerdo firmado con Panamá esperan la aprobación del Congreso.

También quiere renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (NAFTA), diciendo que quiere proteger empleos estadounidenses.

Obama sostiene que el acuerdo con Corea del Sur, el más importante desde el NAFTA hace 15 años, le da a los fabricantes automotores norteamericanos muy poco acceso al mercado surcoreano.

La mayor prioridad para el presidente electo es hacer que el Congreso de Estados Unidos, que se reúne esta semana, siente las bases para un plan de estímulo económico para el mercado del automóvil, impulsando el crecimiento y el empleo.

Bush le dijo a su sucesor la semana pasada que podría respaldar el plan si Obama y los legisladores demócratas abandonan su oposición a los acuerdos de libre comercio pendientes, según ciertas informaciones de prensa, negadas por asesores de los dos líderes.

"Mientras actuamos en concierto con otros países, también debemos actuar de inmediato aquí en casa para encarar la crisis económica del propio Estados Unidos", dijo Obama.

Los inmigrantes necesitan protección durante la crisis económica

PARÍS.- Los trabajadores inmigrantes vulnerables a la recesión en Europa deberían ser protegidos por los países que los necesitan para cubrir los huecos crecientes en su población trabajadora, según un informe de la OCDE publicado el lunes.

Los inmigrantes recién llegados deberían tener prioridad a la hora de recibir ayuda para lograr un acceso temprano al mercado de trabajo, y los hijos de los inmigrantes también deberían ser ayudados para encontrar empleos mediante programas individuales, dijo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en Europa.

Entre las medidas de protección sugeridas se encuentran impuestos más bajos para los empleos menos cualificados, posiblemente subsidios, así como un mejor reconocimiento de las licenciaturas y la experiencia profesional extranjeras, además de emplear a más inmigrantes en el sector público.

El informe destaca que los inmigrantes en Europa sufren niveles de desempleo más elevados que los de los nacionales y que se les suele pagar menos cuando encuentran trabajo.

Cuando el momento económico es más duro también son mayores las dificultades que tienen. LA OCDE destacó que suelen trabajar en sectores menos estables y más cíclicos, como la construcción.

"La desaceleración económica hace aún más urgente cuidar a los inmigrantes (...) porque la experiencia demuestra que son los más vulnerables en tiempos de crisis económica", dijo en una rueda de prensa Martine Durand, de la OCDE.

Durand afirmó que es poco probable que la inmigración vaya a descender, porque la situación en sus países de origen sigue siendo muy dura, y agregó además que sin inmigración, la población y el nivel de vida de los países miembros de la OCDE descenderían.

La Organización Internacional del Trabajo ha pronosticado que 20 millones de trabajos desaparecerán en todo el mundo a finales del año que viene

Un menor nivel educativo, la discriminación, el sistema fiscal y el escaso reconocimiento a sus cualificaciones obstaculizan el acceso de los inmigrantes a los mercados de trabajo, según el estudio, que ha analizado la situación en Francia, Holanda, Bélgica y Portugal.

"En los cuatro países, y para los dos sexos, la tasa de desempleo de los inmigrantes es significativamente más elevada que la de los nacidos en el país", dijo la OCDE, que agregó que esta situación se repite en la mayoría de sus 30 países miembros.

La organización pidió que los países estudien el impacto de las políticas contra la discriminación, ya que indicó que no se conoce debido a su falta de estudios.

Los hijos de los inmigrantes también tienen niveles más elevados de desempleo a pesar de pasar por el sistema educativo de los países de acogida, mostró el estudio, que agregó que la discriminación y la infrarrepresentación en el sector público son dos motivos.

La brecha entre los inmigrantes y los nacionales es menor en Portugal, debido a que es el único país de los cuatro en los que el salario medio era igual para los dos colectivos, en parte porque la inmigración es más reciente y sobre todo por motivos laborales.

Las bolsas europeas, arrastradas hacia abajo por VW y bancos

FRANCFORT.- Las bolsas europeas cerraron el lunes con caídas, presionadas por los crecientes temores a una recesión global y al anuncio de Citigroup de que recortará 50.000 puestos de trabajo.

El mercado también se vio afectado por la caída del sector minero, presionado por la debilidad de los precios de los metales.

El índice paneuropeo FTSEurofirst 300 cerró con un descenso del 2,8 por ciento a 835,93 puntos. El selectivo ha perdido más de un 44 por ciento en lo que va de año, afectado por la crisis crediticia.

El sector bancario fue uno de los grandes perdedores de la sesión, presionado por el plan de Citigroup. HBOS se desplomó un 13,9 por ciento, Royal Bank of Scotland un 10,4 por ciento y Dexia se hundió un 13,6 por ciento.

"Es muy complicado para el mercado asumir la enorme desaceleración en los beneficios de las empresas y en los datos del Producto Interior Bruto", dijo Andrew Bell, analista de Rensburg Sheppards.

La confianza del mercado se deterioró aún más después de conocerse de forma oficial que Japón, la segunda mayor economía del mundo, se ha convertido en la última víctima de la recesión, mientras que Francia se dirige a ella.

La eurozona se encuentra ya en recesión tras contraerse su economía por segundo trimestre consecutivo. Mientras, las economías de Gran Bretaña y Estados Unidos están al borde de la recesión y la de China, por su parte, se encuentra en una desaceleración profunda.

Los títulos mineros cayeron ante la debilidad de los precios de los metales. BHP Billiton, Anglo American, Vedanta Resources, Lonmin, Kazakhmys, Xstrata, Antofagasta y Rio Tinto perdieron entre un 3,7 y un 11,9 por ciento.

El índice británico FTSE 100 cayó un 2,7 por ciento, el alemán DAX un 3,3 por ciento y el francés CAC bajó un 3,4 por ciento.

Las economías emergentes ganan peso en el contexto de la crisis financiera

WASHINGTON.- Las economías emergentes ejercieron una flamante influencia en la cumbre sobre la crisis financiera internacional que se desarrolló el fin de semana en Washington.

Países como Argentina, Brasil, México, China, India e Indonesia no solamente ganaron una ubicación clave en un foro de decisión global antes reservado a unas pocas naciones industrializadas, sino que también lograron concesiones de los países más ricos en el esfuerzo global por capear la crisis general.

"Me voy de Washington muy contento porque la estructura geopolítica del mundo tiene una nueva dimensión", declaró a la prensa el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.

"Los países en desarrollo deben participar en la solución a una crisis financiera mundial", añadió.

Precisamente Brasil ocupa el liderazgo rotativo del G20, que incluye al grupo de los siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón e Italia) más la Unión Europea (UE) como bloque e importantes países emergentes: Argentina, Arabia Saudita, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, Mexico, Rusia, Sudáfrica y Turquía.

El presidente estadounidense saliente, George W. Bush, podría haber recurrido a lo habitual para enfrentar la crisis iniciada en Estados Unidos: la tradicional reunión del G8 (los países del G7 más Rusia). Sin embargo, apeló a una reunión más amplia, que incluyera a las naciones emergentes.

"La primera decisión que tuve que tomar fue decidir quién vendría a la reunión. Y obviamente decidí que teníamos que tener a las naciones del G20, en oposición del G8 o el G13", dijo Bush tras la reunión.

Además de darle más influencia a las economías emergentes, los líderes acordaron impulsar el gasto gubernamental para contener el declive económico, avanzar hacia un acuerdo comercial que evite el proteccionismo y reformar las instituciones financieras internacionales y las reglamentaciones financieras.

Una razón obvia para convocar a los países en desarrollo es que serán precisamente ellos los únicos que crecerán en 2009, mientras Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones desarrolladas caen en la recesión, según la mayoría de los pronósticos.

El presidente chino, Hu Jintao, destacó ese aspecto, al afirmar: "El crecimiento sostenido y relativamente rápido en China es por sí mismo una importante contribución a la estabilidad financiera internacional y el crecimiento económico mundial".

También el primer ministro indio, Manmohan Singh, dijo esperar que su país mantenga un fuerte ritmo de crecimiento en los próximos años, aunque manifestó su preocupación sobre el futuro para muchos países emergentes que, dijo, podrían recibir el impacto de la crisis.

"Los mercados emergentes no fueron la causa de la crisis, pero están entre los que pueden ser más afectados", dijo Singh.

La reunión también propuso la necesidad de ayudar a las naciones en desarrollo a acceder al crédito, en estos momentos de difíciles condiciones para ello, y de reformar a las instituciones financieras internacionales para darle a esos países una mayor representación y poder de decisión.

"Espero que la cumbre del G20 será el punto de partida de un proceso que llevará a la reforma de la arquitectura financiera internacional para que refleje las realidades del siglo XXI", dijo el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono.

Por su parte, el presidente mexicano, Felipe Calderón, reclamó una reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que los países emergentes reciban el crédito necesario para capear el temporal.

"Algunos países en desarrollo simplemente no pueden esperar meses, mucho menos años, para obtener créditos", dijo.

Pero las naciones industrializadas también recordaron a sus colegas emergentes que tienen un papel que cumplir en abrir sus economías para alcanzar un acuerdo exitoso en el marco de la ronda comercial de Doha.

"Es un paso positivo que los líderes de las economías desarrolladas ahora se reúnan con los líderes de los poderes económicos crecientes, pero los países más pobres no deberían ser olvidados", advirtió el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.

Muchas preguntas sin responder luego de la cumbre del G-20

WASHINGTON.- La cumbre de líderes mundiales que se realizó el fin de semana en Washington mostró un fuerte simbolismo, pero muy escasa acción para lidiar con la devastadora crisis financiera global, dijeron el lunes analistas, inversionistas y medios de prensa en Asia.

"Tiene poco sentido tratar de diseñar medidas para evitar una enfermedad una vez el paciente ha caído en cama", dijo Shinichi Ichikawa, analista de la banca Credit Suisse, en Japón, en un informe divulgado el lunes.

"La cumbre que acaba de concluir no ofreció una receta específica para aliviar los efectos de la crisis financiera internacional más grave" en muchos años, señaló el informe.

La cumbre de dos días, en la que participaron mandatarios de 21 países, pospuso los objetivos concretos hasta la próxima reunión, a efectuarse a fines de abril, luego que el presidente de Estados Unidos George W. Bush haya retornado a su residencia de Texas, y el presidente electo Barack Obama atienda sus asuntos cotidianos desde la Oficina Oval de la Casa Blanca.

También contribuyó a la desanimada reacción de Asia el hecho de que Japón anunció el lunes que había entrado en recesión, siguiendo los pasos de los 15 países integrantes de la zona del euro.

T.J. Bond, un economista de Merrill Lynch en Hong Kong, dijo que algunos inversionistas se mostraron decepcionados de que no hubo un anuncio explícito sobre medidas fiscales coordinadas.

China recibió la promesa de que tendrá un papel más importante en las finanzas mundiales, un objetivo que Beijing anhela desde hace mucho tiempo. El ministerio de relaciones exteriores de China dijo que la cumbre había sido un paso "importante y positivo" hacia "la reforma de la estructura financiera internacional".

Economistas y asesores del gobierno de Nueva Delhi elogiaron el incremento en el status de los países emergentes durante la cumbre, pero también expresaron su consternación de que no hubiesen sido adoptados pasos más concretos para ayudar a los países en vías de desarrollo a lidiar con una crisis que no causaron.

Saumitra Chaudury, miembro del Consejo de Asesores Económicos del primer ministro de la India Manmohan Singh, señaló que "China estuvo en primera fila, y la India en la segunda fila. Eso es agradable, pero me hubiera gustado algo más".

Si la cumbre hubiese diseñado un mecanismo para paliar la crisis "todos se hubieran sentido más felices", dijo Chaudury. "Pero el simbolismo no va tan lejos", agregó.