domingo, 24 de mayo de 2009

El derrumbe de Finlandia, líder en innovación tecnológica, demuestra que nadie es inmune a la crisis


HELSINKI.- La economía finlandesa está en mínimos. Los efectos del crudo invierno financiero todavía se dejan sentir en el país nórdico, que ha completado tres trimestres consecutivos de caídas en su PIB. El derrumbe de Finlandia -uno de los países más industrializados del mundo, con un PIB per cápita similar al de Francia, Alemania o Reino Unido y que ha hecho de la innovación tecnológica su principal arma competitiva- demuestra que nadie es inmune a la crisis económica internacional. Este año se espera que su PIB se contraiga un 4,7%, según 'El País'.

Del mismo modo, los datos de Eurostat hablan de una contracción del 0,3% entre julio y septiembre de 2008 y del 1,3% entre octubre y diciembre del año pasado. Este curso, las cosas no van mejor, con un 10,8% de caída en marzo respecto al mismo mes de 2008, según cifras oficiales. El negativo cuadro económico se completa con el retroceso en el PIB del 10,9% en febrero y el 11,1% en enero, completando así cinco meses de caída consecutiva, situando al país en su mayor crisis económica de los últimos 17 años.

¿Qué ha pasado? Todo lo ha precipitado la caída de las exportaciones finlandesas, que podrían contraerse un 16,5% este año, tras reducirse un 1,1% en 2008. El país es líder en sectores como la ingeniería y la industria electrónica, áreas que se han visto seriamente afectadas por la crisis económica, principalmente por su dependencia del consumo privado. Finlandia es, además, extremadamente dependiente del sector de las telecomunicaciones, en especial, de la empresa de móviles Nokia, que en esta última década ha representado el 3,4% de su PIB.

En contra de Finlandia ha jugado, además, la recesión de los países de Europa del Este, mercados emergentes que se habían convertido en sus principales compradores. Mientras tanto, los malos datos se acumulan. Las estimaciones indican que la producción industrial caerá este año un 10%, la inversión fija se contraerá un 11,5% y las importaciones se reducirán un 15,5%. No obstante, el principal problema será el desempleo, que continuará creciendo hasta el año 2010, cuando bordeará el 9,5%, casi dos puntos sobre el paro registrado en 2006, cuando llegó al 7,7%.

Para frenar esta sangría, el Ejecutivo ha puesto en marcha un plan de estímulo fiscal para este año equivalente al 1,7% del PIB, unos 3.000 millones de euros. No obstante, la mayoría de este porcentaje consiste en recortes de impuestos, por lo que el dinero disponible no alcanzará los 900 millones de euros. Adicionalmente, el Ejecutivo ha impulsado un paquete de ayuda a los bancos por un monto de 4.000 millones de euros y con cobertura de 50.000 millones de euros. También se contemplan otras ayudas indirectas a la banca.

Frente a este panorama, algunas entidades creen que la salida del túnel está más cerca de lo esperado. Incluso algunos como el Nordea Bank ponen fecha a este repunte: otoño de este año. El informe de esta entidad indica, además, que en 2010 el país podría volver a crecer un 1,5%, mientras que la Unión Europea pronostica un crecimiento leve del 0,2%. Todo dependerá del comportamiento del comercio exterior y, sobre todo, del consumo interno, que en el último lustro se ha convertido en el motor de la economía finlandesa.

Irlanda, el «mejor país para vivir», se asoma a la bancarrota


DUBLÍN.- Corre un chiste por Dublín (el humor irlandés no está en crisis): «¿En qué se parecen Irlanda e Islandia? En dos letras y seis meses». Efectivamente, estos dos países están entre los tres más afectados por la recesión en todo el mundo, según el premio Nobel Paul Krugman, y corren serio riesgo de entrar en bancarrota.

Ocurre que Irlanda fue, también, ejemplo en los buenos tiempos. La revista The Economist se refirió en el 2004 al tigre celta como «el mejor país para vivir del planeta». En 1973, cuando entró en la UE, el vecino celta era el socio más pobre, con una renta que apenas llegaba al 40% de la media, un paro del 20% y con la mitad de población que en el siglo XIX (único caso en el mundo desarrollado). En la década de los noventa creció a un 9% de media (iniciado el nuevo siglo, se mantuvo por encima del 7%).

El resultado del milagro irlandés fue que a mediados del 2007, cuando se produjo el batacazo de las subprime , en Wall Street, el país era el quinto más rico del mundo (según el FMI), su renta superaba en un 140% a la media de la UE, la productividad de sus trabajadores cuadriplicaba a la de los socios comunitarios, y era el mayor exportador de software del planeta, tras superar a EE.UU.

Las claves del éxito son conocidas: en 1987, Gobierno, oposición, empresarios y sindicatos firmaron el Plan de Desarrollo Nacional, que garantizaba que el 13% del gasto público siempre iría destinado a educación (dos decenios después, el 90% de los chavales acaban secundaria). Bruselas apuntaló el despegue con euros (40.000 millones de transferencias directas desde 1973, la mitad de lo recibido desde 1986 por España, que tiene diez veces más habitantes).

El siguiente paso fue reducir el impuesto de sociedades al 12,5%. La educación de los jóvenes (el 40% de la población), los bajos salarios, el idioma de Shakespeare, los vínculos con EE.?UU. y el calentamiento de la economía global hicieron el resto.

Entre 1997 y el 2006 entraron en el país 88.000 millones de dólares de inversión extranjera. Quinientas multinacionales, la mayoría norteamericanas, utilizaron la isla esmeralda para entrar en el mercado europeo, una suculenta tarta de 480 millones de consumidores.

La 'nueva normalidad' para el crecimiento / Kenneth Rogoff *

Los mercados rebosan con señales de brotes verdes en la economía mundial. Un número cada vez mayor de inversores ve llegar un fuerte rebote, primero en China, luego en Estados Unidos, después en Europa y, por último, en el resto del mundo. Ni siquiera los horribles datos de los dos últimos trimestres parecen desalentar a quienes abrigan esa idea optimista. Cuanto más profundo sea el desplome, mayor será el rebote, dicen algunos analistas.

Tal vez tengan razón esos optimistas, pero ¿cómo podemos esperar que sea de intensa la expansión cuando lo peor haya pasado por fin? ¿Irá a ser la nueva normalidad igual a la antigua normalidad de los años de auge comprendidos entre 2002 y 2007?

Me cuesta imaginar cómo Estados Unidos y China, principales motores del crecimiento mundial durante dos decenios, podrán vivir sin conformarse con tasas medias de crecimiento notablemente inferiores a aquellas de las que gozaron antes de la crisis.

Empecemos por EE UU, epicentro de la crisis financiera, que aún es la economía más importante del mundo. En el mejor de los casos, el sector financiero de EE UU saldrá de la crisis reducido y más estrictamente regulado. No hay por qué preocuparse, dicen algunos economistas. EE UU creció rápidamente en las décadas de 1950 y 1960 con un sistema bancario sometido a una regulación relativamente estricta. ¿Por qué no habría de ser así otra vez?

Desde luego, pero el sector financiero de los primeros años de la posguerra no había de sostener una economía tan diversa y compleja como la de hoy, ni mucho menos. Si las autoridades atrasan el reloj varias décadas en materia de regulación bancaria, ¿podemos estar tan seguros de que no lo harán también en materia de ingresos?

No cabe duda de que el consumo de EE UU, el mayor motor individual del crecimiento mundial, va camino de ser inferior, en vista de los débiles precios de la vivienda, el desempleo en aumento y la reducción de la riqueza de los pensionistas. Durante el auge, el consumo de EE UU aumentó hasta más del 70% del PIB. Tras la crisis, podría bajar hasta el 60%.

¿Y qué decir del importante cambio político que ha experimentado EE UU? Cansados de un crecimiento incesante, ahora los votantes esperan que se preste una mayor atención a la necesidad de abordar las preocupaciones medioambientales, las cuestiones relativas a la salud y la desigualdad de ingresos, pero la consecución de esos fines loables será onerosa y se sumará a los gigantescos déficits presupuestarios en que está incurriendo el Gobierno de Washington para contrarrestar la crisis financiera. Unos impuestos más altos y una mayor regulación no pueden ser buenos para el crecimiento.

Cierto es que hay margen para gestionar el Estado más eficientemente, en particular, en los sectores de la educación y la asistencia sanitaria; pero ¿serán suficientes esos ahorros para compensar la carga de un Estado mucho mayor? Así lo espero y, desde luego, el Gobierno de Obama es un soplo de aire fresco después de la increíble ineptitud del periodo Bush-Cheney, pero los Gobiernos de todo el mundo siempre están convencidos de que se pueden financiar sus ampliaciones fundamentalmente con aumentos de la eficiencia, y ese sueño suele resultar quimérico.

También el crecimiento chino está destinado a reducirse a largo plazo. Incluso antes de la crisis financiera estaba claro que China no podía continuar indefinidamente con su trayectoria de crecimiento del 10% o más. Los problemas hídricos y medioambientales iban aumentando. Cada vez resultaba más claro que, a medida que China continuaba creciendo más rápidamente que casi todos los demás países, la capacidad de importación (y la tolerancia) del mundo no podía avanzar al mismo ritmo que la máquina exportadora de China. Este país estaba volviéndose demasiado grande.

Con la crisis financiera, el necesario ajuste de la economía china hacia un consumo más interno ha cobrado mucha mayor urgencia. Cierto es que, incluso cuando las exportaciones se desplomaron, el Gobierno de Pekín se las arregló para apuntalar el crecimiento con un gasto y un aumento del crédito enormes. Pero, aunque necesaria, esa estrategia amenaza con perturbar el delicado equilibrio entre el aumento de los sectores público y privado que ha apuntalado la expansión china hasta ahora. El papel cada vez más importante del Estado y el cada vez más reducido del sector privado auguran, casi con toda seguridad, un crecimiento menor en un momento posterior de este decenio.

También Europa afronta dificultades, y no sólo porque ahora está sufriendo la mayor contracción de las regiones económicas más importantes del mundo, en vista del aviso del Gobierno de Alemania sobre una surrealista reducción del 6% de su PIB en 2009. La actual crisis financiera aminorará casi con seguridad la integración de los países de la Europa Central y Oriental adheridos a la UE, cuyas jóvenes poblaciones son la fuente más dinámica de crecimiento en la Europa actual.

No todas las regiones tendrán necesariamente una expansión económica menor en el próximo decenio. Suponiendo que continúen las reformas en países como, por ejemplo, Brasil, India, Suráfrica y Rusia, los mercados emergentes podrían perfectamente compensar parte del desfase de crecimiento dejado por las economías mayores. Sin embargo, con toda probabilidad, tras años de revisar al alza constantemente sus cálculos sobre la tendencia del crecimiento mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará a revisarlos hacia abajo.

Incluso después de la crisis, el crecimiento mundial seguirá siendo, casi seguramente, inferior durante algún tiempo al auge de la época anterior. Ese cambio puede ser bueno para el medio ambiente, la igualdad de ingresos y la estabilidad. Los Gobiernos tienen razón en preocuparse por la calidad del crecimiento y no sólo su rapidez, pero a la hora de hacer cálculos sobre impuestos y beneficios, los inversores y los políticos deben atenerse a la nueva normalidad: un crecimiento medio inferior.

(*) Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, es profesor de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard.

La traición de las aseguradoras / Paul Krugman*

No ha tardado mucho. No han pasado ni dos semanas desde que gran parte del sector médico-industrial organizase un gran espectáculo por el hecho de colaborar con el presidente Obama en la reforma del sistema de atención sanitaria, y la traición ya ha hecho acto de presencia.

De hecho, ahora está claro que hasta cuando se reunieron con el presidente, fingiendo estar dispuestos a cooperar, las aseguradoras se estaban preparando para desempeñar la misma función destructiva que desempeñaron la última vez que la reforma sanitaria estuvo presente en el programa político.

Así que la pregunta es: ¿quitará Obama importancia a la realidad de lo que está sucediendo y tratará de guardar una apariencia de cooperación, o hará honor a su promesa, hecha durante la campaña, y continuará con la ofensiva contra los grupos de interés si éstos se interponen en el camino de la reforma?

Ésta es la historia hasta la fecha: el 11 de mayo, la Casa Blanca convocó una rueda de prensa para anunciar que organizaciones importantes del sector de la atención sanitaria, entre las que estaban la asociación de hospitales estadounidenses y el grupo de presión formado por los planes de seguros sanitarios de EE UU, se habían unido para contribuir a la iniciativa nacional de controlar los precios de la atención sanitaria.

Hay que señalar que la hoja informativa de la reunión era típica de Obama por su mensaje de pospartidismo y, bueno, esperanza. "Durante demasiado tiempo, la política y el afán por anotarse puntos han impedido a nuestro país hacer frente a esta crisis, cada vez mayor", decía. Y añadía: "El pueblo estadounidense está impaciente por dejar atrás las viejas costumbres de Washington".

Pero tan sólo tres días después, la asociación de hospitales insistió en que, de hecho, no había prometido lo que el presidente decía que había prometido, es decir, que no se había comprometido con el objetivo gubernamental de reducir el ritmo al que está aumentando el precio de la asistencia sanitaria, que es de un 1,5% al año. Y la cabeza visible del grupo de presión de las aseguradoras afirmó que la idea era simplemente "intensificar" el ahorro, sea lo que sea lo que eso signifique.

Mientras tanto, el sector de las aseguradoras no deja de presionar al Congreso para que bloquee un elemento crucial de la reforma del sistema de asistencia sanitaria: la opción pública; es decir, ofrecer a los estadounidenses el derecho a contratar su seguro directamente con el Gobierno, además de con las empresas aseguradoras privadas. Y al menos algunas aseguradoras se están preparando para una campaña de difamación a gran escala.

El lunes, tan sólo una semana después de hacerse la foto en la Casa Blanca, The Washington Post informaba de que Blue Cross Blue Shield, de Carolina del Norte, estaba preparándose para lanzar una serie de anuncios atacando la opción pública. La planificación de esta campaña publicitaria debe de haber empezado hace ya bastante tiempo.

The Post tiene los guiones gráficos de los anuncios, y están en la misma línea que los infames anuncios de Harry y Louise que contribuyeron a acabar con la reforma de la asistencia sanitaria en 1993. Se muestra a estadounidenses desesperados a los que unos burócratas gubernamentales sin rostro les niegan la posibilidad de elegir médico o les obligan a esperar meses para conseguir una cita.

Es una imagen aterradora que podría tener algún sentido si los seguros sanitarios privados (que hoy día actúan principalmente a través de organizaciones de mantenimiento de la salud) nos ofreciesen a todos la posibilidad de elegir libremente a los médicos sin tener que esperar para ser atendidos. Pero mi seguro médico no es así. ¿Y el suyo?

"Nosotros podemos hacerlo mucho mejor que un sistema sanitario dependiente del Gobierno", dice una voz en off en uno de los anuncios. A lo que la respuesta evidente es: si eso es verdad, ¿por qué no lo hacéis? ¿Por qué negarles a los estadounidenses la oportunidad de rechazar el seguro sanitario gubernamental si realmente es tan malo?

Ninguna de las propuestas de reforma que actualmente están sobre el tapete obligaría a la gente a tener un seguro sanitario gubernamental. Como mucho, les brindaría a los estadounidenses la oportunidad de contratar dicho seguro.

Y el objetivo de las aseguradoras es negarles a los estadounidenses esa posibilidad. Temen que mucha gente prefiera un seguro gubernamental antes que tratar con empresas aseguradoras privadas que, en el mundo real (a diferencia del mundo de sus anuncios), son más burocráticas que cualquier organismo gubernamental, niegan sistemáticamente a sus clientes la posibilidad de elegir médico y suelen negarse a pagarles la asistencia sanitaria.

Y eso nos devuelve a Obama. Durante la campaña demócrata para las primarias, Obama sostuvo que los Clinton habían fracasado en su intento de reformar el sistema de asistencia sanitaria en 1993 porque no habían incluido a suficientes personas. Prometió que él, en vez de hacer lo mismo, reuniría a todos los implicados, incluidas las compañías aseguradoras, en torno a una "gran mesa". Y el acontecimiento del 11 de mayo tenía precisamente como fin mostrar en acción esta estrategia de la gran mesa.

¿Pero qué pasa si los grupos de interés se presentan en la gran mesa y luego bloquean la reforma? En aquel entonces, Obama aseguró a los votantes que se pondría serio: "Si esas empresas aseguradoras y farmacéuticas empiezan a lanzar anuncios con Harry y Louise, yo lanzaré mis propios anuncios como presidente. Saldré en la televisión y diré: 'Harry y Louise mienten". Ahora la pregunta es si lo decía en serio.

El sector médico-industrial ha puesto en evidencia al presidente. Ha sacado lustre a su imagen presentándose en la gran mesa y prometiendo cooperación, e inmediatamente ha vuelto a hacer todo lo posible por bloquear un verdadero cambio. Las aseguradoras y las farmacéuticas están, de hecho, apostando a que Obama no se atreverá a desafiarlas por su hipocresía. De Obama depende el demostrarles que se equivocan.

(*) Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de Economía en 2008

El Estado y el nuevo modelo económico / Carmen Alcaide *

Existe un cierto consenso, y así se está reflejando en los medios informativos, respecto a la necesidad de cambiar el modelo económico que ha funcionado en España durante el último ciclo expansivo y que no parece adecuado ni para la salida de la crisis ni para obtener un crecimiento suficiente para generar el empleo que la sociedad española demanda y necesita. No sólo lo dice el Gobierno sino las instituciones nacionales e internacionales y los economistas.

Pero es conveniente aclarar el significado de "modelo económico", lo que se quiere cambiar y el papel que deben tener el Estado y los agentes sociales (sindicatos, empresas, consumidores, inversores) en este proceso y en una economía de libre mercado. Es importante definir los objetivos y los plazos en los que se quiere realizar la transformación. Si no se definen claramente se corre el riesgo de que todos hablemos de cosas diferentes y los esfuerzos de los distintos agentes económicos se dispersen e incluso vayan en direcciones opuestas.

Dejando aparte la acepción más matemática o econométrica del modelo económico por no ser lo que está en discusión, un modelo económico es una síntesis o simplificación de lo que ocurre en la economía (en este caso de España) que refleja las actuaciones y relaciones causa-efecto entre los agentes económicos de producción, consumo e inversión.

Si nos referimos a un modelo económico social, estas relaciones se amplían porque no se refieren únicamente a las transacciones económicas sino también a las de carácter social que no tienen necesariamente una contraprestación económica como son los trabajos voluntarios (y no tan voluntarios) en el entorno de la familia o de organizaciones no lucrativas (ONG).

En economía política se estudian tres tipos de modelos económicos: economía de mercado, economía dirigida y economía mixta, siendo este último una mezcla de los dos primeros.

Dando por hecho que estamos dentro del modelo de economía de mercado establecido y aprobado para la UE y entendiendo que éste no es el objetivo a cambiar, deberíamos definir y si fuese posible consensuar qué queremos cambiar. El Gobierno, por sus declaraciones y por las medidas tomadas, parece estar pensando en un cambio del modelo económico-social más que en un cambio del sistema productivo.

Al referirse a veces a un cambio hacia "una economía más productiva y menos especulativa" si se refleja una intención de modificar el modelo productivo (sistema productivo) aunque su resistencia a impulsar las reformas estructurales, aconsejadas por instituciones internacionales, analistas, economistas y profesores, parece estar en contradicción con ello.

Durante décadas hemos tenido en España un sistema productivo basado en la construcción y el turismo. La construcción de viviendas y obras públicas ha llegado a pesar el 11% del PIB, porcentaje más elevado que en el resto de nuestros socios europeos. Al turismo, teniendo en cuenta los diferentes sectores que intervienen en su actividad (hostelería, comercio, transporte), se le estima un peso entre el 10% y el 11% del PIB.

La dimensión relativa del conjunto de los sectores industriales, excluida la construcción, ha ido disminuyendo paulatinamente mientras ha aumentado la actividad de los servicios a las empresas con una clara tendencia a la externalización de algunos de ellos por parte de las empresas industriales (limpieza, seguridad, transporte, informática).

El cambio del sistema productivo español (no del modelo) consistirá en parte en la reducción de la dimensión de la construcción en el subsector de la vivienda y no de las obras públicas, alcanzando un tamaño más adecuado para las necesidades de la demanda.

Tras el ajuste que se está produciendo como efecto directo de la crisis, el sector de la construcción deberá recuperar un peso en torno al 9% del PIB y por tanto será necesario que se incremente la actividad de otros sectores y/o aparezcan otros nuevos, que complementen esos dos puntos del PIB que perderá la construcción.

Por otra parte, el turismo y los sectores que lo componen son piezas fundamentales en la estructura española dadas las ventajas competitivas que nos aportan la situación geográfica y el clima.

Sería conveniente que los sectores industriales alcanzasen una dimensión algo mayor y ya que las industrias auxiliares de la construcción de viviendas se resentirán de su redimensionamiento, habrá que impulsar sectores en los que España haya alcanzado un cierto nivel de productividad y competitividad en el mundo: sector alimentario, químico, farmacéutico, electrónico, o en sectores que por tener asegurada una demanda interna su posición ventajosa les facilita el crecimiento. Es el caso de los sectores energéticos y en particular el eléctrico.

Otros también de carácter más novedoso están situados entre los servicios: la telefonía y los servicios informáticos. Pero todos los posibles cambios tienen que coincidir en una mejora de la calidad y de productos o servicios singulares que les permita competir en otros mercados. Habrá qué definir en términos económicos que se considera sectores de economía sostenible.

¿Y cuál debe ser el papel del Estado y del Gobierno como instrumento del mismo? Sin olvidar que estamos en una economía de mercado y que el peso del Estado es cada vez menor aunque complementado con el de las 17 comunidades autónomas, con la excepción de la actividad del sector público (enseñanza, sanidad, infraestructuras), son las empresas las que tienen que buscar, decidir y poner en marcha la actividad productiva, ya sea industrial o de servicios.

Lo que si puede hacer el Gobierno es mejorar las condiciones para el desempeño de esa actividad de las empresas, ayudando a reducir los costes de producción, facilitando los trámites tanto en el inicio de la actividad como en su desarrollo, generando un entorno de estabilidad y de seguridad jurídica, etcétera.

Para ello tendrá que apoyarse en las directivas comunitarias y no buscar atajos para solventarlas, consensuar con las comunidades autónomas en las numerosas actividades de las que tiene autonomía legislativa y por último consensuar con otros partidos políticos para conseguir su apoyo en el Parlamento cuando presenta alguna legislación con ánimo de cambio.

(*) Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE

www.elpais.es

Europa del Este / Santiago Fernández de Lis y Paula Papp *

El detonante de la actual crisis internacional fue, como es conocido, un proceso en el cual las entidades financieras norteamericanas, aprovechando una abundante liquidez y ciertas grietas en los mecanismos de supervisión, buscaron incrementar su rentabilidad ofreciendo financiación para la adquisición de vivienda a segmentos de la población con escasa capacidad de compra.

Este comportamiento se vio alimentado por una infravaloración del riesgo -al considerar que el precio de la vivienda seguiría aumentando- y por el auge del llamado "sistema bancario en la sombra", cuya función era empaquetar y trasladar este riesgo a terceros.

Este proceso permitió profundizar la inclusión financiera y facilitó el acceso a la vivienda a una parte de la población. Sin embargo, al no realizarse con las garantías oportunas, ni con los controles adecuados, terminó desencadenando una grave crisis mundial.

Después de atravesar varias fases, la crisis está afectando ahora de manera especial a países de Europa central y del este, que reúnen una serie de características que los hacen muy vulnerables: cuantiosas entradas de capitales, déficit exteriores muy elevados, fuerte expansión del crédito, acusado encarecimiento de los precios de la vivienda, pérdida de competitividad ligada a procesos inflacionistas, dependencia de los bancos extranjeros y predominio de la denominación del crédito a residentes en moneda extranjera, que supone un tercio del total para la media de este grupo de países y un 70% en los bálticos.

Esta última característica supone el principal elemento de vulnerabilidad. La denominación en euros (o en francos suizos) de créditos hipotecarios de familias cuyos ingresos están denominados en moneda local, incluso si los bancos están "calzados" con posiciones equivalentes en su pasivo, encubre un riesgo de crédito latente que, como en el caso del subprime de EE UU, se ha venido ignorando o infravalorando por la banca, ya que sólo se materializaría en caso de devaluación de la moneda.

Los bancos extranjeros implantados en estos países -austriacos, alemanes, italianos, suecos- han financiado de manera creciente esta expansión con recurso a los fondos canalizados desde sus matrices. En otras palabras, la nueva frontera de la banca europea ha sido la clientela de Europa central y del este, al igual que los estratos de renta más desfavorecidos (subprime) lo fueron para la banca norteamericana.

Si los créditos se hubieran denominado en moneda local, la capacidad de endeudamiento de estos nuevos clientes habría estado en consonancia con sus ingresos. Pero al denominarse en moneda fuerte, el riesgo de estos créditos se revela ahora, cuando cambian de sentido los flujos de capitales exteriores y se debilitan las monedas locales.

Los países con tipo de cambio flexible se están viendo afectados de forma inmediata, pero son los países con tipo de cambio fijo los que presentan más riesgos, precisamente porque la devaluación no forma parte de las reglas del juego, como ilustró dramáticamente hace unos años el caso de Argentina. -

(*) S. Fernández de Lis y P. Papp son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas

El fortalecimiento de las instituciones europeas / Marek Belka y Helge Berger*

En Europa, la comunidad de gobiernos e instituciones ha crecido y evolucionado con rapidez en la última década, un período de bonanza económica extraordinaria hasta el comienzo de la crisis. La pregunta es en qué medida funciona ante una tormenta económica de proporciones históricas. ¿Tenemos suficiente Europa? La respuesta, hasta el momento, es más bien negativa.

El aspecto positivo es que el Banco Central Europeo (BCE), la Unión Europea e, individualmente, los gobiernos de esta región fuertemente integrada han adoptado medidas sin precedentes que han contribuido a impedir un colapso directo del sector financiero e incluso haber tenido consecuencias más tremendas para el crecimiento económico y el empleo.

No obstante, al mismo tiempo, la crisis ha revelado una importante falta de coordinación que está poniendo en peligro la efectividad de la respuesta de la política europea en casi todas las áreas importantes para una rápida recuperación y que también puede haber favorecido la propia crisis.

La falta de coordinación es más evidente si cabe en el sector financiero, donde, antes de la crisis, los reguladores y supervisores nacionales, como grupo, perdieron la oportunidad de controlar las instituciones regionales. Algunos de los problemas existentes eran que las entidades transfronterizas no compartían la suficiente información y que había una falta de regulación macroprudencial (relativa, por ejemplo, a los requerimientos de capital y a las provisiones para insolvencias anticíclicas).

Algunos de estos problemas ilustran claramente la sencilla verdad de que nunca debería permitirse que la coordinación en materia de regulación y de supervisión vaya sistemáticamente a la zaga de la integración de los mercados financieros.

Inevitablemente, la falta de coordinación también dificultó (y sigue entorpeciendo) los esfuerzos por resolver la crisis. El Banco Central Europeo ha dado un audaz paso adelante y ha inyectado liquidez en la zona del euro y en algunos países europeos. Sin embargo, esto de poco o nada sirve para solucionar la recesión. La lista de medidas pendientes sigue siendo extensa y en ella se incluyen el reconocimiento de la totalidad de las pérdidas, la realización de pruebas de tensión coherentes y la recapitalización de las instituciones viables así como la resolución de las que no lo sean.

Pero a pesar de que se intensifica el debate con un enfoque europeo, la mayor parte de esta agenda sigue centrándose directamente en las autoridades nacionales, lo que puede resultar contraproducente. Actualmente, sin un enfoque organizado y a escala de toda la región, podría limitarse seriamente la efectividad de los esfuerzos para combatir la crisis y podrían crearse problemas políticos en el momento equivocado.

Un primer ejemplo de ello fue la introducción descoordinada de los fondos de garantía de depósitos bancarios, que generó una redistribución repentina de los depósitos y acusaciones de políticas de empobrecimiento del vecino y de proteccionismo financiero. A muy corto plazo, habría que intensificar las medidas de cooperación individualizadas, pero también urge avanzar -y con rapidez- en el establecimiento futuro de un marco de estabilidad financiera europeo que sirva para coordinar la regulación, la supervisión y la gestión -en caso de que estalle una crisis- en toda la región.

Pero la coordinación también es escasa en lo que respecta a las políticas macroeconómicas. El Banco Central Europeo ha recortado las tasas de interés y contempla otras medidas de relajación para la zona del euro. Sin embargo, el apoyo a las economías emergentes de Europa ha sido menos sistemático, aunque los beneficios de los swaps de divisas y la clarificación de la hoja de ruta del euro para los nuevos Estados miembros parecen importantes. También sería útil mejorar la coordinación de las medidas nacionales en el ámbito fiscal, dada la escasez de las arcas fiscales de la Unión Europea.

La aplicación simultánea de medidas de estímulo y la gestión conjunta del gasto de inversión (por ejemplo, de proyectos de infraestructuras europeas comunes) aumentará su efectividad. De cara al futuro, es igualmente esencial que Europa avance en el logro de la sostenibilidad fiscal, pues la región todavía se enfrenta a un rápido envejecimiento de la población y necesita asegurarse de que las finanzas públicas no queden devastadas por la crisis actual.

La integración de las economías del continente ha sido una historia de enorme éxito en los últimos años, y la actual tormenta económica ofrece la oportunidad de fortalecer y reforzar algunas de sus instituciones, oportunidad que no debería desaprovecharse. Como ya ha mostrado la crisis, necesitamos más Europa, no menos.

(*) Marek Belka es director del Departamento de Europa del FMI y Helge Berger es subjefe de División

¿Florecerán los brotes verdes? / Luis de Guindos

Como he apuntado en algún artículo anterior, hemos tenido, durante las últimas semanas, una serie de datos e indicadores que sugerían que lo peor de la crisis económica y financiera ha quedado atrás y que la sensación de caída libre que tuvimos en el segundo semestre del año pasado podría haber desaparecido. Se trata de los denominados brotes verdes, según los calificó Bernanke en una entrevista televisiva hace unas semanas.

Además, como pone de manifiesto el análisis de crisis previas, una vez que se estabiliza el deterioro de la actividad económica, el repunte tarda entre uno y dos trimestres en producirse. De este modo, si el suelo se alcanza en este segundo trimestre, el inicio de cifras positivas de crecimiento en la economía de Estados Unidos, la más avanzada siempre en el ciclo económico mundial, se podría empezar a producir antes de finales de este año.

La principal señal de optimismo la tenemos en que el proceso de ajuste de inventarios en los últimos dos trimestres del año pasado y en el primero de éste ha sido de una virulencia casi sin precedentes. De este modo, la producción industrial ha caído muy por debajo de la demanda, ya que las empresas han agotado la práctica totalidad de sus stocks.

En Japón, la producción industrial se ha contraído en casi un tercio, mientras que en Alemania lo ha hecho en un 25%. Ante esta situación, el propio ciclo de inventarios debe llevar a una recuperación de la producción industrial en el futuro inmediato, lo cual ya se apunta en los indicadores adelantados de naturaleza manufacturera.

Además, la situación de los mercados de crédito se ha relajado notablemente en los dos últimos meses, si la medimos por los diferenciales existentes tanto en los mercados interbancarios como en los de bonos. A esto habría que añadir la mejora del mercado de acciones, donde hemos visto un rally de enorme virulencia en marzo y abril, y señales de estabilización, o al menos de menor ritmo de deterioro, en el mercado de la vivienda.

Así, la OCDE ha anunciado que sus indicadores adelantados habían alcanzado un suelo y empezaban a repuntar. Trichet, el presidente del BCE, siempre extremadamente cuidadoso en sus comentarios, apuntaba en la misma dirección en una reciente intervención en Basilea.

Sin embargo, esta crisis tiene algunos rasgos propios que la hacen especialmente compleja, y, por tanto, debemos ser muy prudentes antes de lanzar las campanas al vuelo de la recuperación. Se trata de una crisis globalizada, es decir, que ha afectado a todas las zonas geográficas del mundo sin excepción, y que además tiene su origen en una crisis bancaria.

Todo ello llevará a que la recuperación sea seguramente más tardía y suave que en situaciones recesivas previas. Por ello, el Fondo Monetario Internacional, tras plantear una contracción del PIB mundial este año, pinta una recuperación global muy gradual y lenta el próximo. Y además, señala que los riesgos de este escenario moderado son fundamentalmente a la baja.

El primero es la situación del sistema bancario mundial. El Fondo considera que las pérdidas en balance de la banca mundial son todavía muy elevadas, y que para volver a un nivel de apalancamiento y de capital razonables los bancos necesitan un volumen importante de capital -1,5 billones de dólares- que difícilmente podrán obtener de los mercados privados en las actuales circunstancias.

En este entorno, será difícil que los bancos retomen la concesión de crédito con normalidad. Además, aunque los mercados de capitales se han ido estabilizando, las emisiones de bonos de titulización, que tenían una importancia enorme en los flujos de crédito antes de la crisis, continúan siendo prácticamente inexistentes. Por todo lo anterior, la ruptura del círculo vicioso de crisis crediticia y económica será lenta y dura de realizar.

Por otro lado, con los volúmenes de deuda acumulados por familias y empresas, especialmente en las economías anglosajonas y en otros países como España, no será fácil que el consumo y la inversión repunten con claridad, ya que el proceso de desapalancamiento tiene todavía un trecho largo que recorrer y en el año 2008 no se ha producido ningún avance al respecto.

En esta situación, la necesaria elevación de las tasas privadas de ahorro limitará los efectos expansivos de las políticas monetarias y fiscales, que se están llevando a cabo en la mayoría de países, y el incremento de la demanda privada se irá dando sólo muy gradualmente, en el mejor de los casos.

Pero, tal vez, el principal riesgo para la economía mundial provenga del surgimiento de tensiones inflacionistas. Seguramente se preguntarán ustedes cómo es posible que hablemos de riesgos inflacionistas cuando no hace mucho todavía se hablaba de temor a la deflación. Y la respuesta es que la receta antideflación, esto es inyecciones ingentes de liquidez, déficit públicos por encima de los dos dígitos, e incluso medidas monetarias no convencionales, puede, ante un cambio rápido en la aversión al riesgo de los inversores, acabar produciendo un repunte importante de la inflación, con la consecuencia especialmente indeseada de un aumento notable de los tipos de interés a largo plazo, cuando todavía no se han asentado definitivamente las bases de la recuperación.

En definitiva, puede que efectivamente se haya estabilizado la senda bajista de la economía mundial y que además se haya evitado el colapso al que nos asomamos hace sólo unos meses. Sin embargo, la medicina utilizada para ello -un estímulo monetario y fiscal sin precedentes- tiene efectos colaterales bastante delicados, que deberemos manejar con cuidado en el futuro próximo.

En cualquier caso, la economía mundial se encuentra todavía lejos de crecer a ritmos superiores al 3%, con tipos de interés a corto normalizados, una posición presupuestaria sostenible a medio plazo y un sistema bancario solvente y que conceda crédito con fluidez. Probablemente, lo peor lo hemos dejado atrás, aunque también la recuperación, en esta ocasión, se puede dilatar más que en ciclos económicos previos.

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La peligrosa deuda de Obama / Robert J. Samuelson*

Exactamente, ¿cuál es el volumen de deuda pública en el que tiene que incurrir un presidente para ser considerado un irresponsable? Bien, uno mucho mayor al parecer que las cantidades masivas previstas por el presidente Obama. La versión final de sus presupuestos para el ejercicio 2010, dada a conocer la semana pasada, constituye un ejemplo de manual de creación de riesgos económicos e interés político.

Veamos. De 2010 a 2019, Obama proyecta un déficit anual neto de 7,1 billones en total; esos se suman al déficit de 1,8 billones de dólares del ejercicio 2009. Hacia 2019, la razón entre deuda federal pública y producto interior bruto alcanzaría el 70%, por encima del 41% de 2008. Será el más elevado desde 1950 (80%). La Oficina Presupuestaria del Congreso, usando pronósticos menos halagüeños, eleva estas estimaciones. Los déficits 2010-19 sumarían 9,3 billones de dólares; el cociente entre deuda y PIB en 2019 sería del 82%.

Pero aguarde: incluso estos totales pueden quedarse cortos. Según diversas estimaciones, el plan de salud de Obama podría costar 1,2 billones de dólares a lo largo de una década; Obama sólo ha presupuestado 635.000 millones. Además, los considerables déficit se registran a pesar de la acusada contracción del gasto en defensa. De 2008 a 2019, el gasto federal total se elevaría un 75%, pero el gasto en defensa sólo sube un 17%. A menos que las amenazas en el extranjero cedan, tanto el gasto militar como los déficit podrían elevarse.

Republicanos cabreados aparte, estas cifras sobrecogedoras han recibido muy poca atención. Todo el mundo tiene la vista puesta en la crisis económica actual, que explica y justifica gastos abultados durante unos cuantos años. Pero casi nadie se da cuenta de que esos déficit se prolongan indefinidamente.

Una razón de que Obama sea tan popular es que ha prometido impuestos más bajos y más gasto. Más allá de los que ganan más de 250.000 dólares, el 95% de las familias trabajadoras reciben una rebaja fiscal. Obama duplicará el gasto federal en investigación básica de «agencias clave». Quiere construir infraestructuras de ferrocarril de alta velocidad que exigirán subsidios constantes.

Considere la deuda externa como un sucedáneo de evasión fiscal. El presidente no quiere que los estadounidenses se enfrenten a elecciones entre menos gasto o impuestos más altos. Obama no ha hecho nada para reducir el gasto de jubilar a la generación post Segunda Guerra Mundial. Afirma estar conteniendo el gasto sanitario, pero en realidad propone más gasto público.

Amortizar los futuros déficit con subidas fiscales o mediante recortes del gasto exigirá cambios. Descontando el efecto de la recesión sobre el déficit, Marc Goldwein, del Comité por un Presupuesto Federal Responsable, sitúa el «déficit estructural» subyacente -la diferencia entre los compromisos de gasto del Gobierno y su base impositiva- entre el 3% y el 4% del PIB.

Cierto es que, desde 1961, el presupuesto federal ha registrado déficit todos los ejercicios menos cinco. Pero la deuda pública ha permanecido por debajo del 50% del PIB; es el equivalente a un hogar con 100.000 dólares de renta que tiene una deuda de 50.000 dólares. Los efectos económicos adversos eran modestos. Pero los colosales déficit futuros de Obama rompen este patrón.

En el mejor de los casos, el precio de la deuda intensificará la presión de subir los impuestos y recortar el gasto. Según estimaciones de la Oficina Presupuestaria, los intereses de la deuda como porcentaje del gasto federal se duplicarán entre 2008 y 2019, del 8% al 16%. Los déficit también podrían debilitar el crecimiento al adjudicarse el préstamo, que en otras circunstancias iría a la inversión privada.

En el peor de los casos, la descontrolada deuda podría provocar una crisis financiera futura. El peligro reside en que «no seamos capaces de financiarla (la deuda del Estado) a tipos de interés razonables», dice la economista Rudy Penner, gerente de la Oficina Presupuestaria de 1983 a 1987. En el clima de inquietud económica actual, esto no ha sucedido. Los inversores se han decantado por títulos de deuda pública estadounidense garantizada. Pero la abundancia de títulos y los temores de inflación podrían hacer pedazos la confianza. El precio de la deuda podría bajar acusadamente; los tipos de interés subir. Las consecuencias podrían ser mundiales porque los extranjeros son titulares de la mitad de la deuda pública estadounidense.

Los presupuestos de Obama flirtean con el embargo diferido, aunque no podemos saber la forma que podría cobrar o cuándo podría tener lugar. El actual beneficio se produce con el riesgo de pérdidas futuras. Como demuestra la presente crisis, las políticas imprudentes terminan saliendo por la culata incluso si la naturaleza y el momento del cambio de tendencia son imprevisibles.

El milagro es que estos asuntos hayan pasado tan desapercibidos. Imagine hipotéticamente que un presidente McCain hubiera presentado un plan presupuestario idéntico al de Obama. Habría tenido lugar casi seguro un considerable escándalo: «McCain hipoteca nuestro futuro». Obama no debería ser juzgado según un estándar menos exigente.

(*) Robert J. Samuelson es columnista del diario The Washington Post

América Latina y el agua / Javier Santiso*

España ha apostado siempre por América Latina. En el pasado, nuestras empresas invirtieron masivamente en el continente y la política exterior estuvo volcada hacia allí. Más recientemente, se ha creado el Fondo Español de Agua y Saneamiento para América Latina y el Caribe, impulsado por el Gobierno con la Agencia Española de Cooperación como operador principal, y en el que colaborará el Banco Interamericano de Desarrollo. Este fondo arranca con una dotación inicial de 600 millones de euros y podría alcanzar en el futuro los 1.500 millones de dólares.

Vale la pena detenerse en esta iniciativa. Con cerca de 1.100 millones de euros, España es uno de los principales países donantes de la región, justo por detrás de EEUU. En promedio, los donantes internacionales sólo destinan un 10% de sus ayudas al desarrollo a América Latina, mientras España destina más del 40% del total de su cooperación

La creación del Fondo del Agua anticipa lo que es y será uno de los principales retos mundiales. Más allá de la crisis, las necesidades derivadas del agua (y de los alimentos) constituyen uno de los grandes desafíos de la humanidad. Esta apuesta también apunta a una de las grandes bazas que posee América Latina: sus recursos hidráulicos. Si bien el agua potable escasea en muchas partes, la paradoja es que América Latina posee una de las mayores reservas mundiales de oro azul.

El objetivo del Fondo señalado es acelerar la expansión de la cobertura de los servicios de agua potable y saneamiento entre la población. Las necesidades son inmensas: Las cifras señalan que alrededor de 85 millones de personas aún no cuentan con acceso a agua potable en América Latina y el Caribe, y más de 100 millones no tienen acceso a servicios de saneamiento.

Todos los datos muestran la necesidad de actuar. Otra manera de encarar este desafío es analizar las oportunidades que pueden generar los mercados del agua. La comercialización de esta materia prima es difícil, tanto económica como política y socialmente. Sin embargo, llama la atención el hecho de que América Latina sea una de las regiones mejor dotadas de este tipo de recurso frente a otras como Oriente Medio o el arco asiático. De ser exportable, América Latina podría convertirse en un gigante mundial para estos mercados, abasteciendo a zonas que poseen activos financieros en abundancia.

Podríamos imaginar un fondo de inversión en sectores directamente vinculados al tema del agua, como el sector alimentario. Dicho fondo podría perseguir objetivos de desarrollo y financieros, es decir, buscar sostenibilidad económica. Ambos objetivos no son antinómicos, como ha demostrado el Nobel Mohamed Yunus, que acaba de crear una firma para suministrar agua potable en Bangladesh.

La cooperación internacional, en su vertiente más innovadora, impulsa también cada vez más vehículos de inversión y de capital riesgo, como demuestran agencias británicas como DFID y CDC o la holandesa FMO. A éstas se suman agencias de cooperación o países que fomentaron fondos de inversiones buscando apostar por empresas en países en desarrollo, compaginando objetivos de rendimiento económico con la contribución al desarrollo.

La cooperación suiza tiene una institución de capital riesgo, SIFEM, dotada de 300 millones de dólares. Antes, suecos, noruegos, finlandeses y daneses ya hicieron lo mismo. España posee una agencia comparable, COFIDES, que también busca innovar en este ámbito y cuya actividad se podría potenciar.

Por regla general, estos fondos invierten relativamente menos en América Latina que en otras regiones. Existe un nicho importante para un vehículo de inversión público-privado que apueste por América Latina, y el sector del agua podría ser una de sus ejes estratégicos.

España también podría dotarse de un fondo público-privado con una vertiente inversora que combinara una doble especialización: geográfica y sectorial. Incluso podría combinar sus recursos y aportes con otros provenientes de empresas privadas.

Instituciones como la Corporación Andina de Fomento, que acaba de aprobar 90 millones de dólares de inversiones en los sectores del agua y de saneamiento a finales del 2008, también podrían participar en este tipo de iniciativas, al igual que el BNDES brasileño. También podrían participar instituciones financieras del Golfo o de Asia, en particular los fondos soberanos, en búsqueda de diversificación de activos y con sedes en países carentes de agua y con la necesidad de asegurarse abastecimiento de alimentos. Recientemente, Kuwait Investment Company invirtió 400 millones de dólares en un fondo vinculado al agua y gestionado por Instrata Capital, una gestora con base en Bahrein.

Existe, pues, una gran paradoja: la región es una de las más ricas en agua del mundo -según la ONU, América Latina tiene el 26% de la oferta de agua mundial- pero carece de empresas globales en este sector. Las iniciativas desarrolladas en torno al tema del agua son bienvenidas, pero nos recuerdan que hay que indagar más allá de la espuma de los días, como escribía Boris Vian. Existe un océano de desafíos que enfrentar, y conviene hacerlo con innovación e imaginación.

(*) Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE.- www.elmundo.es

El ministro de Hacienda advierte sobre la bajada en el sector manufacturero de Canadá

MONTREAL.- El ministro de Hacienda de Canadá, Jim Flaherty, ha dicho que en el futuro, el sector manufacturero representará una "parte más pequeña" de la economía nacional, y afirmó que trabaja con Estados Unidos para evitar medidas proteccionistas.

Ante el National Club, en Ottawa, el ministro anticipó que la manufactura pasará del 17 al 14% de la economía, pero aun con esta baja, el sector tendrá "una fuerte representación".

El ministro de Hacienda consideró que Canadá tendrá un sector manufacturero más importante que el estadunidense, sin embargo, reconoció que 'los días de gloria' de la manufactura canadiense 'son cosa del pasado'.

El discurso de Flaherty se dio en momentos en que la rama automotriz canadiense, columna vertebral del sector industrial de Ontario, experimenta una grave crisis con cierres de plantas de ensamblado y de fábricas de autopartes.

Estados Unidos es el principal cliente de los manufactureros canadienses, por lo que el ministro aseguró que se "está trabajando" con el presidente estadunidense Barack Obama para evitar medidas proteccionistas que podrían dificultar la relación comercial bilateral.

"Hay presiones en los países, incluyendo en Canadá, para tomar medidas populistas y proteccionistas que tienen buena apariencia en la superficie y pueden permitir ganancias políticas a corto plazo", dijo el ministro.

Flaherty afirmó que se tiene una buena relación con la administración Obama y que hay el deseo, de parte del gobierno de Washington, "de evitar las medidas proteccionistas que puedan dañar la tradicional relación con Canadá".

La emisora pública Radio-Canadá, señaló por su parte que el sector manufacturero canadiense sufrió varios embates en los últimos años, en su mayoría provocados por las fuertes apreciaciones del dólar canadiense.

Esta apreciación encareció las exportaciones manufactureras, llevó a la mudanza de operaciones a otros países y al cierre de empresas manufactureras del sector automotriz, forestal y papelero, acero y fabricación de equipos electrodomésticos en Ontario y Quebec.

En los últimas semanas y ante el creciente endeudamiento de Estados Unidos, que se teme podría llevar a una devaluación del dólar estadunidense, la moneda canadiense se apreció en más de 10 por ciento.

De la cotización de 79 centavos de dólar estadunidense que tenía el 1 de abril, la moneda canadiense subió a 89 centavos el viernes, y esta apreciación puede abortar cualquier recuperación económica, según economistas del Toronto-Dominion Bank.

Expertos han señalado que la apreciación refleja el aumento de precios del petróleo y otras materias primas, pero otros opinan que el dólar canadiense es una moneda refugio ante el temor de una devaluación de la divisa estadunidense.

Cuba restringirá el consumo ante la exigua proyección del crecimiento


LA HABANA.- El gobierno de Cuba anunció una serie de medidas para restringir el consumo como repercusión del bajo pronostico de crecimiento económico para el 2009 de solo una tercera parte de lo esperado.

El ministro de Economía y Planificación, Marino Alberto Murillo, aseguró que "el crecimiento que habíamos propuesto de un 6% no se va a lograr, prevemos conseguirlo en un 2,4 o 2,5%", según declaraciones publicadas en la edición del domingo del diario oficial cubano Juventud Rebelde.

El funcionario explicó que "la contracción mundial repercute en los renglones exportables del país y en una disminución de los ingresos por visitantes del turismo".

El níquel, cuyos precios internacionales se han desplomado, y el turismo, con tendencia a la baja, son dos de las principales fuentes de divisas para la isla.

El anuncio del pronóstico de crecimiento estuvo acompañado de una nueva consigna: "ahorro o muerte".

El lema circula en la isla desde este semana y pondrá en vigor a partir del primero de junio de "medidas para readaptarnos a las nuevas circunstancias", manifestó Murillo.

Además de reducir el gasto energético y combatir la ineficiencia en la isla, las medidas significarán "restricciones en el consumo", indicó. No se conocieron detalles de los ajustes que implicarán para la población.

En el primer cuatrimestre de este año, Cuba gastó el equivalente a unos 100 millones de dólares más de lo planificado en combustibles, un exceso por el cual el gobierno está dispuesto a tomar medidas "excepcionales", como apagones planificados, para erradicarlo, según el mismo Murillo citado el sábado en un despacho de la Agencia de Información Nacional.

El problema para Cuba es el abasto de crudo, manifestó el ministro. El diario Granma destacó en días recientes la caída a la mitad de los ingresos petroleros de Venezuela, el principal abastecedor de hidrocarburos para la isla, que recibe los combustibles a precios preferenciales.

Cuba sufrió en el 2008 los azotes de tres huracanes que causaron daños a la economía por más de 10.000 millones de dólares y Estados Unidos mantiene un embargo que las autoridades de la isla aseguran les ha costado 93.000 millones de dólares a lo largo de las cuatro décadas de vigencia que lleva, además de implicar dificultades en sus relaciones comerciales.

La medida tomada por el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de flexibilizar los viajes y el envío de remesas de cubano-americanos a sus familiares en la isla "todavía no se ha sentido" en la economía de la isla, de acuerdo con funcionarios cubanos.

La economía de Cuba creció en el 2008 un 4,3%, por debajo del 8% proyectado por el gobierno para ese año.

Caixa Catalunya eleva al 3,3% la contracción del PIB español en 2009

BARCELONA.- Caixa Catalunya ha vuelto a revisar una vez más sus previsiones económicas para los próximos dos años tras la intensificación del ajuste en el primer trimestre y apunta ahora a una contracción de la actividad del 3,3% al cierre del presente ejercicio, frente al 2,9% que planteo en su última revisión.

Sin embargo, según el último informe de la entidad financiera, es "previsible" que la intensidad de la recesión "vaya cediendo" en la parte central del año, aunque, en cualquier caso, la actividad seguirá contrayéndose hasta la segunda mitad del 2010, lo que arrojará una caída del 0,9% el próximo año.

En concreto, Caixa Catalunya estima que la caída de la actividad este año será consecuencia de la "fuerte contracción" que experimentará la demanda interna en 2009, al restar 5,2 puntos al PIB, debido, sobre todo, al descenso del 4,2% en el consumo privado y al hundimiento de la inversión productiva (-13,2%) y de la construcción (-13,4%).

El consumo público, por su parte, mantendrá un "notable impulso" cercano al 6% a lo largo del año, pero apenas compensará la caída de la demanda doméstica privada.

El sector exterior también aportará positivamente al crecimiento, aunque como consecuencia a una mayor contracción de las importaciones (16,2%) que de las exportaciones (14,2%), que dará como resultado una aportación del 2,1 puntos al PIB en el conjunto del año.

De cara al 2010, Caixa Catalunya cree que los estímulos fiscales y monetarios permitirán una "ligera recuperación" de la demanda interna, que será "más intensa" en el segundo semestre del año, aunque con caídas para el conjunto del ejercicio en el consumo privado y la inversión.

Sobre los precios, Caixa Catalunya espera que sigan registrando tasas negativas en los próximos meses, alcanzando niveles máximos durante el verano, lo que dará lugar a una "deflación transitoria" que acabará en noviembre o diciembre con nuevos incrementos del IPC. Ello permitirá que la inflación regrese a niveles cercanos al 1,4% en 2010.

En cuanto al mercado laboral, la entidad afirma que la tendencia de incremento se mantendrá en los próximos meses, aunque a un ritmo "más moderado" según vaya remitiendo la propia intensidad de la recesión en la economía española.

Las nuevas previsiones de la entidad financiera se sitúan entre las más pesimistas del momento, ya que superan a las de la Comisión Europea (-3,2% en 2009 y -1% en 2010), a las del Fondo Monetario Internacional (-3% en 2009 y -0,7% en 2010) y las del Banco de España (-3% en 2009 y -1% en 2010).

Además, quedan muy alejadas de las que aún mantiene como oficiales el Ejecutivo, que apuntan a una contracción del 1,6% este año y a un incremento del PIB del 1,2% en el año 2010.

Sin embargo, el propio Gobierno ha reconocido ya en varias ocasiones que sus cifras se han quedado desfasadas y que se actualizarán en pocas semanas, cuando se presente el techo de gasto que servirá para elaborar los Presupuestos del año 2010.

El gasto del Fogasa en prestaciones se disparó en España un 65% hasta abril

MADRID.- El Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), organismo encargado de pagar los salarios e indemnizaciones a los trabajadores cuyas empresas están en quiebra o concurso de acreedores, abonó en prestaciones 217,7 millones de euros en los cuatro primeros meses del año, lo que supone un incremento del 65,3% respecto al mismo periodo de 2008, según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración.

Del total abonado hasta abril, 165,3 millones correspondieron al pago de prestaciones por insolvencia y 52,3 millones al pago de prestaciones por regulación, con crecimientos del 47,2% y del 169,7%, respectivamente, sobre igual periodo de 2008.

Las prestaciones por insolvencia incluyen el importe de las indemnizaciones y salarios pendientes de pago motivados por declaración de insolvencia en los Juzgados de lo Social, suspensión de pagos, quiebra, concurso de acreedores y fuerza mayor, así como los salarios de tramitación acordados por la jurisdicción competente.

Por su parte, las prestaciones por regulación recogen, únicamente, las indemnizaciones correspondientes al 40% de la indemnización legal que corresponde a los trabajadores de empresas de menos de 25 trabajadores en los casos de despido colectivo y despido por causas objetivas derivadas de la necesidad de amortizar puestos de trabajo.

Entre enero y abril de este año, los expedientes resueltos por el Fogasa afectaron a 19.095 empresas, un 89,4% más que en igual periodo de 2008, y a 48.332 trabajadores, un 84,1% más.

El Fogasa cerró 2008 con un superávit de 4.556,49 millones de euros, según datos sindicales. El organismo consumió el año pasado el 81,9% de su presupuesto para el pago de prestaciones (530 millones de euros), de tal forma que, el resto, unos 96 millones de euros, pasaron a engrosar el remanente del que dispone este fondo.

Para 2009, el presupuesto del Fogasa para prestaciones asciende a 550 millones de euros. Si se sobrepasara esa cantidad, se recurriría al superávit del organismo, cuya cuantía actual, sin contar con el dinero que seguirá ingresando, garantizaría nueve años de prestaciones aproximadamente.

Cataluña y Comunidad Valenciana, como es habitual, concentraron buena parte de los pagos realizados por el Fogasa durante el primer cuatrimestre del año. Así, en Cataluña el desembolso fue de 43,4 millones de euros, mientras en la Comunidad Valenciana se abonaron 37,01 millones en prestaciones.

Por detrás figuran País Vasco (23,02 millones), Madrid (17,3 millones), Andalucía (15,6 millones), Baleares (15,2 millones), Castilla-La Mancha (14,7 millones), Castilla y León (10,9 millones), Aragón (7,7 millones), Galicia (7,1 millones), Murcia (5,9 millones), Navarra (5,4 millones), Canarias (4,8 millones) y Asturias (3,3 millones).

A continuación, cerrando la tabla, se sitúan La Rioja (2,5 millones de euros), Cantabria (1,6 millones), Extremadura (1,5 millones) y Ceuta y Melilla (189.500 euros).

El pequeño comercio español reduce significativamente sus ventas

MADRID.- El pequeño y mediano comercio español cerró el primer trimestre del año con una caída media de la facturación del 20% respecto al mismo periodo del año anterior, debido a que marzo fue "el peor mes de toda la crisis", según dijo el secretario general de la Confederación Española de Comercio (CEC), Miguel Ángel Fraile.

La reducción de las ventas alcanza el 70% en subsectores como el equipamiento del hogar y el mobiliario; hasta un 40% en el comercio de productos relacionados con la automoción; un 30% en electrodomésticos, y un 25% en moda y calzado, mientras que es menos acusada en ocio (entre un 15% y un 20% menos) y en alimentación (entre un 2% y un 5% menos).

Fraile, que consideró que el sector ha "tocado fondo", confió en que a partir de ahora "poco a poco" se irá reactivando el consumo, de manera que estima que habrá una "recuperación suave" esta temporada de primavera-verano para poder "superar este año", en tanto que espera que el comportamiento de la demanda cambie en 2010.

"A peor no vamos a ir; menos consumo no puede haber", afirmó el secretario general de la CEC, quien explicó que los resultados de marzo fueron peores porque aún había rebajas en algunos establecimientos y por el efecto calendario, al caer este año la celebración de la Semana Santa en abril.

El desplome de las ventas conlleva el cierre de establecimientos y la pérdida de empleos, si bien Fraile subrayó que el pequeño comercio "tiene más capacidad de aguante y es el que menos empleo pierde".

En cualquier caso, insistió en que el sector está comenzando a apreciar este mes "ligeros síntomas de recuperación", gracias, entre otros motivos, a la reducción de precios que están ofreciendo los comerciantes y a la bajada de tipos de interés, que permite que "el consumidor tenga más dinero en el bolsillo".

"El 80% de los consumidores mantiene su poder de compra y, en cambio, se están comportando como si estuviéramos en la posguerra", lamentó el secretario general de la CEC, quien apeló a los ciudadanos a "actuar con racionalidad y pensar que consumir es importante para mantener los puestos de trabajo", no sólo del comercio, sino también de la industria, la logística o de los servicios.

Salgado afirma que España no llegará este año a los cinco millones de parados

BARCELONA.- La vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, asegura que está en condiciones de afirmar que en 2009 España no llegará a los cinco millones de parados.

Salgado argumenta este pronóstico después de apreciar una pequeña inflexión entre finales de abril y primeros de mayo, con indicios positivos como el descenso por primera vez de la morosidad de las cajas, una desaceleración en el incremento del paro o una mejora en la confianza de consumidores.

En una entrevista a 'La Vanguardia', Salgado constató que todo indica que lo peor fue el primer trimestre, aunque reconoció que esto no quiere decir que la recuperación sea aún una realidad. "Para empezar a crecer, lo primero es no continuar cayendo, y esto es lo que creemos que está empezando a suceder".

Preguntada por la reforma laboral, Salgado afirmó que "sí la habrá" y recordó que buscará el acuerdo entre sindicatos y empresarios.

No obstante, hizo hincapié que la reforma el mercado de trabajo no es la más importante. "Ahora lo fundamental es evitar caer en tentaciones proteccionistas que impidan avanzar en una economía más abierta".

Para la ministra, la reforma estructural más importante será la transposición "ambiciosa" de la directiva de servicios porque implica a tres niveles de la administración y se modificarán 40 leyes y 500 decretos.

La ministra de Economía y Hacienda aseguró que a España le queda un margen de endeudamiento superior a los 150.000 millones de euros si se tienen en cuenta las previsiones de la Comisión Europea, que estima que la deuda española llegará a finales de 2010 al 62% del PIB, mientras que ahora está en torno al 45%, y cada punto del PIB se estima en unos 10.000 millones.

Salgado afirmó que prevé que todas las actuaciones que desarrollará el Gobierno para sacar a España de la crisis situarán la deuda en el entorno del 60% del PIB a finales del año que viene.

A pesar de este margen, la nueva titular de Economía constató que no habrá más planes de estímulo de los ya previstos para detener la crisis. "Lo que hagamos a partir de ahora será pensando en el futuro, en ese cambio de modelo", indicó.

Preguntada por la situación de algunas entidades financieras, en especial de las cajas, la vicepresidenta del Gobierno declaró que no ve urgente el fondo de recapitalización. "En este momento no hay casos que entendamos que necesitan de una tercera opción (un fondo de dotaciones públicas)". La primera y segunda opción son soluciones autónomas y el Fondo de Garantía de Depósitos.

La ministra avanzó que su gabinete ve necesario que el marco general esté definido por un mismo margen normativo. "Nos gustaría que los detalles de la ley que regulará este fondo de recapitalización estuvieran definidos antes de verano; en cualquier caso será consensuado con los grupos parlamentarios", sostuvo.

Salgado recordó que será el Banco de España el que decida en qué casos debe aportarse la ayuda pública.

Los internautas españoles exigen el acceso universal por Internet al Conocimiento

MADRID.- La Asociación de Internautas de España se ha concentrado hoy en Madrid para defender "la neutralidad de la red" y para reivindicar el papel de las nuevas tecnologías como "campo de batalla donde se libra la lucha por los derechos civiles".

"Esta manifestación tiene el objetivo de pedir la neutralidad en la red, para que no nos quiten nuestros derechos civiles, protestar contra el canon digital y exigir un adsl más barato", ha declarado el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo.

El acto se ha desarrollado frente a la sede del Ministerio de Cultura, ante la cual se han dirigido contra la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, al considerar que está "incapacitada legalmente" para tomar decisiones, "debido a su anterior vinculación al mundo del cine y sus relaciones familiares", ha manifestado Domingo.

El representante de los internautas ha denunciado la negativa por parte del Gobierno de atender a las reivindicaciones que la asociación les ha manifestado, desde el nombramiento de González-Sinde como encargada de Cultura. Entre estas reivindicaciones, destacan la universalidad de la banda ancha, para "hacer posible la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento".

"Hay 4 millones de españoles que no pueden acceder a la banda ancha por el sitio donde viven, tenemos una ralentización del crecimiento del adsl, porque tenemos la banda ancha más cara y más lenta de Europa", denuncia Víctor Domingo.

También se han producido durante el acto discursos contra el canon digital. Desde la asociación defienden la "ineludible necesidad de restablecer el equilibrio entre el derecho individual de autor y el derecho colectivo a la cultura".

"La Industria de contenidos debe asumir que los modelos de negocio que no puedan competir en el nuevo escenario tecnológico tienen que desaparecer y no pueden sostenerse artificialmente a costa de restringir las libertades civiles", demanda la asociación en un manifiesto.

En favor de "los derechos civiles de los internautas" la asociación también reivindica, ante la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo, la iniciativa del paquete 'Telecom' que pretende liberar la banda ancha de aquí a 2012 y permitirá que sea utilizada por los distribuidores de Internet, a través de una transmisión más rápida y más barata.

La Asociación de Internautas había convocado la manifestación frente al Ministerio de Cultura para pedir que la democracia "se ajuste a los nuevos tiempos".

En el manifiesto que ha elaborado esta entidad y que figura en su página web, los internautas comparan el control de las autoridades al de regímenes totalitarios y dicen que el canon es "inmoral".

Asimismo, piden una Ley que garantice "la neutralidad de la red".

En el citado manifiesto los internautas comparan el control de las autoridades al de regímenes totalitarios y dicen que el canon es "inmoral".

"La era digital está generando una redefinición radical del funcionamiento de la sociedad, basado fundamentalmente en la capacidad de intercambio directo y en la libre aportación de contenidos y conocimiento", afirman en el citado manifiesto.

El texto asegura que Internet "no sólo ha conseguido que los periódicos lleguen tarde, que las audiencias en televisión se estanquen" sino que "también ha logrado generar un sistema de información global y compartida", en donde "la manipulación es cada vez más difícil" y en el que "el ciudadano cobra un nuevo protagonismo" dejando de ser parte de "la masa indiferenciada para convertirse en ciberciudadanía".

Los manifestantes defienden que el nuevo escenario tecnológico "hace posible un diálogo entre los ciudadanos entre sí y con los poderes públicos" y que "la democracia representativa debe ajustarse a los nuevos tiempos y volverse más participativa, más directa, mas informacional, mas solidaria y global en consonancia con la sociedad emergente".

El manifiesto llama la atención sobre algunos puntos específicos.

Entre ellos, el llamado 'Paquete Telecom', cuyo objeto es el nuevo espectro radioeléctrico europeo y la nueva red de banda ancha que se liberará de aquí a 2012 y permitirá que sea utilizada por los distribuidores de Internet, accediendo a una transmisión aún más rápida de información y más barata. "Algo que no debería suponer ningún problema", sostienen los manifestantes.

Sin embargo, los internautas afirman que "mediante enmiendas de última hora que nada tenían que ver con el objeto de las medidas", las autoridades reguladoras nacionales crearon un "proyecto liberticida" donde "imponen" a los ISPs "la obligación de trabajar conjuntamente con la 'policía privada' de los productores de contenidos y de las gestoras de derechos de autor", con la intención de "monitorizar" a los usuarios cuando accedan a sitios considerados 'no seguros', lo que, según afirman, "vacía" a los Jueces y los Tribunales de Justicia "de sus competencias a favor de actores privados y 'medidas técnicas' de vigilancia y filtrado o la llamada 'computación de confianza'"

Los internautas sostienen también que "bajo el pretexto de la Seguridad, de la defensa de la infancia o de los derechos de autor" se estaría imponiendo "una filosofía de la vigilancia que tiene por objetivo controlar al ciudadano".

El texto exige que el poder "sea transparente", con medidas "públicas y conocidas". "Seguridad sí, pero no a costa de derechos que tanto han costado conseguir", sentencian, pidiendo que se reconsidere la Directiva 2006/24/CE, y la Ley 25/2007, de 18 de octubre, de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas y a las redes públicas de comunicaciones.

Otro punto polémico es la garantía, mediante una Directiva Europea y una Ley Nacional, de "la universalidad de la banda ancha" para que "cualquier persona pueda disponer de una conexión de banda ancha" garantizando "la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento".

"Resulta imprescindible fijar los valores mínimos exigibles a los proveedores en el ancho de banda, independientemente del método de acceso elegido", puntualizan.

Asimismo, los internautas piden también una ley que garantice "la neutralidad de la red" evitando que "en el futuro Internet acabe bajo el control de unos pocos".

"Neutralidad supone aplicar a todos los datos que circulan por la red el mismo tratamiento, sin que haya prioridad ni jerarquía de unos sobre otros y que no se impida a algunos circular, de forma que la red sea siempre la misma para todo el mundo", detalla el texto.

Finalmente, los manifestantes entienden que "en el siglo XXI se deben repensar los derechos de autor y que estos no pueden seguir prolongándose en el tiempo constantemente" pero también defienden que resulta "ineludible" la necesidad de "restablecer el equilibrio entre el derecho individual de autor y el derecho colectivo a la cultura".

"Debemos esforzarnos en armonizar el 'viejo' derecho individual de autor con el derecho de todos a la cultura, y no sólo elaborando códigos de conducta sino también explorando nuevos modelos de negocio", proponen.

Y añaden que la industria de contenidos "debe asumir" que los modelos de negocio que no puedan competir en el nuevo escenario tecnológico "tienen que desaparecer" y no pueden sostenerse "artificialmente" a costa de "restringir las libertades civiles, convertir el Erario Publico en una barra libre accesible a unos pocos para financiar proyectos sin viabilidad económica o instaurando privilegios como el canon".

"En tiempos de crisis como el actual, el canon no sólo es insolidario, sino profundamente inmoral", sentencian.

Entre otros, subscriben el manifiesto Pedro F. Martínez, fiscal del Tribunal Superior de Madrid; Ramón Peralta, profesor titular de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense; Juan Manuel Blanco, profesor titular de Economía de la Universidad de Valencia; Javier Guillamón, catedrático de Historia de la Universidad de Murcia; y Miguel Cancio, profesor de Sociología de la Universidad de Santiago.

Obama firma la ley que restringe los intereses y cargos asociados a las tarjetas de crédito

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó este fin de semana la ley que restringe los incrementos de los intereses y los cargos asociados a las tarjetas de crédito, apuntando así una victoria para los demócratas, que apostaron por esta medida para ayudar a los consumidores, preocupados por la recesión económica.

Sin embargo, la ley podría hacer daño a los beneficios de las principales empresas emisoras de tarjetas de crédito, como Citigroup, Bank of America, JPMorgan Chase y Capital One Financial.

Los bancos sostienen que los cambios que implica la legislación recortan el flujo de crédito para los consumidores, porque dificulta a las empresas emisoras establecer las tasas basándose en el riesgo que representan los consumidores.

La Administración Obama visita por primera vez España la próxima semana para conocer el AVE

MADRID.- La Administración de Barack Obama visitará por primera vez España esta próxima semana para conocer de primera mano la red de ferrocarril de Alta Velocidad (AVE) española ante la próxima puesta en marcha de un plan ferroviario en Estados Unidos.

La visita de los representantes de la actual Administración estadounidense estará liderada por el secretario de Transportes, Ray Lahood, y tendrá lugar en las jornadas del próximo viernes y el sábado 29 y 30 de mayo.

Estados Unidos responde de esta forma a la invitación que el ministro de Fomento, José Blanco, cursó nada más acceder al cargo y después de que Obama destacara el éxito del AVE Madrid-Sevilla español en la presentación de su plan de inversión ferroviaria.

Para esta visita oficial Fomento ha preparado una intensa agenda, que incluye un viaje en AVE entre Madrid y Zaragoza y una visita al centro de control ubicado en la estación de Delicias de la capital aragonesa, todo ello durante la tarde del viernes.

Además, el secretario de Transportes de Obama será recibido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la mañana del sábado 30 de mayo.

Posteriormente, la delegación estadounidense tendrá un encuentro con medio centenar de empresas españolas relacionadas con el sector ferroviario (desde constructoras hasta fabricantes de trenes) interesadas en entrar en el mercado norteamericano con esta actividad.

En este sentido, en una de sus primeras intervenciones tras acceder al cargo, el ministro de Fomento ya avanzó que su departamento prestará apoyo y respaldo a todas las constructoras, fabricantes y empresas que pretendan participar en el plan ferroviario de Estados Unidos.

El plan ferroviario anunciado por Obama supondrá una inversión de unos 8.000 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros) para construir una red de corto y largo recorrido con trenes que circulen a una velocidad de unos 240 kilómetros por hora.

En la actualidad, apenas cinco líneas férreas del país superan los 127 kilómetros por hora, y la única que alcanza la velocidad pretendida con el plan es el tramo del Corredor Noroeste que une Washington y Nueva York, y sólo en algunos puntos.

Las principales constructoras y fabricantes de material ferroviario españoles cuentan ya con negocios en Estados Unidos y contemplan a este país como un mercado estratégico para sus planes de internacionalización.