Monsieur Le Président
Ahora va usted a tener que negociar directamente con la canciller
alemana. Hay terreno para el entendimiento. Pero piense que la sra.
Merkel no es persona de amistades políticas sino de intereses. Para
empezar, no cometa el error de toquetearla. Ya sabe que se quejó del
manoseo por parte del presidente Sarkozy, aunque últimamente parece
aceptarlo con mayor naturalidad. Tampoco se crea que apreciaba mucho a
su predecesor. Una vez elegido, estará en buena disposición hacia usted.
No quiere verse aislada en la UE.
Las siguientes recomendaciones están basadas en las entrevistas que,
como sabe, hemos mantenido con colaboradores de la Cancillería y con
miembros de la sociedad civil alemana.
Las economías de Francia y Alemania están divergiendo en detrimento
de la nuestra. Es algo que le va a corresponder corregir a Francia con
reformas internas que Vd. ha de impulsar, pues no cabe esperar que
Alemania se lance a un proceso de reflación. Y aunque Vd. lance un
estímulo en Francia de 20.000 millones de euros, la canciller no va a
querer seguirle por esta senda.
Como recomienda una analista alemana de apellido francés, Ulrike Guérot,
céntrese en temas en los que se puede esperar un cambio en la posición
alemana y no en aquellos en los que hay un consenso interno formado en
Alemania.
No se desgaste en renegociar directamente el Pacto Fiscal en sí. Sus reglas de austeridad no se aplicarán, como pronto, antes de cinco años. Además, la disciplina fiscal no depende del color político, como concluye un informe socialdemócrata español. Aunque Francia vaya a acabar adoptando la regla de oro, como ley y no como reforma constitucional, esto no es lo urgente. Lo urgente es crecer. Lo que está provocando la contracción económica no es el Pacto Fiscal que no ha entrado en vigor, sino la aplicación del viejo Pacto de Estabilidad (al que Lionel Jospin hizo añadir, aunque de forma hueca “y de Crecimiento” en 1997) y las reglas del llamado Six Pack.
Puede anunciar el equilibrio presupuestario para 2017, en vez de 2016 como pretendía su predecesor. Pero no es aún el momento de flexibilizar el plazo para que casi todos las economías de la Eurozona lleguen al 3% el año que viene. Aunque, dado que muchos países no podrán cumplir, hay que empezar a pensar en ello. Pese a que ha sido un tema tabú hasta ahora, aunque la Comisión Europea lo empieza a romper, la sra. Merkel podría aceptarlo en unos meses si se ratifica el Pacto Fiscal.
No se desgaste en renegociar directamente el Pacto Fiscal en sí. Sus reglas de austeridad no se aplicarán, como pronto, antes de cinco años. Además, la disciplina fiscal no depende del color político, como concluye un informe socialdemócrata español. Aunque Francia vaya a acabar adoptando la regla de oro, como ley y no como reforma constitucional, esto no es lo urgente. Lo urgente es crecer. Lo que está provocando la contracción económica no es el Pacto Fiscal que no ha entrado en vigor, sino la aplicación del viejo Pacto de Estabilidad (al que Lionel Jospin hizo añadir, aunque de forma hueca “y de Crecimiento” en 1997) y las reglas del llamado Six Pack.
Puede anunciar el equilibrio presupuestario para 2017, en vez de 2016 como pretendía su predecesor. Pero no es aún el momento de flexibilizar el plazo para que casi todos las economías de la Eurozona lleguen al 3% el año que viene. Aunque, dado que muchos países no podrán cumplir, hay que empezar a pensar en ello. Pese a que ha sido un tema tabú hasta ahora, aunque la Comisión Europea lo empieza a romper, la sra. Merkel podría aceptarlo en unos meses si se ratifica el Pacto Fiscal.
Pónganse ambos
de acuerdo para dejar de hablar de "austeridad", e insistan en la
"estabilidad" que es lo que cuenta, y está en el verdadero nombre del
Pacto.
Y ponga en su haber cómo Francia se puede acercar a Alemania en sus
reglas laborales. Las negociaciones entre los sindicatos y la patronal
en Francia para flexibilizar el sistema van por buen camino, y podrían
llevar a que, como ocurre en Alemania, se puedan pactar reducciones de
salarios y tiempo de trabajo en empresas cuya supervivencia esté en
juego a cambio de mantener el empleo. Esto no contradice sus propuestas
al respecto.
Lo urgente es lograr un Plan B, un plan de crecimiento para la zona
euro y la UE, idea que Vd. ha propuesto y que se ha abierto ya camino.
Supedite a ello la ratificación del Pacto Fiscal: Que lo complemente un volet
sobre crecimiento, o incluso un Pacto de Crecimiento. La Comisión
Europea ya ha preparado un plan público-privado que podría llegar a
200.000 millones de euros, especialmente impulsando los préstamos del
BEI. Insista en esta vía, a la que la sra. Merkel está abierta.
Pida avances hacia una unión fiscal, pero real, que incluya
eurobonos. Primero bajo la forma de bonos garantizados por la UE para
financiar grandes proyectos de infraestructuras. Y luego eurobonos
reales, apoyados por el Banco Central Europeo, que permitan a todos los
países financiarse al mismo coste. Actualmente, Francia tiene que pagar
para colocar sus bonos más que Alemania que lo logra con tipos a menudo
negativos. Es lo que hablando del dólar, el presidente de De Gaulle
calificó de “privilegio exorbitante”. Lo más difícil será que acepte un
cambio en las funciones del BCE como que el que propone, y que además
acabaría requiriendo una revisión de los tratados.
La
canciller Merkel se resistirá al principio. Pero convénzala de que esto
es mejor que la trampa de las intervenciones del BCE en el mercado
secundario de bonos. Y piense, además, que la sra. Merkel de hoy puede
no ser la sra. Merkel de mañana, si tras las próximas elecciones,
previstas para noviembre de 2013 pero que puede adelantar, pierde o
tiene que buscar un nuevo socio para mantenerse en la Cancillería.
La sra. Merkel tiene, además, una carta en sus manos que le puede
resultar de interés, a Vd. que ha declarado al sistema financiero como
el enemigo a batir. A su antecesor, le negó la tasa sobre transacciones
financieras. Pero podría aceptarla. Los cálculos del
Parlamento Europeo, que la ha apoyado, indican que si se gravara la
venta de bonos o acciones con un 0,1% y la de derivados con un 0,01 por
ciento una tasa de 0,1%, se podría recaudar 57.000 millones de euros al
año, casi medio punto del PIB de la UE, una parte para las arcas
comunitarias –que iría así creando realmente una unión fiscal-, y otra
para los Estados miembros. Aunque no basta el acuerdo de Berlín, ese
podría ser el principio de un verdadero federalismo fiscal.
Busque aliados en la UE, y especialmente en la Eurozona. La defensa del Tratado de Schengen le ayudará. Los demás países están hartos de que les lleguen instrucciones ya cocinadas por Berlín y una Francia que se ve como subordinada. Fue muy significativa la carta que doce primeros ministros enviaron en febrero a von Rompuy y a Barroso para pedir una política de crecimiento que acompañara a la de austeridad. Estaba en realidad dirigida contra el presidente Sarkozy y la canciller Merkel. Es necesario crear un núcleo más amplio de gobiernos deseosos de avanzar en el proceso europeo y de regresar a las instituciones de la UE. Ahora tiene la oportunidad de encabezarlo.
Busque aliados en la UE, y especialmente en la Eurozona. La defensa del Tratado de Schengen le ayudará. Los demás países están hartos de que les lleguen instrucciones ya cocinadas por Berlín y una Francia que se ve como subordinada. Fue muy significativa la carta que doce primeros ministros enviaron en febrero a von Rompuy y a Barroso para pedir una política de crecimiento que acompañara a la de austeridad. Estaba en realidad dirigida contra el presidente Sarkozy y la canciller Merkel. Es necesario crear un núcleo más amplio de gobiernos deseosos de avanzar en el proceso europeo y de regresar a las instituciones de la UE. Ahora tiene la oportunidad de encabezarlo.