BRUSELAS.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE),
Mario Draghi, ha justificado su posible intervención en el mercado de
deuda por la necesidad de reducir el riesgo de fragmentación de la
eurozona.
La compra de títulos a corto plazo -hasta tres años- de países con
problemas como España no puede considerarse financiación monetaria sino
únicamente una ayuda temporal para dar tiempo a que las reformas surtan
efecto y por tanto no contraviene los Tratados, ha sostenido Draghi en
una comparecencia a puerta cerrada ante la comisión de Asuntos
Económicos de la Eurocámara.
Su intervención se produce días antes de la crucial reunión del
consejo de gobierno del 6 de septiembre, en la que está previsto que el
BCE apruebe un nuevo programa de compra de bonos.
El presidente del Bundesbank, Jens Weidemann, ha hecho pública su
oposición a que se reactive la compra de bonos por considerar que
vulnera los Tratados, y podría generar adicción y disminuir la presión
para que los países con problemas hagan reformas.
Draghi no ha adelantado a los eurodiputados ningún detalle de las
medidas que se discutirán el jueves, aunque sí ha defendido la legalidad
de su actuación, según varios eurodiputados presentes en el debate.
"Ha dicho que, si el BCE compra bonos maduros de corta duración en
el mercado secundario, esto estaría de acuerdo con su mandato. Si lo
hiciera con bonos a más largo plazo o en el mercado secundario eso
constituiría financiación monetaria" y podría vulnerar los Tratados, ha
explicado el eurodiputado socialista Enrique Guerrero.
"Por lo tanto, sí puede intervenir con bonos a corto plazo en el
mercado secundario", ha resaltado. Ese análisis legal de Draghi ha sido
cuestionado por eurodiputados alemanes, a los que el presidente del BCE
ha respondido que él "no es jurista" pero ha defendido que su
interpretación es correcta.
En su discurso a puerta cerrada, el presidente del BCE ha admitido
que la situación en la eurozona sigue siendo crítica y ha insistido en
los grandes desequilibrios entre los Estados miembros y en el riesgo de
fragmentación.
El mercado interbancario, ha dicho Draghi, sigue estando bloqueado
y ello agrava la situación de los países con más problemas de
financiación como España e Italia.
El presidente del BCE no se ha referido expresamente a las
condiciones que se impondrán a los países que requieran ayuda, aunque en
las últimas semanas ya ha dejado claro que los Gobiernos interesados
deben pedir asistencia a los fondos de rescate de la UE, lo que obligará
a firmar un memorándum con requisitos macroeconómicos.