BUENOS AIRES.- En el mercado cambiario de Argentina el peso se ha
vuelto una brasa que quema al calor de la inflación y alimenta la fiebre
por el dólar informal, que cotiza 80% por encima del valor oficial sin
que las restricciones del gobierno frenen la escalada, señalaron
economistas.
"Nadie quiere pesos porque nadie quiere quedarse con una moneda que
se deprecia", explicó Soledad Pérez Duhalde, de la consultora
Abeceb.com.
Aunque las cuestionadas estadísticas oficiales cifren la inflación en
10,8% en 2012, estimaciones privadas la ubican en 25,6%, la más alta de
América latina.
En un país que conserva cicatrices de procesos hiperinflacionarios,
los argentinos se refugian en el dólar como forma de defender sus
ahorros, y en el mercado informal sobran tomadores para una oferta a
cuentagotas que empuja el precio sin freno.
Con el propósito de frenar la fuga de divisas, el gobierno de
Cristina Kirchner impuso desde 2011 severas restricciones para la compra
de dólares que han generado malestar en sectores de la clase media que
suelen viajar al exterior, o hacen operaciones de bienes raíces, y
también ahorran en divisas.
La fuga de dólares, que alcanzó a 22.000 millones de dólares en 2011,
bajó a unos 4.000 millones en 2012, según datos del Banco Central
(BCRA, autoridad monetaria).
Pero el gobierno necesita acumular dólares para pagar la fuerte
factura anual de importación de energía por unos 12.000 millones de
dólares y sus compromisos de deuda.
El dólar 'blue' (paralelo) cerró a 9,30 pesos este lunes, cuatro
centavos menos que la semana pasada, cuando alcanzó una brecha de 82%
con el precio oficial.
El peso argentino se depreció este lunes 0,19% a 5,19 por dólar en el mercado legal.
El euro, que se cotizaba a 6,88 pesos en el mercado oficial, es poco
utilizado en el mercado informal, mientras el real se ubica en 2,75
pesos.
Comprar dólares -a precio oficial- en bancos o casas de cambio es una
misión imposible desde que el gobierno impuso los estrictos requisitos
para detener la sangría.
"Dólares, euros, reales", gritan los cambistas de la peatonal calle
Florida, en el centro financiero y comercial de Buenos Aires, antes de
llevar a los clientes a las oficinas de cambio piratas, conocidas como
"cuevas", donde la tasa de cambio casi duplica el cambio oficial.
"Si usted cambia 100 dólares, el precio es de 9,20 pesos. ¿De
acuerdo? Sígame", dice a turistas o argentinos en busca de divisas
Brenda Martínez, cuyo nombre ha sido cambiado a su petición.
En el primer piso de un inmueble que da sobre la calle peatonal, se
golpea una puerta sin cartel indicador que se abre hacia un pequeño
local y del otro lado de un vidrio un empleado cambia las divisas a la
tasa prometida.
"A medida que se fueron incrementando las restricciones a la compra
de divisas y que se fue calentado el humor social por los temas
políticos, el dólar 'blue' (informal) fue subiendo escalones", señaló
Pérez Duhalde.
"Aunque el mercado paralelo se estima que es chico, los efectos
colaterales son muy fuertes porque generan malos incentivos, como por
ejemplo en el turismo, cuya balanza cayó en terreno negativo", dijo a la
AFP el economista José Vasconcelos, del Instituto de Estudios sobre la
Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL).
El experto consideró que la brecha cambiaria "genera malas señales" y
también causa "efectos colaterales" en el nivel de reservas del BCRA,
que "bajaron 12.000 millones de dólares desde finales de 2011 a abril de
2013 (ahora en unos USD 39.000 millones), mientras en Brasil en ese
mismo período subieron 100.000 millones de dólares".
La situación preocupa a los empresarios a la hora de planificar
costos o inversiones porque nadie conoce el valor real de la moneda,
sugiere la economista.
"Los agentes económicos perciben que la solidez de la situación
macroeconómica del país ya no se muestra tan firme como antes, ya no
existe la capacidad de generar empleo como hace algunos años, los costos
de producción son crecientes y entonces cae la inversión", explicó
Pérez Duhalde.
Dos expresidentes del BCRA, Aldo Pignanelli y Martín Redrado,
consideran que continuará la disparada del dólar 'blue' si el gobierno
no cambia la política monetaria.
"El dólar paralelo no tiene techo. Si el gobierno no toma el toro por
las astas este precio no va a tener límite porque la gente está con
temor y perdió la confianza", dijo Pignanelli, que presidió el BCRA en
2002, durante el gobierno peronista de Eduardo Duhalde (2002-2003), que
asumió tras estallar la crisis.
Para Redrado "la suba del dólar es el resultado de una pobre política
cambiaria y un BCRA que cada vez está más desnudo para hacer frente al
mercado de cambio".
"El tamaño de la brecha puede llevar a los productores, industriales y
comerciantes a 'stockear' productos y trae una ralentización de la
economía que de hecho ya está ocurriendo en algunos sectores como el
agro y el inmobiliario", advirtió de su lado Pérez Duhalde.
Las estimaciones de la mayoría de los economistas son que el dólar
paralelo continuará aumentando hasta llegar a los 10 pesos e incluso ya
lo bautizaron: "Dólar Messi", por el número de la camiseta del estelar
del FC Barcelona y la selección argentina.