GINEBRA.- El brasileño Roberto Azevedo será el próximo director
de la Organización Mundial de Comercio (OMC), informaron este martes
fuentes diplomáticas en Ginebra.
La presidenta de
Brasil
Dilma Rousseff celebró la elección de Roberto Azevedo a la dirección de
la OMC diciendo que este hecho se enmarca en el objetivo de favorecer
"un orden económico mundial más dinámico y justo".
"Al presentar su candidatura, Brasil tuvo claro que, por su
experiencia y compromiso, Azevedo podría conducir a la organización en
la dirección de un ordenamiento económico mundial más dinámico y justo.
Este mensaje fue entendido por la expresiva mayoría", que lo eligió,
dijo Rousseff.
Azevedo se impuso al cabo de una elección "muy cerrada" al mexicano
Herminio Blanco, el otro finalista de un proceso de elección que ha
durado cuatro meses y tres rondas eliminatorias en las que quedaron
fuera ocho candidatos.
Por su parte el gobierno de México felicitó a Roberto Azevedo, quien
superó en la última ronda a Blanco, informó la Secretaría (ministerio)
de Economía.
El propio Blanco ya se comunicó con Azevedo para "externarle su
reconocimiento y manifestarle todo el apoyo en su nuevo encargo", dijo
la secretaría en un comunicado.
El brasileño es el primer latinoamericano que dirigirá, a partir del 1
de septiembre, la OMC, al frente de la cual ha estado en los últimos
ocho años -dos mandatos consecutivos- el francés Pascal Lamy.
El anuncio oficial de su elección se hará el miércoles.
Con 55 años, Azevedo es el representante permanente de Brasil ante la
OMC desde 2008, donde se ha ganado una reputación de hábil negociador y
forjador de consensos, señalan algunos de sus colegas.
Este ingeniero diplomado por la Universidad de Brasilia, que después
se convirtió en diplomático, ha logrado como jefe de la delegación
brasileña ante la OMC sonadas victorias en contenciosos claves ganados
por Brasil. Entre ellos, el de los subsidios al algodón contra
Estados Unidos y los subsidios a la exportación de azúcar contra la Unión Europea.
También ha participado en casi todas las conferencias ministeriales
desde el lanzamiento de la Ronda de Doha, en 2001, para la
liberalización del comercio mundial.
Este será precisamente uno de los grandes retos del nuevo jefe de la
OMC: reactivar estas negociaciones, en punto muerto desde hace años.
"Tenemos que encontrar una solución para la Ronda, es prioritario.
Mientras la Ronda no encuentre su camino, todas las demás funciones
están paralizadas" en la OMC, afirmó Azevedo en una entrevista
el pasado fin de semana.
"El riesgo que corre la OMC es que, si no se negocia, no actualiza
las reglas, y entonces va creciendo un desfase entre las reglas y el
mundo actual de los negocios. Ahí corremos el riesgo de que la
organización vaya perdiendo relevancia y que las negociaciones emigren a
otros foros", explicó.
Y es que ante las resistencias de países emergentes, entre ellos
Brasil, India e China, a abrir sus mercados en sectores como la
industria o los servicios, y los países industrializados a seguir
reduciendo subvenciones o ayudas a las exportaciones, en particular en
el sector agrícola, las negociaciones han encallado.
Ante la dificultad de un acuerdo global, los países prefieren ahora
acuerdos de libre comercio regionales, como los que ha empezado a
negociar o pretende hacerlo la Unión Europea con Japón o Estados Unidos,
y éste con una decena de países ribereños del Pacífico en la Asociación
Transpacífica (TPP).
"Tenemos que poner las negociaciones sobre la mesa con la cabeza
abierta, con soluciones más creativas. Creo que estamos en condiciones
de negociar con un poco más de flexibilidad, identificar lo que es
posible", recordó este bahiano casado y con dos hijas.
Pero otro pilar fundamental de la OMC es su tribunal para la solución
de conflictos, uno de los principales instrumentos para que las
prácticas comerciales se ajusten a las reglas.
Esta es la primera vez que un representante de los países en
desarrollo dirige un mandato completo a la OMC, cuya sede está en
Ginebra.
En 1999, la OMC decidió excepcionalmente, debido al desacuerdo de los
estados miembros, dividir el mandato en dos años, entre el
representante de Nueva Zelanda y el de Tailandia.
El máximo representante de la OMC se elige por consenso, pero según
diplomáticos en Ginebra, los países de la Unión Europea, que representan
un bloque de 28 votos (UE+Croacia) estaban en un principio divididos.
Los países del sur, como España, Portugal e Italia, se habrían
pronunciado por el brasileño, y otro grupo liderado por Gran Bretaña,
por el mexicano.
Al final, tanto la UE como bloque, como Estados Unidos, habrían dado su apoyo al mexicano.
"No se confundan, las competencias cuentan pero la elección es
ideológica", comentó un embajador que pidió el anonimato.