ROMA.- El líder del centroizquierda italiano Matteo Renzi, que se espera que forme esta semana que entra el próximo gobierno del país, debe reacondicionar una de las economías con más problemas de la eurozona sin un mandato salido de las urnas y mientras comparte poder con los rivales del centroderecha.
Enrico Letta dimitió el viernes como primer ministro después de que
su Partido Democrático (PD) lo obligara a dejar paso a Renzi, de 39
años, que está prometiendo reformas radicales para la tercera mayor
economía de la eurozona y a un gobierno que pueda sobrevivir hasta 2018.
El presidente Giorgio Napolitano probablemente pida al alcalde de
Florencia que forme el 65º gobierno del país desde la Segunda Guerra
Mundial durante una reunión prevista para las 10:30 a.m. del lunes.
Renzi se convertiría en el primer ministro más joven de la historia
italiana y en el tercero consecutivo en ser elegido por el presidente y
no en unas elecciones en un país donde una élite política atrincherada y
resistente a las reformas se ha vuelto ampliamente impopular por la
corrupción sistémica y la mala gestión.
"Renzi ha cometido un pecado original, que es convertirse en primer
ministro sin unas elecciones", dijo Giovanni Orsina, subdirector de la
Escuela de Gobierno de la Universidad Luiss, de Roma. "Ahora para hacer
olvidar ese pecado original, necesita gobernar de forma muy efectiva".
Después de obtener el mandato del presidente, Renzi tendrá que
alcanzar un acuerdo con el pequeño partido del Nuevo Centroderecha (NCD)
cuyo apoyo es necesario para que el PD tenga la mayoría parlamentaria.
El partido, que se separó del ex primer ministro Silvio Berlusconi
el año pasado, dijo que quiere ver un programa escrito que ponga un
sello claro de centroderecha sobre impuestos, empleos y política
familiar antes de respaldar a Renzi.
"Somos decisivos. Si decimos no al Gobierno, este no nacerá", dijo
el líder del partido, Angelino Alfano, en un mitin el domingo.
Las negociaciones de puertas para adentro por los puestos claves en
el gabinete de Renzi estaba en marcha, dijeron el domingo los medios
italianos, y una vez terminadas, Renzi debe jurar a su equipo y buscar
la confianza en ambas cámaras del Parlamento.
Después el Gobierno asumirá el timón de una economía que creció un
magro 0,1 por ciento en el cuarto trimestre del año pasado, la primera
señal de mejoría de la actividad empresarial desde que el país entró a
mediados de 2011 en su peor recesión desde la posguerra.