BRUSELAS.- La cercanía de abril, el mes en el que se cumplen los plazos para que
Grecia pueda seguir cumpliendo con los vencimientos de su deuda y
evitar su quiebra, está presionando al gobierno griego, que sigue
negociando con la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Central Europeo para buscar una solución al rescate que no
llega.
Para añadir más tensión a estas reuniones, que se están
desarrollando durante este fin de semana en Bruselas, la agencia de
calificación Fitch ha anunciado que rebaja la nota de la deuda a corto y
largo plazo del país heleno.
La calificación de Grecia, que vuelve a ser la peor posible ante los
inversores y mercados internacionales, se debe a que los estrechos
márgenes de liquidez de la banca helena “han puesto bajo presión
extrema” la financiación del Estado griego. De hecho, debido a la
reducción de la inversión y del consumo, además de la salida masiva de
depósitos, la incipiente recuperación económica que venía registrando el
país se ha deteriorado, según indica Fitch.
La debilidad económica de Grecia podría provocar un drástico cambio
en sus presupuestos públicos. De hecho, la troika descarta que el país
sea capaz este año de generar un superávit primario, como estaba
previsto, por lo que el país podría necesitar una ayuda adicional de
hasta 30.000 millones de euros o incluso más.
Al haberse paralizado prácticamente la actividad y la aprobación de
medidas económicas en estas últimas semanas, en las que el gobierno
griego ha estado centrado en la negociación sobre la deuda, los expertos
estiman un agujero adicional de entre 10.000 y 20.000 millones de
euros, además del tercer paquete de ayuda financiera.
Ante este panorama, el Banco Central Europeo (BCE) podría estar
calculando desde hace días el coste que supondría la expulsión de Grecia
del euro. Incluso tendría diseñado un plan B para justificar esta
medida, según indican algunos eurodiputados que asistieron a la
comparecencia de Mario Draghi ante la Comisión de Economía y Riesgos del
Parlamento Europeo. En esa intervención, Draghi habría dejado entrever
que el organismo que preside ya tiene sobre la mesa la opción de la
salida del euro helena, como una posibilidad más.
Mientras, el Gobierno griego sigue tomando medidas, como la
definitiva venta de su parte mayoritaria en el puerto del Pireo tras
indicar que no tenía ninguna intención de privatizar su participación en
las instalaciones portuarias, según ha declarado el viceprimer ministro
griego, Yannis Dragasakis, de visita en China.