PEKÍN.- Las Bolsas de China
volvieron a disparar hoy las alarmas de los mercados internacionales con
caídas de más del 6 %, ante los temores de los inversores de que Pekín
retire las medidas de apoyo en vigor desde el mes pasado.
Después de tres semanas sin registrar grandes pérdidas, el índice
general de la Bolsa de Shanghái, el principal indicador de los parqués
chinos, se hundió un 6,15 %, mientras que el de Shenzhen, el segundo del
país, otro 6,56 %.
Las Bolsas chinas llegaron al descanso de la media sesión con
retrocesos moderados, pero en la segunda mitad de la jornada se
desplomaron, siguiendo el patrón habitual durante la crisis que
experimentaron entre mediados de junio y de julio.
Este acusado descenso repercutió rápidamente en las Bolsas asiáticas,
especialmente en Hong Kong, donde el referencial Hang Seng cayó un 1,43
%, y en menor medida en plazas como Tokio o Seúl, que, a pesar de
cerrar antes, vieron retrocesos de un 0,32 % y un 0,62 %,
respectivamente.
En Europa, la mayoría de los parqués (Madrid, Lisboa, París, Milán,
Fráncfort y Moscú) abrieron a la baja influidos por las noticias del
hundimiento que llegaban desde el gigante asiático.
La segunda economía no da tregua a los mercados y, tras la sacudida
que supusieron la semana pasada las sorpresivas devaluaciones del yuan
anunciadas por el banco central chino, hoy los agitó de nuevo con un
tropiezo bursátil que pocos presagiaban.
El índice general de la Bolsa de Shanghái cerró este lunes con un
ascenso de un 0,73 % que lo situó en 3.993,67 enteros, a punto de
superar la barrera psicológica de los 4.000 puntos.
De hecho, el referencial shanghainés permaneció relativamente inmune
al terremoto ocasionado por la depreciación de la divisa china y acumuló
una ganancia de un 5,9 % a lo largo de la semana pasada.
Aunque no parece haber una razón clara que explique el comportamiento
de los parqués, analistas consultados atribuyeron el descenso a
la preocupación de los inversores ante la posibilidad de que el
Gobierno chino retire en una fecha próxima las medidas que adoptó el mes
pasado para rescatar a los mercados.
El pasado viernes, representantes de la Comisión Reguladora del
Mercado de Valores de China dijeron que a corto o medio plazo se daría
por estabilizado el mercado.
Así, según los analistas, estas declaraciones habrían sido
interpretadas por los inversores bursátiles como un signo de que el fin
de los apoyos gubernamentales se acercaba, lo que favoreció una venta
masiva de títulos.
Al concluir la jornada, unas 1.500 empresas listadas en los parqués
de Shanghái y Shenzhen se encontraban con su cotización suspendida por
haber alcanzado las caídas máximas autorizadas, de un 10 %.
Las compañías estatales son las grandes damnificadas del enésimo
desplome bursátil y, según los datos recopilados por el portal de
noticias chino iFeng, hoy cayeron un 7 % de media.
Las Bolsas chinas, en todo caso, son conocidas por su volatilidad y
su sensibilidad a los rumores, ya que la mayor parte de sus volúmenes de
negocio los mueven millones de inversores particulares, muchos de los
cuales llegaron al parqué sin conocimientos financieros previos.
Para calmarlos, el Banco Popular de China (central) anunció, sólo
unos minutos después del cierre de la sesión bursátil en Shanghái y
Shenzhen, que inyectará 120.000 millones de yuanes (casi 19.000 millones
de dólares, 17.000 millones de euros) en el sistema financiero del país
para garantizar que disponga de liquidez.
Antes de entrar en crisis hace dos meses, las Bolsas fueron gestando
una larga racha alcista en la que se revalorizaron un 150 %, entre junio
de 2014 y el 12 de junio de este año, cuando alcanzaron su pico, por
encima de los 5.000 puntos, en niveles que no veía desde 2008.
A partir de ese día encadenaron una pronunciada caída que les hizo
perder cerca de un tercio de su valor y que se detuvo el 9 de julio, a
raíz de la apertura de una investigación policial contra los
especuladores.
A esas alturas, el banco central ya había realizado inyecciones de
liquidez y Pekín había intervenido en los mercados obligando a las
firmas estatales comprar acciones y prohibiéndoles vender.
Desde entonces y hasta hoy, los parqués del gigante asiático han
tendido a ir al alza, con notables excepciones como la del pasado 27 de
julio, cuando Shanghái registró su peor jornada desde febrero de 2007
con un retroceso de un 8,48 %.