¿Qué
ha pasado el lunes negro? El deterioro de las economías en los
países en desarrollo y en la China no es suficiente para retrasar la
recuperación norteamericana. Una economía prácticamente
autosuficiente con una débil dependencia exterior. Las
exportaciones solo representan el 13% del PIB (en España son el
26%) en tanto que las dirigidas a China se limitan al 8% del total
vendido por los EEUU al resto del mundo. La UE es también un área
autosuficiente; una buena defensa comercial frente al exterior.
En
el caso España-China sucede algo parecido. En efecto, vendemos a
China el 1,8% de las exportaciones totales en tanto que las
importaciones procedentes de China ascienden al 8,6% del total
importado. La contracción del mercado chino no puede tener un gran
efecto en la economía española. En el caso de los países en vías de
desarrollo sí podemos sufrir algún quebranto sensible en las ventas
de trenes o en los proyectos de infraestructura, sin olvidar,
por ejemplo las angustias de Arcelor-Mittal.
¿Acaso la
inflación, esa tasa de paro inferior al 5% -tasa natural de
desempleo- indica que la Reserva Federal ha estado en lo cierto al
subir en un cuarto de punto el tipo de interés. En la vida real ningún
síntoma de inflación. Baja el precio del petróleo y de las
materias primas. Tipos de interés negativos y confirmación por
parte del BCE que así continuarán mientras la Reserva Federal no
parece dispuesta a perseverar con sus subidas.
Las razones
oscuras del 8 de febrero sí responden a esos tipos de interés
negativos y a una sensación de estancamiento deflacionista en
la economía internacional. Malas noticias para bancos,
petroleras, mineras… Dudas sobre el valor de crédito y activos.
Los
fondos de capital ven disminuir el valor de sus carteras y se
sienten obligados a recomprar sus propios títulos con la
intención de frenar su depreciación. Pero la recompra no oculta
que el valor de sus inversiones no se corresponde con las
expectativas de los inversores. La economía real impone su
propia realidad a las construcciones de la economía financiera.
Las
cotizaciones de los valores no se sostienen. Blackstone,
principal grupo por su volumen de activos, 336 mil millones de
dólares ha perdido un 40% desde el pasado mes de mayo; la
rentabilidad de su cartera ha sido negativa en 2015. Las acciones
de otros fondos de inversión, (Apollo 162 mil millones de
dólares), KKR (51,4 mil millones) o Carlyle (36 mil millones) han
bajado a la mitad de su valor en 2014.
El presidente y
consejero delegado de J.P.Morgan-Bank of America, cuyas acciones
han bajado entre el 27 de diciembre y el 8 de febrero desde 67 a 56
dólares, viene predicando junto a Warren Buffet, que los
accionistas (fondos de inversión) deben permitir un mayor margen de
actuación a los directivos. “¡Hay que estimular las
inversiones alargo plazo frente a las ganancias a corto!”.
El
viejo contencioso del gobierno corporativo: autonomía de la
dirección frente a los derechos de los accionistas. Sin embargo,
la máxima de la teoría del desarrollo, “la inversión va donde
señala la empresa”, ha sido derrotada por el sector financiero.
Resulta
ingenuo responsabilizar de la caída de la bolsa y de la subida de
la prima de riesgo a la parsimonia por formar gobierno en España. Hay
que mirar a los intereses nulos o negativos producto de la
deflación y del estancamiento que empieza a instalarse en
nuestros modelos de crecimiento. Basta con mirar lo que le ha
sucedido al gran banco alemán, el Deutsche Bank y la pérdida de un
10% en su cotización en un solo día sin que el excelente cuadro
macroeconómico de la República Federal ni su gobierno pudiesen
remediarlo.
He sustituido El Retiro por el Jardín Botánico.
Primera sorpresa; sustitución de la gratuidad por un miserable
billete de 0,50 € para los mayores; consecuencia, menos
visitantes durante la semana. Segunda sorpresa: aterrizaje de un
extraño pájaro al estanque situado frente al Pabellón Villanueva.
Parecía un palomo pero no era un palomo. Parecía una gaviota y así lo
confirmó zambulléndose en vertical unas cuantas veces. No
encontró lo que quería, batió alas y salió volando en dirección al
sol de la tarde, se rompió el encanto de pensar que teníamos mar antes
que gobierno.
(*) Economista del Estado en España