SANTIAGO.- Chile se consolida
como el primer destino de las inversiones españolas en América Latina,
una dinámica que según el presidente de la Cámara Oficial Española de
Comercio en el país suramericano, José María Castillero, "va a continuar
por muchos años más".
"La seguridad jurídica junto con unas instituciones fiables y
solventes y una madurez y sofisticación del mercado se han transformado
en la mejor carta de presentación frente a otros mercados", destacó.
"Ello nos permite proyectar que Chile seguirá siendo el primer
destino de las inversiones españolas en la región en los próximos años",
añadió Castillero durante la 2ª edición del Foro para la
Internacionalización de la Empresa y Economía Chilena, celebrado en
Santiago.
Las 400 empresas españolas que han llegado a Chile en los últimos
años son la prueba de que éste es el destino preferente de las
inversiones en Latinoamérica del país europeo, que concentra el 29 % del
total, por delante incluso de Brasil (25 %), México (23 %) o Colombia
(11 %).
Asimismo, España se convirtió, desde 2014, en el principal inversor
directo en Chile tanto en flujos como en volumen y en uno de sus
principales socios comerciales, coyuntura que según dijo en su
exposición el presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI),
Emilio Ontiveros, se prologará en el tiempo "independientemente de los
avatares políticos de los dos países".
El desempeño económico de Chile, su estabilidad política y
regulatoria y la calidad del capital humano son factores claves que,
según el experto, priman más a la hora de llevar a cabo la inversión
directa.
En los próximos años, la economía de América Latina -con una gran
dependencia de la economía China- tenderá a debilitarse y a caer en el
índice de participación del PIB mundial, donde pasará del 12 al 8 por
ciento, sostuvo.
Sin embargo, Chile será, según Ontiveros, "el único país de la región
que va a defender su peso específico en el conjunto de la economía",
manteniendo un 0,4 % del PIB mundial, muy similar al de 2012.
La transformación de la matriz de producción China, que ha pasado de
ser una economía manufacturera a una economía de servicios, con menor
demanda de materias primas, es una de las causas principales de la
desaceleración de la economía chilena basada en la exportación de cobre.
Este nuevo paradigma "no debería afectar a las empresas españolas en
Chile", señaló Ontiveros, pues éstas se dedican a sectores no tan
sensibles a la evolución de los precios de las materias primas como las
telecomunicaciones, las aseguradoras o las empresas de construcción.
Según el Informe sobre las Relaciones Comerciales y de Inversión
entre Chile y España elaborado por la Cámara Oficial Española de
Comercio de Chile, se estima que actualmente hay alrededor de 400 firmas
hispanas instaladas en territorio chileno.
Asimismo, España se situó como segundo receptor de inversión chilena,
sumando en torno al 20 %, con 60 millones de euros sólo en 2014,
especialmente en el sector de la construcción y actividades
inmobiliarias, que representa cerca del 48 % del total.
Las tendencias de la inversión española directa en Chile muestran que
entre los principales sectores se encuentran el de la energía, gas y
agua.
Éste último abarcó en 2015 parte importante de la inversión española
en el país suramericano, con un 63 % del flujo total y muestra una gran
expansión en los últimos cinco años.
La nueva dinámica de la globalización, marcada por una creciente
digitalización, un ascenso de la economía colaborativa, un protagonismo
de los bienes intangibles y mayores tensiones proteccionistas tampoco
beneficiará al conjunto de América Latina, que no ha invertido en
investigación y desarrollo, "la única alternativa para las empresas en
este nuevo contexto", según el economista español.
En el caso específico de Chile, sin embargo, sí se pueden ver, según
Ontiveros, "posiciones esperanzadoras" en temas centrales en este nuevo
contexto de modernización económica como la digitalización estructural
del país, campo en el que Chile alcanza niveles similares al de las
economías avanzadas.
Otro indicador que hace prever un mejor futuro para la economía
chilena es el "Doing Bussiness" del Banco Mundial. El índice, que evalúa
la capacidad de los países para generar negocios, sitúa a Chile junto a
las economías más avanzadas.
Para Emilio Ontiveros, en la medida en que Chile acelere la
transformación de su matriz productiva, desarrolle una rotación
sectorial y, tal y como proyectan los índices económicos, siga creciendo
por encima del 2,5 %, "las empresas españolas que inviertan en el país
sudamericano seguirán funcionando bien".