BRUSELAS.- Es previsible que el crecimiento de la eurozona se desacelere en los próximos años, ante los diversos riesgos a los que se enfrenta el continente, entre ellos las políticas económicas de EEUU, la incertidumbre sobre los términos del Brexit y los planes de gastos elevados en países muy endeudados como Italia, según dijo el jueves la Comisión Europea.
En su informe de pronósticos económicos trimestrales publicado el
jueves, el ejecutivo de la UE revisó a la baja sus estimaciones de
crecimiento para la zona euro el próximo año y pronosticó una
desaceleración prolongada hasta 2020, el último año para el que se
dispone de pronósticos, al tiempo que modificó las previsiones para
Italia, recortando las de crecimiento y elevando las de déficit.
Aunque
esperada en gran medida, la decisión de Bruselas de rebajas las tasas
de crecimiento esperadas en la eurozona podría complicar los planes del
Banco Central Europeo para reducir su programa de estímulos este año,
aunque el BCE verá con buenos ojos que la Comisión pronosticara una
mayor inflación este año (del 1,8 por ciento) y el próximo en el bloque.
El BCE tiene como objetivo una tasa cercana al 2 por ciento.
Según
las previsiones anunciadas el jueves, la zona euro crecerá un 2,1 por
ciento este año después de una expansión del 2,4 por ciento en 2017. La
desaceleración continuará el próximo año cuando se espera un crecimiento
del 1,9 por ciento, ligeramente por debajo de la estimación anterior
del 2,0 por ciento.
En cuanto a Italia, la Comisión pronosticó
que su economía crecerá más lentamente en los próximos dos años de lo
que Roma cree, lo que implica que los déficit públicos previstos sean
mucho más altos que los asumidos por Italia, mientras que la deuda
pública se mantendría en niveles similares a los actuales en lugar de
disminuir.
Las previsiones apuntalan la opinión de la Comisión,
respaldada el pasado lunes por todos los ministros de finanzas de la
zona euro, de que el proyecto de presupuestos de 2019 de Italia infringe
flagrantemente las normas fiscales de la Unión Europea, que exige
reducciones anuales en el déficit y la deuda.
Aunque
se espera que todos los estados de la zona euro continúen creciendo, en
2020 la economía del bloque reducirá aún más el ritmo de su expansión
al 1,7 por ciento, dijo la Comisión en sus primeras estimaciones para
dicho año.
Alemania, la mayor economía del bloque, crecería un
1,7 por ciento este año después del 2,2 por ciento de crecimiento en
2017, dijo la Comisión, revisando a la baja su estimación anterior, que
estaba en el 1,9 por ciento. El próximo año, el crecimiento alemán será
del 1,8 por ciento en lugar del 1,9 por ciento. Volverá al 1,7 por
ciento en 2020.
Las previsiones de crecimiento también se
revisaron a la baja para Francia e Italia, la segunda y tercera
economías más grandes de la zona euro, y Italia sigue teniendo el peor
desempeño en la zona de la moneda común, con un crecimiento previsto de
solo 1,1 por ciento este año, 1,2 por ciento el año próximo y el 1,3 por
ciento en 2020.
En cuanto a España, cuarta economía del euro,
Bruselas ha rebajado su previsión de crecimiento para 2018 hasta un 2,6
por ciento, lo que empeora en dos décimas la anterior de previsión del
organismo.
Otro punto de crecimiento débil en Europa será Reino
Unido, que no es miembro de la zona euro y dejará la UE en marzo. Se
estima que la economía británica se expandirá un 1,3 por ciento este año
y un 1,2 por ciento el próximo, en línea con los pronósticos
anteriores. En 2020 se espera que el crecimiento se mantenga en 1,2 por
ciento.
Es probable que las
proyecciones de la Comisión proporcionen argumentos para que el brazo
ejecutivo de la UE inicie medidas disciplinarias contra Roma a finales
de este mes, a menos que Italia envíe un borrador presupuestario
revisado que esté en línea con las normas de la UE para el 13 de
noviembre.
Italia
ha dicho repetidamente que no cambiaría los objetivos del proyecto
presupuestario, que provocó un enfrentamiento sin precedentes con el
resto de la zona euro por parte del Gobierno populista en Roma, que ganó
las elecciones con la promesa de un mayor gasto y recortes de
impuestos.
La Comisión dijo que el Producto Interior Bruto (PIB)
italiano crecería un 1,1 por ciento este año, por debajo de la
proyección de Roma del 1,2 por ciento incluida en su proyecto
presupuestario.
En 2019, el PIB italiano aumentaría un 1,2 por
ciento, según la Comisión, en lugar del 1,5 por ciento previsto por
Italia, y en 2020 aumentaría un 1,3 por ciento, en lugar del 1,6 por
ciento estimado por Roma.
Un menor crecimiento supone que el
déficit presupuestario general de Italia sería del 1,9 por ciento del
PIB este año, por encima del pronóstico del Ejecutivo italiano, de un
1,8 por ciento.
El próximo año, la brecha presupuestaria,
impulsada por los planes de mayor gasto y recortes de impuestos para
cumplir promesas electorales, aumentará a un 2,9 por ciento, en lugar
del 2,4 por ciento previsto por Italia, y al 3,1 por ciento en 2020, en
lugar de caer al 2,1 por ciento como prevé Roma. Las normas de la UE
estipulan que los déficit de los países miembros deberían permanecer por
debajo del 3 por ciento.
El déficit estructural de Italia, que
excluye los cambios puntuales y los cambios en el ciclo económico, se
ampliaría aún más dramáticamente desde el 1,8 por ciento del PIB visto
este año al 3,0 por ciento en 2019 y al 3,5 por ciento en 2020.
Bajo
las normas de la UE, cuya ejecución corre a cargo de la Comisión,
Italia debería reducir su déficit estructural el próximo año al 1,2 por
ciento del PIB en lugar de dejar que aumente, y debería continuar
reduciéndolo cada año hasta que alcance un superávit.
Las
políticas de reducción del déficit ayudarían a Italia, la tercera mayor
economía de la zona euro, a reducir su deuda pública, la segunda más
alta de Europa después de Grecia. La Comisión pronosticó que la deuda de
Italia se sitúe en el 131,1 por ciento del PIB este año frente al 131,2
el año pasado.
El
ministro de Economía italiano, Giovanni Tria, ha argumentado que el
estímulo adicional para la economía derivado del mayor déficit
presupuestario aceleraría el crecimiento económico y que la deuda caería
como resultado.
Pero los pronósticos de la Comisión mostraron
que el efecto el próximo año sería minúsculo, ya que la proporción
bajaría a solo el 131,0 por ciento y en 2020 subirá al 131,1 por ciento.
Los mercados financieros han reaccionado al proyecto de
presupuesto 2019 con un fuerte aumento en los costes de endeudamiento de
Italia y a los responsables de la zona euro les preocupa que en algún
momento los inversores puedan perder la confianza en la capacidad de
Italia para pagar sus deudas, provocando otra crisis de deuda soberana
como la desatada por Grecia en 2010.