ROMA/PARÍS.- «Tenemos paramilitares listos para intervenir porque también ellos quieren hacer caer al Gobierno. Hoy todo está en calma, pero estamos al borde de la guerra civil».
Estas palabras las pronunció anteanoche, sin darse cuenta que un micrófono estaba abierto, uno de los representantes de los chalecos amarillos, Christophe Chalençon, con el que se entrevistó en París la semana pasada el líder del movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio. El video golpista de uno de los líderes más extremistas de los chalecos amarillos fue emitido en la noche del jueves por el programa «Piazza pulita» del canal italiano de televisión La7.
Las palabras del extremista Chalençon se consideran sumamente inquietantes, porque no dejan lugar a dudas sobre sus intenciones golpistas. En diciembre pasado, este portavoz de los chalecos amarillos había evocado en un video un golpe de los militares para lograr la dimisión del presidente francés, Emmanuel Macron, según recoge desde Roma el diario Abc de Madrid.
Tras destacar
que él se arriesga mucho porque le pueden «disparar un tiro en la
cabeza, pero no me importa», declara a la entrevistadora del canal
italiano La7, sin darse cuenta que la cámara de la reportera mira hacia
abajo, pero sigue grabando sus palabras: «Si me pegan un tiro en la
cabeza, el pueblo haría que Macron acabe en la guillotina».
Después
añade: «Se deben encontrar soluciones políticas muy muy rápidamente,
porque detrás hay personas listas para intervenir por todas partes.
Personas que se retiraron del ejército y que están contra el poder.
Macron tiene miedo», afirma Chalençon en el taller-fragua de un amigo
suyo en un municipio en el corazón de la Provenza.
Estás fortísimas palabras, pronunciadas a veces con énfasis y de forma repetida, como por ejemplo la palabra «paramilitares», han causado honda impresión en Italia, porque hablan de la peligrosidad de los chalecos amarillos, «mimados» por los dos líderes más destacados del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, vicepresidente del Gobierno y titular de los ministerios de Trabajo y Desarrollo Económico, y Alessandro Di Battista, miembro del ala más izquierdista del M5E.
Estás fortísimas palabras, pronunciadas a veces con énfasis y de forma repetida, como por ejemplo la palabra «paramilitares», han causado honda impresión en Italia, porque hablan de la peligrosidad de los chalecos amarillos, «mimados» por los dos líderes más destacados del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, vicepresidente del Gobierno y titular de los ministerios de Trabajo y Desarrollo Económico, y Alessandro Di Battista, miembro del ala más izquierdista del M5E.
Ambos estuvieron en
París entrevistándose con algunos líderes de los chalecos amarillos,
entre ellos Christophe Chalençon, para establecer lazos antes de las elecciones europeas
del 26 de marzo, con el claro objetivo de formar alianzas en el
parlamento europeo. Chalençon en la entrevista con la periodista de La7
llega a afirmar que coincide y se identifica con Alessandro Di Battista
-lo llama «amigo»-, hasta el punto de entenderse muy fácilmente,
«simplemente con la mirada». Chalençon destacó que vendrá a Roma para
entrevistarse con los líderes del M5E y que hay ya «una alianza con el
Movimiento 5 Estrellas».
Por si no hubieran sido suficientes la violencia y devastación que acompañaron en las manifestaciones de los chalecos amarillos, esta declaraciones golpistas de Chalençon han obligado a Di Maio a desmarcarse. El vicepresidente del gobierno ha declarado: «Sí al diálogo con los chalecos amarillos, pero no con quien habla de guerra civil».
Esa entrevista en París de los líderes del M5E con los representantes de los chalecos amarillos, y las posteriores declaraciones, suscitaron la irritación del presidente francés. Macron llamó a consultas al embajador de Francia en Roma, Christian Masset, acusando a los populistas italianos de «injerencias sin precedentes». Se creó así un grave conflicto diplomático.
Por si no hubieran sido suficientes la violencia y devastación que acompañaron en las manifestaciones de los chalecos amarillos, esta declaraciones golpistas de Chalençon han obligado a Di Maio a desmarcarse. El vicepresidente del gobierno ha declarado: «Sí al diálogo con los chalecos amarillos, pero no con quien habla de guerra civil».
Esa entrevista en París de los líderes del M5E con los representantes de los chalecos amarillos, y las posteriores declaraciones, suscitaron la irritación del presidente francés. Macron llamó a consultas al embajador de Francia en Roma, Christian Masset, acusando a los populistas italianos de «injerencias sin precedentes». Se creó así un grave conflicto diplomático.
Para evitar una mayor crisis con Francia, el segundo socio comercial de
Italia detrás de Alemania, intervino directamente el presidente de la
República, Sergio Mattarella, ganándose la confianza de Macron.
La buena
relación establecida entre ambos presidentes ha permitido que hoy haya
regresado a Roma el embajador francés, después del escándalo suscitado
por las «injerencias» de los populistas italianos.
Algunos medios
italianos han destacado que Macron le ha dicho a Mattarella que prefiere
tenerlo a él como interlocutor. De hecho, lo ha invitado a París para
una próxima visita al Palacio del Eliseo.
Se cumplen tres meses de protestas
Este 16 de febrero marca el 14.º sábado consecutivo de movilizaciones de los 'chalecos amarillos', en el marco de las cuales ciudadanos indignados han salido a las calles de París y otras ciudades francesas para protestar por las reformas económicas del Gobierno y la situación actual en Francia. Se han reportado casos de uso de gases lacrimógenos por parte de la Policía contra los manifestantes en la capital francesa.
Este jueves, uno de los activistas del movimiento, Cristophe Chalençon, afirmó en declaraciones a la cadena de televisión italiana La7 que el país galo se encuentra "al margen de una guerra civil" ya que, explicó, hay personas retiradas del Ejército en oposición al poder que "están listos para intervenir" y "derrumbar el Gobierno".
Las protestas de los 'chalecos amarillos' estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno del presidente Emmanuel Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
En el plano general, los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.
Se cumplen tres meses de protestas
Este 16 de febrero marca el 14.º sábado consecutivo de movilizaciones de los 'chalecos amarillos', en el marco de las cuales ciudadanos indignados han salido a las calles de París y otras ciudades francesas para protestar por las reformas económicas del Gobierno y la situación actual en Francia. Se han reportado casos de uso de gases lacrimógenos por parte de la Policía contra los manifestantes en la capital francesa.
Este jueves, uno de los activistas del movimiento, Cristophe Chalençon, afirmó en declaraciones a la cadena de televisión italiana La7 que el país galo se encuentra "al margen de una guerra civil" ya que, explicó, hay personas retiradas del Ejército en oposición al poder que "están listos para intervenir" y "derrumbar el Gobierno".
Las protestas de los 'chalecos amarillos' estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno del presidente Emmanuel Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
En el plano general, los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.
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