LONDRES.- El Brexit podría revertirse si los legisladores rechazan el acuerdo de salida planteado por el gobierno, dijo el domingo el ministro de Relaciones Exteriores británico, Jeremy Hunt, después de que dos importantes facciones euroescépticas en el parlamento advirtieran que la primera ministra, Theresa May, se estaba enfrentando a una dura derrota.
A solo 19 días de que el Reino Unido salga de la UE el 29 de marzo,
May está luchando, hasta ahora sin éxito, para asegurar cambios de
última hora en un tratado de salida de la UE ante el parlamento que el
martes se pronunciará sobre el acuerdo.
Si fracasa, se espera que
los legisladores obliguen a May a buscar una demora en la salida de
Reino Unido de la UE, algo que algunos temen que podría invertir la
decisión de 2016 de dejar el bloque. Otros argumentan que, sin una
demora, Gran Bretaña enfrentaría un shock económico si abandona la UE
sin un acuerdo validado.
“Tenemos la oportunidad de irnos el 29
de marzo o poco después y es importante que aprovechemos esa oportunidad
porque hay viento en las velas de las personas que intentan detener el
Brexit”, dijo Hunt a la BBC. “Estamos en aguas muy peligrosas”.
La
crisis laberíntica del Reino Unido por su pertenencia a la UE se acerca
a su final con una extraordinaria gama de opciones que incluyen un
retraso, un acuerdo de última hora, un Brexit sin acuerdo, una elección
inmediata o incluso otro referéndum.
El resultado final sigue sin
estar claro, aunque la mayoría de los diplomáticos e inversores dicen
que el Brexit definirá la prosperidad del Reino Unido para las
generaciones venideras.
Anteriormente, el gobierno ha intentado
utilizar el riesgo de que se suspenda el Brexit para convencer a los
euroescépticos de que respalden el acuerdo de May a pesar de sus
profundas reservas al respecto.
“Si quieren detener el Brexit
solo necesitan hacer tres cosas: eliminar este acuerdo, obtener una
extensión y luego tener un segundo referéndum. Dentro de tres semanas,
esas personas podrían tener dos de esas tres cosas ... y posiblemente la
tercera podría estar en camino”.
Nigel Dodds, líder adjunto del
Partido Unionista Democrático (DUP por sus siglas en inglés) que apoya
al gobierno minoritario de May, y Steve Baker, una figura destacada en
la gran facción euroescéptica de su partido conservador, advirtieron de
que “la situación política es sombría”.
“Un acuerdo de retiro sin
cambios será derrotado firmemente por una proporción considerable de
conservadores y el DUP si se presenta nuevamente a los Comunes”,
escribieron en el Sunday Telegraph.
The
Sunday Times dijo que May estaba luchando para sobrevivir en Downing
Street, ya que los asesores estaban considerando convencerla de que
ofreciera su renuncia en un intento por conseguir la aprobación al
acuerdo. El periódico también dijo que los ministros de su gabinete han
hablado sobre si insistir en que se marche incluso esta semana.
El
Parlamento británico rechazó el 15 de enero el acuerdo de May con 230
votos obligando a la líder británica a regresar a Bruselas en busca de
cambios para abordar el llamado respaldo irlandés, una póliza de seguro
diseñada para evitar el regreso de una frontera dura entre Irlanda e
Irlanda del Norte.
Muchos legisladores británicos se oponen al
acuerdo porque podría dejar a Gran Bretaña sujeta a las normas de la UE
por tiempo indefinido y separar a Irlanda del Norte del resto del país.
Sin
embargo, los intentos de May de reescribir la cláusula hasta ahora no
han dado ningún resultado, ya que los negociadores de la UE no están
dispuestos a satisfacer sus demandas, y Gran Bretaña rechazó una oferta
de compromiso.
Hunt dijo que la votación del martes
definitivamente se llevaría a cabo, y que era demasiado pronto para
decir que las negociaciones con la UE estaban estancadas. Añadió que
tanto el Reino Unido como la UE necesitaban mucho trabajo para llegar a
un acuerdo.
Si los legisladores rechazan el acuerdo de May el
martes, la mandataria prometió permitirles votar al día siguiente sobre
la posibilidad de abandonar el bloque sin acuerdo el 29 de marzo. Si
rechazan eso, el jueves deberían votar por un retraso “limitado”.
“En
el caso de que esta votación del martes no prospere, nadie sabe lo que
sucedería. En todo lo que siga habrá incertidumbre total, esa sería la
única certeza”, dijo el ministro de Sanidad, Matt Hancock, a Sky News.
El
Partido Laborista de la oposición británica debería apoyar la
permanencia en la UE si hay un segundo referéndum, dijo el domingo el
portavoz del Brexit del partido, Keir Starmer.
Sin embargo, Starmer dijo que el partido no buscará asegurar el apoyo en el parlamento para un segundo referéndum el martes.
En
medio del caos político, muchos ejecutivos de compañías están
horrorizados por el manejo del Brexit en Londres y dicen que ya ha
dañado la reputación de Gran Bretaña como principal destino europeo para
la inversión extranjera.
“Los negocios están conteniendo la
respiración en torno a las votaciones en el parlamento esta semana,
sabiendo que si el Brexit nos ha enseñado algo, es a esperar lo
inesperado”, dijo James Stewart, responsable del Brexit en KPMG Reino
Unido.
“Las compañías ahora están divididas sobre si una
extensión del calendario del Brexit es algo bueno. Algunos de los que se
prepararon temprano están sujetos a los planes de contingencia
específicos de marzo. Aquellos que tienen inventario adicional saben que
una extensión exprimirá su flujo de caja por más tiempo”.
Semana decisiva
Los diputados británicos votan a partir del martes concretar o postergar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, prevista el 29 de marzo, casi tres años después del referéndum de 2016 sobre el Brexit.
De momento, las negociaciones técnicas y políticas prosiguen en Bruselas, donde los representantes británicos quieren obtener de sus homólogos europeos modificaciones del acuerdo de retirada firmado con la Unión Europea (UE) en noviembre.
Este texto fue masivamente rechazado por el Parlamento británico el 15 de enero. Desde entonces la primera ministra británica, Theresa May, libra una batalla en dos frentes: por un lado, intentar obtener más concesiones de la UE, y por el otro tratar de convencer a los parlamentarios de su país que cambien de opinión.
En esta carrera contrarreloj, la 'premier' británica afronta la negativa de los europeos de reabrir las negociaciones. May podría volver este lunes a Bruselas para intentar obtener alguna última concesión.
En todo caso, May retornará el martes a la Cámara de los Comunes para someter de nuevo ante los diputados el acuerdo de retirada. Si es adoptado, Reino Unido tendría un Brexit ordenado, 46 años después de haberse sumado a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea.
En caso de rechazo, les preguntará el miércoles a los diputados si quieren salir de la UE sin acuerdo. Este escenario de ruptura brutal preocupa a muchos parlamentarios, y a los medios empresariales, debido a sus consecuencias económicas potencialmente caóticas.
Si los diputados se oponen a una ruptura brutal, votarán el jueves una propuesta para una postergación "limitada" del Brexit, más allá del 29 de marzo. Los dirigentes europeos han advertido que, para ser aceptada, esta postergación debe estar claramente justificada.
Pero hay alternativas a este plan de May. Si los diputados rechazan un Brexit sin acuerdo, una nueva votación sobre el acuerdo podría ser organizada inmediatamente después.
Ello permitiría a los parlamentarios --y especialmente a los fervientes partidarios del Brexit-- una nueva oportunidad para apoyar el acuerdo, en lugar de arriesgarse a un aplazamiento de la fecha de retirada de la UE, que sumiría al país en la incertidumbre.
El principal escollo en las negociaciones entre Londres y Bruselas reside en la "salvaguarda" (o "backstop" en inglés), un dispositivo para evitar el retorno de una frontera física entre Irlanda, miembro de la UE, y la provincia británica de Irlanda del Norte, destinada a abandonar el bloque.
Esa salvaguarda fue concebida para preservar los acuerdos de paz de 1998 y la integridad del mercado único europeo.
Este dispositivo prevé, en último recurso, el mantenimiento de Reino Unido en una unión aduanera con la UE, y un alineamiento más estrecho de Irlanda del Norte con las normas europeas. Este "backstop" es rechazado por los defensores del Brexit, que consideran que impide romper todos los vínculos con la UE.
Los diputados británicos más euroescépticos temen en efecto que esta salvaguarda deje al país indefinidamente atrapado en una unión aduanera con la UE, impidiéndole negociar acuerdos comerciales con terceros países.
Pese a nuevas reuniones de trabajo la semana pasada en Bruselas, Reino Unido no obtuvo las concesiones que buscaba para modificar esta disposición.
El sábado, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, instó a los diputados británicos a respaldar el acuerdo en cualquier caso, lo que se interpretó como que Londres no espera que la UE haga más concesiones.
El Partido Laborista, principal formación de oposición, ya afirmó su intención de rechazar el texto. "Estamos contra el acuerdo" declaró el sábado la diputada Emily Thornberry al Times. "Si es adoptado, entonces será necesario que sea sometido al voto de los británicos" en un nuevo referéndum.
En este contexto, Theresa May ha advertido a los diputados sobre la incertidumbre que generaría un rechazo del acuerdo.
"Apoyen el acuerdo y el Reino Unido saldrá de la Unión Europea. Rechácenlo, y nadie sabe lo que ocurrirá", sentenció el viernes.
Semana decisiva
Los diputados británicos votan a partir del martes concretar o postergar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, prevista el 29 de marzo, casi tres años después del referéndum de 2016 sobre el Brexit.
De momento, las negociaciones técnicas y políticas prosiguen en Bruselas, donde los representantes británicos quieren obtener de sus homólogos europeos modificaciones del acuerdo de retirada firmado con la Unión Europea (UE) en noviembre.
Este texto fue masivamente rechazado por el Parlamento británico el 15 de enero. Desde entonces la primera ministra británica, Theresa May, libra una batalla en dos frentes: por un lado, intentar obtener más concesiones de la UE, y por el otro tratar de convencer a los parlamentarios de su país que cambien de opinión.
En esta carrera contrarreloj, la 'premier' británica afronta la negativa de los europeos de reabrir las negociaciones. May podría volver este lunes a Bruselas para intentar obtener alguna última concesión.
En todo caso, May retornará el martes a la Cámara de los Comunes para someter de nuevo ante los diputados el acuerdo de retirada. Si es adoptado, Reino Unido tendría un Brexit ordenado, 46 años después de haberse sumado a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea.
En caso de rechazo, les preguntará el miércoles a los diputados si quieren salir de la UE sin acuerdo. Este escenario de ruptura brutal preocupa a muchos parlamentarios, y a los medios empresariales, debido a sus consecuencias económicas potencialmente caóticas.
Si los diputados se oponen a una ruptura brutal, votarán el jueves una propuesta para una postergación "limitada" del Brexit, más allá del 29 de marzo. Los dirigentes europeos han advertido que, para ser aceptada, esta postergación debe estar claramente justificada.
Pero hay alternativas a este plan de May. Si los diputados rechazan un Brexit sin acuerdo, una nueva votación sobre el acuerdo podría ser organizada inmediatamente después.
Ello permitiría a los parlamentarios --y especialmente a los fervientes partidarios del Brexit-- una nueva oportunidad para apoyar el acuerdo, en lugar de arriesgarse a un aplazamiento de la fecha de retirada de la UE, que sumiría al país en la incertidumbre.
El principal escollo en las negociaciones entre Londres y Bruselas reside en la "salvaguarda" (o "backstop" en inglés), un dispositivo para evitar el retorno de una frontera física entre Irlanda, miembro de la UE, y la provincia británica de Irlanda del Norte, destinada a abandonar el bloque.
Esa salvaguarda fue concebida para preservar los acuerdos de paz de 1998 y la integridad del mercado único europeo.
Este dispositivo prevé, en último recurso, el mantenimiento de Reino Unido en una unión aduanera con la UE, y un alineamiento más estrecho de Irlanda del Norte con las normas europeas. Este "backstop" es rechazado por los defensores del Brexit, que consideran que impide romper todos los vínculos con la UE.
Los diputados británicos más euroescépticos temen en efecto que esta salvaguarda deje al país indefinidamente atrapado en una unión aduanera con la UE, impidiéndole negociar acuerdos comerciales con terceros países.
Pese a nuevas reuniones de trabajo la semana pasada en Bruselas, Reino Unido no obtuvo las concesiones que buscaba para modificar esta disposición.
El sábado, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, instó a los diputados británicos a respaldar el acuerdo en cualquier caso, lo que se interpretó como que Londres no espera que la UE haga más concesiones.
El Partido Laborista, principal formación de oposición, ya afirmó su intención de rechazar el texto. "Estamos contra el acuerdo" declaró el sábado la diputada Emily Thornberry al Times. "Si es adoptado, entonces será necesario que sea sometido al voto de los británicos" en un nuevo referéndum.
En este contexto, Theresa May ha advertido a los diputados sobre la incertidumbre que generaría un rechazo del acuerdo.
"Apoyen el acuerdo y el Reino Unido saldrá de la Unión Europea. Rechácenlo, y nadie sabe lo que ocurrirá", sentenció el viernes.